Simeone y los suyos lo hicieron: el Atlético de Madrid es campeón de España 18 años después. Se repuso de una desventaja inicial y terminó festejando a lo grande en el Camp Nou ante un Barça que volvió a decepcionar.
Las piernas pesan, la cabeza presiona y el corazón late. Gabi seguramente esté fundido, reventado, cansado como pocas veces, pero en el minuto 92 es capaz de salir desde su propia área con un slalom que termina en el campo rival. El capitán, la prolongación del Cholo Simeone dentro de la cancha, explica en una acción qué es este equipo, qué es este Atlético de Madrid campeón de la Liga Española 2013/2014.
Pasión, sentido de pertenencia, inteligencia, sacrificio. Mucho se ha dicho ya de este conjunto que logró doblegar en 38 fechas a los colosos Barcelona y Real Madrid. Le faltaba dar ese último paso, el mismo que no había podido completar tanto frente al Levante como ante el Málaga. Si no hay sufrimiento, no sería el equipo colchonero.
Pero ese sufrimiento se potenció. Por varias razones: las rápidas salidas por lesión de Diego Costa y Arda Turán privaron a los madrileños de sus dos armas fundamentales. Sin el picante del Lagarto y la creatividad del turco, las cosas se ponían muy cuesta arriba. Como casi siempre, esto lejos de disminuir al equipo de Simeone, lo potenció.
Sin embargo, cuando había pasado el sofocón inicial y parecía querer jugar algunos metros más arriba un gol espectacular de Alexis Sánchez le daba el título a un Barcelona inerte, que de tan deshilachado perdió todos los rasgos que les quedaban de aquel equipo que maravilló al mundo. En este nuevo cosmos de jugar a hacer jugadas, un balón en profundidad se durmió en el pecho de Messi y se despertó con un latigazo fulminante del chileno. Ese desnivel propio de la genialidad de los talentosos blaugranas quería ponerle más dramatismo al juego.
El guión se rompió. El director en escena llegó al entretiempo dispuesto a mutar lo que venía ocurriendo. Cuando sus hombres podían caerse el gol en contra, cuando podían llegar a sentir que ese trabajo extenuante había sido en vano, cuando podrían haberse derrumbado con la salida de sus atacantes más avezados, el Atlético volvió del vestuario con otro plan de juego radicalmente opuesto.
Así como en Stamford Bridge en el complemento, así como en ese inicio ante el Barcelona por Champions en el Vicente Calderón, los primeros 15 minutos de la segunda mitad en esta fecha decisiva fueron para enmarcar por parte del Atlético. Una aplanadora. Con intensidad, le propuso un fútbol visceral y atrevido a un rival que no podía cruzar la mitad de la cancha. Presión en tres cuartos, dos toques como máximo en la posesión y desprendimientos de sus externos. Filipe Luis, Koke, Gabi, Villa. Excelsos. El empate -que el Guaje podría haber logrado a los 45 segundos de la segunda mitad cuando estrelló un tiro en el palo- terminó llegando por arriba, con un Godín que saltó tanto y tan alto que casi podría haberle dado un beso a alguno de los seguidores colchoneros que seguían el juego desde el tope del Camp Nou. Su cabezazo se repetirá durante años, fue el gol del título.
Podría haber llegado la ampliación, pero el orgullo blaugrana salió, y los últimos minutos fueron nuevamente de sufrimiento. Sin embargo, a diferencia de lo que se dio en la primera parte, parecía infranqueable ya el Atlético. Courtois tuvo que exigirse poco, sus líneas defensivas adelante de él se movieron siempre con corrección y ayudas constantes. Quedará para la polémica un gol anulado a Lionel Messi ya que no quedó claro si la asistencia no provino de un defensor madrileño. Una anécdota a esta altura.
El Barcelona cerró una campaña que debe ser un antes y un después. Malas decisiones en todos los ámbitos terminaron creando un equipo híbrido, apático, sin identidad de juego y con pocas variantes. Una pequeña muestra de la involución de este conjunto: las salidas de balón desde la primera línea, uno de los sellos distintivos del equipo catalán, hoy fueron inexistentes. Ante la mínima presión el Barcelona carecía de los recursos tácticos para romper esa asfixia. Ya tendremos tiempo más adelante de referirnos a esto.
Hoy todo debe ser para el Atlético de Simeone. Encima, este equipo tiene una final de Champions por delante. Quizás este primer título descomprima de presiones a los colchoneros. Rompíeron una sequía de 18 años cuando la liga bipolar era una realidad. Esta gesta aún puede ser más grande.
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