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Torino ya nos espera

Sevilla venció al Valencia por una de las semis de la Europa League y metió un pie en la final del torneo. Rakitic, el alma y el juego de un equipo que sueña con dar la vuelta en Italia.






La Europa League entra en etapa definitiva y esta noche chocaron dos equipos españoles que en los últimos tiempos son de los pocos que le han plantado cara al duopolio Barcelona-Real Madrid. El Sevilla FC y el Valencia se enfrentaron con todos sus blasones recientes pero también con los fantasmas de la irregularidad que les han aquejado a lo largo de la temporada.

Ambas escuadras eran conscientes de sus posibilidades, puesto que enfrentar a un rival cotidiano a estas alturas y en estas instancias de una competición internacional, vale la ambivalencia de las ventajas y las desventajas. Por una parte, conocer tanto al rival es saber a qué jugar, es saber qué esperar. Por el contrario, deja abierta la posibilidad al enemigo de desarrollar una mejor estrategia para encararte y aprovechar todas tus debilidades.

Así, desde el minuto ambos equipos nos mostraron el guión que iban a seguir, una pelota filtrada del inteligentísimo Ivan Rakitic para Carlos Bacca y una notable atajada de Guaita definieron a los que serían los protagonistas del match.

Después, una encarnizada batalla en todo el terreno de juego bajo la mirada del permisivo referí, Damir Skomina, fue el tenor del juego hasta la media hora, con un Sevilla más vehemente y más decidido a sacar ventaja del Sánchez Pizjuán. Así llegó el primero con un taco de Stéphane M'Bia, más propio de un jugador cerebral que del rústico jugador francés. Grosero error arbitral en el primer tanto de los locales, un doble offside no señalado terminó en la genialidad del contención y el desaforado festejo de todo el estadio.

M´Bia, Genio (?)
Aún no asimilaban el golpe los visitantes cuando Carlos Bacca recibió una gran pelota del croata Rakitic y la cambió por gol con un tiro cruzado en el que Guaita nada pudo hacer, 36 minutos y el Valencia estaba en la lona. 

El entretiempo sirvió a Pizzi para recomponer al equipo y para buscar proponer más, y el Sevilla se dedicó a llevar a buen puerto esa ventaja de dos, para el partido de vuelta. Valencia ganó con el ingreso de Gaya por un Juan Bernat que se vio permanentemente rebasado por un muy veloz Bacca. 

Bacca tras el gol que dictó sentencia.
Pero el tiempo se le fue esfumando a un equipo carente de un concepto claro de juego y el Sevilla salió ganando con la intrascendente tenencia de pelota de los valencianos. Todavía el mejor de la cancha, aquel que porta el 11 en la espalda y el brazalete de capitán, generó un par desde la táctica fija. Si el croata va a llevar toda su clase a Brasil habrá que tener en cuenta a su selección.

El marcador no se movió pese a la insistencia del chileno Vargas, de Pablo Piatti y de Jonas que ingresaron para el complemento. Tampoco pudieron ampliarlo ni el colombiano Bacca ni el francés Gameiro que por momentos dio sensación de peligro.

Nos queda tras los primeros noventa minutos, percepciones positivas de dos equipos que pretenden llegar a Torino con la encomienda de llevar un trofeo más a sus vitrinas, que no se abren tan a menudo y que se van a desangrar si es preciso, con tal de dar una vuelta, más si se trata de una competición europea; más si alzan la mirada y no encuentran a ninguno de los dos gigantes del fútbol español por delante... aunque quizás otro gigante aguarde por uno de ellos... en su mismísimo feudo.

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