En el primer amistoso del año, Argentina empató 0-0 ante Rumania como
visitante. Estuvo inconexo arriba, con fallas defensivas, aunque queda la
sensación de que el colectivo no arriesgó.
En
principio, un rival accesible. De todas maneras, en la cercanía del Mundial, ya
menos de 100 días, el conjunto de Alejandro Sabella pareció regular fuerzas en
el amistoso de fecha FIFA. No fue su mejor partido, hay poco que destacar, pero
no menos cierto también es que pudo haberlo ganado. Igualmente, en la cercanía
del gran objetivo, hay fallas, tanto individuales como grupales, que alarman. Y
es mejor que sucedan en este período.
La medida
era buena para este Seleccionado. A pesar de no ser de renombre, los rumanos
cuentan con buenas individualidades en su plantel. Y desde los primeros
instantes de partido se observó con claridad su idea, no muy rebuscada, aunque
con cierta generación de peligro en el arco de Romero. Los locales se
reagrupaban bien, con movimientos colectivos sincronizados, y a la recuperación
salían muy velozmente hacia el arco argentino. Una fórmula que repitieron en
casi todo el primer tiempo.
Los
dirigidos por Victor Piturca se sintieron cómodos con esas formas. Avanzaban en
el campo, y todo derivaba en Marica, el centro delantero. Tanto Basanta –jugó por
Garay- y Federico Fernández, tuvieron un mal partido, con fallas de
anticipación y de marca. Rumania así tuvo dos chances, ambas de cabeza, pero
salvó Sergio Romero en esas oportunidades. Ante la falta de continuidad en el
Mónaco, Chiquito respondió bien de
todos modos, con grandes reflejos en las ocasiones en las que tuvo que
intervenir.
Esa idea
del conjunto rumano se vio potenciada por la dificultad en el período inicial
de Argentina para transcurrir en el juego con la posesión de balón. Pérdidas
fáciles en tres cuartos posibilitaron las rápidas transiciones del elenco
contrario. Inconexo arriba el conjunto blanquiceleste, no había combinaciones
veloces, de esas que acostumbra a desarrollar este equipo, y todo se redujo por
momentos a acciones individuales, como la de Agüero que por poco no finalizó en
la apertura del marcador.
Rumania
retrocedía de manera organizada, pero no tomaba bien las marcas. Y en una de
las pocas contras argentinas, Di María abrió para la llegada de un solitario
Higuaín, pero el delantero del Napoli no pudo aprovechar la situación de gol. Los
primeros 45 minutos se consumieron en las nulas sociedades ofensivas, un medio
de rápida transición (Mascherano casi no tocó la pelota, Gago muy impreciso), y
una defensa que dejó varios espacios laterales y que contó con fallas
individuales muy notorias y peligrosas.
Una muy
pobre producción dejaba el primer tiempo, pero a la segunda mitad Argentina
salió un poco mejor, con una cara ciertamente renovada. Más posesión y protagonismo
de Mascherano en la unión entre la salida de balón y la fase ofensiva, y mejor
movilidad de los cuatro de arriba. Pero faltaba agresividad y profundización.
Messi por momentos estuvo muy cercado y se vio obligado a retrasarse varios
metros para organizar el juego.
Después de
algunos minutos, la presión rumana en la mitad de cancha desapareció, y los
cambios de Piturca fueron metiendo al equipo un poco más atrás. Salió Tanase,
el ‘10’, quién era el mejor socio en transición de Marica. Y también salió el
propio delantero, dejándole su lugar a Rusescu. Allí los de Sabella encontraron
algunas chances de gol, pero no lograron convertir. Y Costel Pantilimon, el
arquero del City que había ingresado para el arranque del complemento, tuvo un
atajadón a Lavezzi, cerca del final.
Ante la
incapacidad en el primer tiempo para ser profundos por banda, el entrenador
argentino ubicó a Palacio por la línea de cal (yendo Di María más de interior),
pero el del Inter no pudo hacer mucho por los costados. Luego sacó a Higuaín, e
hizo que Rodrigo fuera al centro. Un partido sin la agresividad deseada en tres
cuartos, que demuestra algunas carencias del equipo para crear oportunidades
sin abundancia de espacios. No obstante, no es necesario tomar en gran
consideración este empate, teniendo en cuenta la cercanía de la Copa y una
actuación con el freno de mano puesto. Sí que tendrá que mejorar aspectos del
juego colectivo y del retroceso. Mientras tanto, un empate sin muchas ideas
para quebrar el resultado.
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