El 17 de Junio de 1962 en el Estadio Nacional de Santiago, se disputó aquella definición del trofeo Jules Rimet entre el defensor del título y el subcampeón en la edición de 1934. Repasamos todo lo que sucedió ese día.
Un partido con muchos detalles, en el que cada selección con su estilo, derramaron hasta la última gota de sudor para levantar el título. Brasil con su alegría histórica e improvisación. Los checos con un gran bloque defensivo, juego cauteloso y clásico sin adornos pero con eficacia.
Abundaba la cortesía entre los protagonistas, el ahora llamado Fair Play fue el ganador del envite (algo antagónico a lo acaecido durante la copa donde varios enfrentamientos se convirtieron en batallas). Un encuentro en el que la frase "el arquero embolsa como los de antes" se confirmaba tras ver muy seguros bajo los palos y en jugadas aéreas a Gilmar y Schroif -de gran Mundial pero catastrófica final-.
El público se inclinó por animar a Brasil pero en los minutos finales se mostró descontento por la pérdida de tiempo de los sudamericanos. Mientras se podía escuchar por debajo de la voz del narrador, las teclas de las máquinas de escribir. El mismo comentarista acotaba que uno de los 3000 redactores era el integrante y capitán de la selección Argentina en 1930, Manuel Ferreyra (jugador de Estudiantes).
El camino a la final
El elenco entrenado por Aymore Moreira se había plantado en el último partido tras ganar el Grupo C que compartía con la finalista Checoslovaquia (0-0), México (2-0) y España (2-1). En Viña del Mar eliminó a Inglaterra (3-1) y ya en la capital chilena y en semifinales hacía lo propio con el anfitrión (4-2).
Por otro lado, el conjunto entrenado por Rudolf Vytlacil, terminó segundo en el mismo Grupo C tras sumar una unidad más que México (1-3) y España (1-0), gracias al empate con Brasil. Tras dejar en el camino a Hungría por la mínima en Rancagua, se plantaba en la final tras imponerse 3-1 a Yugoslavia.
Detalles decisivos y los nombres propios de aquel cotejo
Si bien Brasil era favorita y mejor en individualidades, Checoslovaquia rendía tributo a aquellas defensas inmunes y soberbias casi sin fisuras.
Los europeos fueron superiores en en primer cuarto de hora hasta la aparición de Garrincha. Vavá ya había avisado con un cabezazo al palo tras centro del extremo mágico, pero Masopust adelantaba a los suyos con una llegada por sorpresa desde segunda línea; aprovechándose del gran pase visionario de Popischal (quien ejecutó una perfecta diagonal de afuera hacia dentro), para definir con tranquilidad ante la salida de Gilmar.
Los brasileños empezaban perdiendo otra vez una final como en Suecia 1958. El joven revelación tras la ausencia de Pelé (por lesión en el segundo partido), Amarildo, bajaba a recibir entre líneas e incluso de animaba a caer a banda. De uno de sus intentos llegó el empate.
Garrincha corre para abrazar a Amarildo |
El atacante penetró desde la izquierda de la defensa checoslovaca, ante la pasividad del mediocentro Kvasnak que no llegó a tiempo, el pasivo lateral Tichy y el central por ese sector Pluskal que nada pudo hacer ante el disparo sorpresivo al primer palo regalado por el meta Schroif.
Tras ir por debajo en el marcador durante un minuto, la reacción fue instantanea y desde el empate hasta el final fueron los brasileros quienes tomaron el control pese a no profundizar en la mayoría de las jugadas.
Muchas de esas ocasiones para ambos equipos eran disparos desde fuera del área. Checoslovaquia solo encontraba el desborde de Popischal solo en algunas ocasiones por culpa de las repetidas ayudas de Zagallo (excelente en tareas defensivas, muy sacrificado) a Nilton Santos (37 años).
Abundaba el toque y la imaginación en las puertas del área por el pasillo central, pero la sólida defensa checa era infranqueable y las filtraciones eran misión imposible. El primer acto se cerraba con un par de disparos desde lejos controlados en un tiempo por ambos metas y una falta de Didí que a punto estuvo de sorprender a Schroif.
Tras la pesadilla bajo el nombre de Garrincha, el entrenador checo tomó cartas en el asunto y sumó a un hombre más para neutralizarlo. Ya no solo eran el lateral izquierdo Novak, el mediocentro Masopust y el extremo Jelinek, también se sumaba por momentos el restante mediocentro más posicional, Kvasnak. De esta manera el segundo tiempo de Garrincha fue casi testimonial.
