Realidades distintas se enfrentaron en el Sur de Italia. Por un lado, el escolta Roma, que a pesar de haber llegado como segundo en la clasificación, una victoria apenas retrasaba el festejo de un nuevo título por parte de la Juventus. En la otra vereda, un equipo necesitado, con hambre de sumar de a tres para escaparle al fondo de la tabla. Catania precisaba las tres unidades.
El comienzo del partido rompió todos los pronósticos. El local se le plantó de igual a igual a la Roma, y lo desencajó. Catania era dueño de la pelota, en la mitad de la cancha supo tener el balón aunque no profundizar para lastimar. Le costó romper la timidez y lograr penetrar por el medio, donde De Rossi generalmente cerró bien. Eso lo llevó a jugar por las bandas, sobre todo con Peruzzi, y hacer que la Roma quede en evidencia como un equipo lento y sin respuesta.
Pasaron 25 minutos para poder ver la primer situación clara. Con Roma abierto en defensa, el Catania sentenció tras una contra bien manejada. El tres contra tres fue demasiado para una defensa desprotegida que se vio doblegada por el buen manejo de pelota y la definición de Izco.
Después del gol la confianza del local incrementó. Se ánimo a jugar más con la pelota. El 1 a 0 fue el mensaje que esperaba, el que les daba la certeza de que ganar era posible. Fueron un par de minutos de practicidad, con dominio abrumador del Catania, marcaje intenso y asfixiante. Así impidió que Roma generé su juego.
La practicidad se vio clara en el segundo gol. Una jugada de pases directos, con transiciones certeras. Sin embargo, en la única desatención de la defensa, Roma encontró un gol a través de un pelotazo a las espaldas de los centrales. Junto al tanto y el resultado aún adverso, Rudy García movió el banco y mandó a la cancha a Gervinho en lugar de Taddei. Las intenciones eran claras. Atacar y empezar a inquietar al rival.
Sin embargo se mantuvo, y hasta el entretiempo llegó siendo el más claro, y dueño de la pelota. En el complemento, salió a la cancha con la sensación de estar agotado, de haber dejado todo en la primera parte. Así creció la Roma. Ya no era un equipo intenso y 100% entregado. Ambos se postularon como dueños de la posesión, sin embago las intenciones eran distintas. Roma quería atacar con ella, Catania tenerla para quitar la posibilidad de que le hagan daño.
En su peor momento en el partido se encontró con el gol en un rebote largó que dio el arquero tras un remate de Leto. El tercer tanto lo dejó muy golpeado a Roma, que se había reencontrado con su estilo, pero le duró poco la ilusión, el resultado lo dejaba muy lejos.
Hasta el final, el partido fue casi de compromiso. Terminaron buscando ambos con sus armas, pero siempre Catania superando, como si fuese quien pelea el campeonato. De esta manera, festejaron en el Sur y en el Norte, porque con este resultado la Juventus gritó campeón.
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