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La capacidad de evolucionar lo inimaginable

Con la victoria ante el Hertha en el Olímpico de Berlín, el Bayern Munich obtuvo una nueva Bundesliga. El premio a un equipo que juega incluso mejor que la temporada anterior, bajo la evolución liderada por Guardiola desde el banco.



En una entrevista reciente, Josep Guardiola expresaba que su primer contacto con el Bayern Munich había sido en febrero del 2012, en la tradicional Audi Cup que se disputa anualmente en la capital germana. Entre la preparación de su equipo, por ese entonces el Barcelona, estaba tomando un café cuando se encontró a los directivos del club bávaro, quienes le consultaron acerca de sus ideas a futuro. Ese fue el comienzo.

Luego, la finalización de cuatro años prodigiosos con la institución catalana, un año de descanso en Nueva York, la oficialización a principios de 2013 de que volvería a trabajar, ya que esos mismos dirigentes, entre ellos Beckenbauer o Hoeness, lo contrataban para conducir al Bayern. Con Jupp Heynckes en el banco, los bávaros finalizaron una temporada magnífica obteniéndolo todo, pero Osram se retiraba y en su lugar llegaba Pep.

Había pasado el tiempo sabático, un nuevo desafío comenzaba, no de la mejor manera con la derrota en la Supercopa alemana ante el Borussia Dortmund. Pero su trayectoria en Munich recién empezaba, y la idea no se introduce en un equipo de un día para otro. De todas maneras, no necesitó mucho tiempo Guardiola para asentar a su equipo bajo las sólidas bases de su ideal futbolístico. 

En la actualidad, cuando el conjunto teutón obtiene su 24º Bundesliga, pulverizando récords, de forma invicta, se observa claramente la evolución marcada por el entrenador de Santpedor. El mismo decía que en el éxito es cuando más debes renovarte, y razón no le faltaba. Con sus propios actos, lo demuestra. Si aquel equipo de Heynckes parecía inmejorable, y aquel partido en Westfalia hizo emerger las críticas de porqué tocar lo que funcionaba a la perfección, Guardiola se encargó de imponer su estilo y acallar esas voces.

La intensidad y verticalidad eran conceptos que el Bayern 2012/13 utilizaba a la perfección. Era temible por bandas, con una diferencia abismal de los jugadores con los que disponía en ofensiva. Ganó todo, pero Guardiola llegó a Munich con su propio libreto, y si bien le costó en aquel primer encuentro, hoy evidentemente es su equipo. Su mano se ve con eficiencia, y lo que parecía una utopía lo logró con creces.

Quizá esa sea la mayor virtud de este director técnico español, evolucionar lo imposible de hacer mejor. Hacer que su estilo trascienda en todas partes, que busque ser imitado en infinidades de equipos (también selecciones), y que siga siendo efectivo, además de vistoso. Marcando récords, hoy este Bayern Munich se consagra en la Bundesliga, y ya no le queda más que superarse a sí mismo. Dado que si en la campaña anterior se consagraba cuando faltaban seis fechas para el final, esta vez lo hace a siete jornadas del desenlace.

Pep, el cerebro de este Bayern.
Muchas han sido las variantes que introdujo en el equipo. La salida del fondo fue una de ellas; la capacidad de evolucionar de dos centrales –Boateng y Dante- que parecían no muy técnicos con el fin de poder atravesar una primera línea de presión, más allá de las dificultades en el primer pase. Variantes tácticas imposibles de imaginar, que solamente entran en su cabeza. Porque, como pude leer hace un tiempo nomás, Guardiola es la capacidad de anticiparse, de observar en lugar de solo ver.

Otro elemento que modificó fue la utilización de Philip Lahm. De mejor lateral del mundo, a casi mejor mediocentro del planeta. Pep expresaba que la intención de colocar en el centro al capitán obedecía a que era el jugador que menos pelotas perdía. Casi ninguna, dado lo increíble de los movimientos de Lahm para proteger la pelota y trascender con ella. El cambio no pudo haberle salido mejor, Philip es elemental en la salida lavolpiana al meterse entre los centrales, y en la rotación en el centro del campo suele ubicarse de interior y llegar al extremo.

La colocación de falsos laterales como interiores, la habilidad de Kroos para no fallar siquiera un pase, las rupturas de Robben y las asistencias de Tony, la creación de constantes 1vs1 por banda, la capacidad de hacer asimétricos los costados para generar distracción en un flanco y cambiar de frente al otro. Todo, marcado por un denominador común, la posesión de balón, y un juego de posición que cada día crece un poco más.

Cambio de ritmo cuando lo desea, profundización si así lo requiere, protección de la pelota como ningún otro equipo sabe hacerlo (como pocos supieron en la historia), adaptación a otros métodos si el rival obliga. Tal vez lo único en lo que se puede machacar es en que en ciertas ocasiones queda mal parado ante una pérdida, pero quitarle la pelota a este Bayern es una quimera, y suelen recuperarla rápido en la zona donde la pierden por una presión intensísima.

Su segundo partido en Dortmund, cambiando el destino con la inteligencia de los cambios. El falso 9 con Mario Gotze, entrando y saliendo, nunca referencia. Hacerlo con dos jugadores, sumando a Muller. Doble falso 9. Mandzukic siendo un atacante de mucha ambición goleadora, pero que también se involucra en el juego. De los centro delanteros que realmente seducen a Guardiola.

Luego de esta consagración histórica, seguramente Bayern utilizará la Bundesliga para pulir aspectos tácticos. De ninguna manera, cuesta imaginarlo, dejará el certamen a un lado para abocarse a las restantes competencias. Vendrá el Manchester United en Champions League, y la posibilidad de seguir batiendo marcas para superarse a sí mismo, y también al club, cuyos números en la pasada temporada parecían inalcanzables. La razón es Guardiola. La evolución de algo inimaginable.

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