Con la goleada 4-1 como local ante Lazio, el Inter despidió con todos
los honores a Javier Zanetti y casi que sentenció su vuelta a Europa. Kovacic,
la gran figura del encuentro.
Finaliza el
partido, la despedida de un mito de Giuseppe Meazza. Javier Zanetti, aquel
chico que se inició en Banfield (en Primera, profesionalmente lo hizo en Talleres de Remedios de Escalada) y que arribó rápido a Europa dio por finalizada
su carrera en el fútbol profesional de una forma repentina, a pesar de que si
uno observa su físico se da cuenta que está para seguir. De hecho, en una
corrida por la banda deja a tres en el camino. Pero seguramente el tema físico
no debe ser el motivo, sino que la razón debe ser puramente personal y más
allá. Tras el gran homenaje al Pupi,
la realidad es que el Inter venció a Lazio y jugará internacionalmente la
próxima temporada.
El ingreso
a la Europa League seguramente no era lo anhelado a principios de la campaña,
pero sin duda que es mucho más que un premio consuelo, dado que es la primera
temporada en la que Mazzarri dirige a este equipo. Innovaciones tácticas, el
3-5-2 impuesto desde un primer momento, la apertura los ataques por las bandas,
el juego interior para profundizar luego, la flexibilidad en fase ofensiva.
Dentro de eso, en lo que puede ser caracterizado como un año de transición, el
Inter está a punto de volver a Europa, tras una pésima temporada en el año
anterior.
Frente al
conjunto de Reja, el partido no comenzó de la mejor forma. Las debilidades
defensivas volvieron a quedar de manifiesto en el primer minuto. Lazio jugó en
corto el córner y las marcas personales se desordenaron. Un cabezazo hizo de
pivote y, abajo del arco, el zaguero Biava empujó la pelota a la red. De todos
modos, esa ventaja inicial terminaría siendo contraproducente para el conjunto
capitalino, teniendo en cuenta la postura que adoptó posteriormente al gol.
Con su
línea de tres defensores dentro del área, y tomando bien las bandas para no
permitir a Jonathan ni Nagatomo hacer anchos los ataques para abrir, Lazio se
replegó muy bajo inmediatamente después del gol, para intentar salir rápido con
Keita. La precisión y exactitud de Kovacic fue elemental para abrir ese
entramado defensivo visitante. El mediocampista croata, que en los últimos
partidos le ganó el puesto al colombiano Freddy Guarín, soltó un pase brillante
al espacio para que Palacio, atacando ese vacío, quede de frente al arco y
defina.
Luego del
empate, Inter hizo simétricas las bandas, contaba con las proyecciones al
unísono por ambos bandos y llegaba masivamente al arco de Berisha, pero no
podía perforar a la defensa rival, que ganaba por dentro. Hasta que reapareció
Kovacic. Nuevamente, unos minutos después de ese gran pase a Rodrigo, Mateo
habilitó con un toque exquisito de tres dedos a Icardi, que definió al segundo
palo. Arriba en el marcador y el tercer gol, doblete de Palacio tras centro de
Nagatomo. La noticia de que finalice el primer tiempo fue la mejor para una
Lazio que terminó totalmente desbordada.
Extrañamente,
al complemento el equipo de Mazzarri salió muy retrasado. Decidido a intentar
cerrar de ese modo el partido, la primera chance fue para los romanos, pero
Handanovic sacó con espectaculares reflejos un cabezazo. Tal vez, si Lazio
hubiese descontado al comenzar la segunda mitad, el desarrollo hubiese sido
otro. Los minutos pasaron, el dominio de la visita se acentuó, y el Inter
comenzó a dejar demasiados espacios.
Los remates
de afuera se sucedieron, volvió a aparecer el arquero para redondear una tarde
excepcional, y Keita Baldé marró un gol solo dentro del área tras bajar la
pelota con un gran control orientado. Pero el Neroazzurro, en la primera
llegada, sentenció el resultado. Hernanes, con su capacidad para disparar con
ambas piernas, se hizo el espacio y sacó un zurdazo perfecto al segundo palo.
Imposible para Berisha, el brasileño convirtió el 4-1 y no lo festejó por
respeto a su ex equipo.
Así, el
Inter goleó con un gran primer tiempo, y un complemento en el que Handanovic lo
ayudó a aguantar el resultado. Cedió la iniciativa y pudo ser peor. Finalmente,
la noche terminó de fiesta. No solo porque los de Mazzarri están con un pie y
medio nuevamente en Europa, sino por la maravillosa despedida al eterno Javier
Zanetti.
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