La dupla formada por Zito y Didí no sufrió en demasía en zona defensiva, sí para la conexión, para así ejercer de nexo con Vavá y el resto de atacantes.
El encuentro no tenía un dueño claro hasta que en el minuto 68, una pérdida en ataque de los europeos fue bien conducida por Zagallo quien abrió a la parcela izquierda para Amarildo que tras un recorte sobre Tichy, centró al segundo palo donde aparecía solo Zito (más participativo en facetas ofensivas en los segundos 45 minutos) que empujó de cabeza para darle el segundo tanto a Brasil.
Con los checos volcados en ataque, y alguna jugada polémica no señalada por Latychev, llegó el 3-1 definitivo obra de Vavá. Todo comenzó con un saque de banda de Garrincha hacia Djalma Santos que centró al punto del penal, Schroif tomó el esférico en el aire pero inexplicablemente y ante la sorpresa de su central más cercano (Pluskal) el balón se le escapó y Vava no desaprovechó el regalo.
El match estaba listo para sentencia y resultaba incluso sorprendente como se había definido más por errores individuales y conceptuales que por acciones de calidad y/o de elaboración. Quizá una marca registrada en aquellos tiempos en el que se evitaban trámites burocráticos en la medular y los idas y vueltas eran vertiginosos.
Cabe destacar entre los mejores, a dos jugadores por selección: Kvasnak y Popischal por Checoslovaquia y Mauro junto a Garrincha en Brasil.
El 19 checo, de gran presencia era el cerebro y el nexo de su equipo. Distribuía con claridad y no se complicaba ante la mínima presión, era una rueda de auxilio para todos sus compañeros sea cual fuese la zona de riesgo. Un mediocentro posicional que permitía las subidas por sorpresa de su compañero en la medular, Majopust, el autor del único gol del bando perdedor.
Se presentaba un duelo de extremos entre Popischal y Garrincha. Ambos desequilibraron en el primer tiempo pese a las ayudas que recibían sus marcadores por banda. El extremo checoslovaco sufrió con la persecución de Zagallo, que acudía ante cada llamado de Nilton Santos cuando éste se veía superado.
El mago brasileño pudo romper la telaraña confeccionada por el triángulo Jelinek-Masopust-Novak, pero en el segundo tiempo abdicó ante la superioridad por ese sector con la cooperación de Kvasnak.
El defensa central Mauro, fue un auténtico espectáculo. Rechazó cada balón que alcanzaba o que aterrizaba por su lado, limpio en la anticipación, un seguro de vida ante la adversidad por estatura de sus contrincantes. Siempre estuvo bien posicionado y no falló en ningún balón dividido. También demostró elegancia a la hora de salir con la pelota en los pies.
Las polémicas y las estadísticas
Existieron dos jugadas para el debate, lo curioso es que ambas fueron protagonizadas por los mismos jugadores de cada equipo. Obviamente entendemos que la tarea del referee siempre es la más complicada, y que sentados en el sofá de casa con más de tres repeticiones todo se ve más claro, pero en las imágenes podemos observar que está muy bien ubicado para visualizarlas.
En la segunda mitad, tras una asistencia de cabeza dentro del área de Sherer a Jelinek, él segundo disparó y la mano extendida de Djalma Santos impidió que el cuero llegase a destino.
También, en el minuto 79, con los mismos intérpretes, una situación más discutible y bajo el criterio del colegiado. Esta vez el esférico parece rebotar de forma casual en el brazo derecho de Djalma ante el intento de Jelinek, se señaló la infracción pero fuera del área.
Las estadísticas finales fueron las siguientes:
Faltas: Brasil 9-14 Checoslovaquia
Tiros a puerta (desviados): Brasil 19 (9)-9 (6) Checoslovaquia
Córners: Brasil 7-3 Checoslovaquia
Fueras de juego: Brasil 2-2 Checoslovaquia
Brasil fue el campeón del Mundial 1962, de forma merecida y con la ausencia de Pelé. Muy digno segundo lugar de Checoslovaquia y tercer puesto de Chile. El portero del subcampeón sería elegido como el mejor en su puesto de todo el campeonato, mientras que el trofeo para el goleador fue compartido entre los brasileños Garrincha y Vava, el chileno Sánchez, el yugoslavo Jérkovic, el húngaro Albert y el soviético Ivanov cada uno con cuatro dianas.
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