El Manchester City comenzó mal ante el Hull por la expulsión de
Kompany, pero se amoldó al partido, tuvo a un gran Silva, y finalizó ganando
2-0 de visitante. Triunfo para seguir el ritmo en Premier.
En el
contexto de una semana dura, el Manchester City no arranca bien en su visita al
Hull. Fue la eliminación en FA Cup jugando como local ante el mismo verdugo que
el año pasado le ganó la final, el Wigan. El Barcelona lo sacó de Champions. Es
decir, este partido como visitante debía ser considerado de total importancia
para no perder el tren en Premier League, pero los ciudadanos comienzan muy mal
y Kompany se va expulsado.
Cuando el
encuentro llevaba pocos minutos de juego, el delantero local Jelavic presionó
la salida del central belga, quién era último hombre, forzó su error y la consecuente
expulsión. Kompany perdió la posesión, y al verse superado no tuvo mejor
intento que agarrar al atacante rival, que iba solo rumbo a Hart. Tarjeta roja,
y las expulsiones continúan en la zaga citizen
considerando las de UCL. Antes de los 10 minutos, a los de Pellegrini
parecía que les cambiaban el libreto, aunque eso no ocurriría.
El español
Silva tomó la pelota en tres cuartos de cancha, se hizo el espacio y sacó un
zurdazo brillante al ángulo, con una comba asombrosa. Golazo del Chino para abrir un partido que empezaba
a hacerse dificultoso. De ahí en más, la actuación de David sería magnífica. En
esa primera mitad, su gol sirvió para tranquilizar al equipo, y siempre que
entraba en contacto con la pelota garantizaba posesión y buena circulación.
No
obstante, cuando el zurdo talentoso mediapunta de La Roja no tocaba la bola, su
equipo no era el mismo, dado que no había otro que se haga cargo del juego. Ni
siquiera Yaya Touré, que indefectiblemente debió haber sentido el cansancio de
tantos partidos porque su nivel fue bastante flojo a comparación de otros
grandes encuentros del marfileño. Igualmente, con la pelota bajo el dominio del
Hull, al local le faltaban ideas, mostraron sus limitaciones ofensivas, y todo
derivaba en una ruptura de Jelavic entre los centrales o un centro impreciso.
Pese a la expulsión,
el City se paró bien en un 4-4-1 que hizo incapaz al Hull de generar peligro.
Javi García pasó de central a jugar junto a Demichelis. Yaya Touré descendió
unos metros de su posición de inicio (detrás de Dzeko) y formó un doble pivote,
con Fernandinho. Por bandas, Nasri y Silva (muy suelto por todo el frente de
ataque), y en solitario arriba el centro delantero bosnio, que hizo un trabajo
muy sacrificado para obligar siempre en inferioridad numérica. En esos primeros
45 minutos, el City, aún sin ser el mismo de siempre, sin velocidad en tres
cuartos, aunque bien adaptado tras la expulsión, pudo haberse ido con más
ventaja, pero el gran remate de Zabaleta pegó en el travesaño.
Al
complemento, el bajo rendimiento de Touré se haría más notorio al asumir más
riesgos el Hull de mitad de cancha en adelante. Pese a finalizar casi siempre
en centros, esta vez los envíos eran más exactos y tanto Long como Jelavic estuvieron
desacertados frente al arco contrario. Algunas contras esporádicas le daban
lugar al City, pero Fernandinho erró el segundo abajo del arco. Más allá de que
se jugaba en su campo, el City no sufría ante un equipo al que le costaba
asociarse para abrir a la defensa celeste, y en el que no abundaban los apoyos
y desdobles por banda para generar superioridades. Algunos remates de afuera
sin precisión y Hart que apareció en los momentos justos, sin ser figura, terminaban
configurando el resultado a favor de los visitantes. Además, Lescott ingresó y
García volvió al medio para tener más solidez en el fondo.
Sobre el
final, Dzeko tuvo dos en transición ofensiva. Una, definió al cuerpo del
arquero. En la otra fue efectivo y puso el 2-0 final, tras una enorme
habilitación de la figura del partido, David Silva. Fue un encuentro muy
similar al que el conjunto de Pellegrini jugó ante el Newcastle, en el que
defendió más de la cuenta, esperó ordenado, y amplió la diferencia en el
marcador en el cierre. Aquella vez fue Negredo, en esta ocasión Dzeko.
Un City que,
en medio de la pelea en todos los frentes, quedó afuera de dos certámenes en
una semana. Necesitaba ganar, más allá de las formas. Sin Kompany, se paró
bien, y golpeó en los momentos justos. Ahora, con tres partidos menos que el
Chelsea, intentará ir por todo en la Premier League, la única competencia que
le queda, después de conquistar la Capital One Cup.
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