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Triunfo de campeón

En el último minuto, Terry obligó a Howard y el arquero metió la pelota en su propio arco. Así se llevó Chelsea una victoria de su propio estadio por 1-0 ante un Everton que le planteó un partido difícil.






Termina el primer tiempo y se notan los gestos de disconformidad e incomodidad de José Mourinho. Sus muecas son evidentes desde el banco de suplentes. El Chelsea que él dirige no juega bien, no puede desplegar su idea y sufre ante el equipo revelación de esta Premier League, el Everton. Desde un principio, en el que parecía que los Blues se apoderaban de la pelota, el rival le quitó la posesión y comenzó a complicarlo mediante la tenencia.

A partir del primer cuarto de hora del tiempo inicial, los dirigidos por Roberto Martínez son dueños de la pelota, presionan alto, hacen del local un equipo partido, recuperan en campo contrario y crean las más peligrosas. Primero Osman con un remate fortísimo de afuera del área que Cech saca con grandes reflejos al córner. Luego, una muy buena combinación ofensiva que culmina Mirallas, aunque se antepone Cahill y nuevamente es tiro de esquina.

Fueron 45 minutos de superioridad visitante. El doble pivote del Chelsea, conformado por Matic y Lampard, se vio desbordado. Por allí iniciaba Barry y se acercaba Pienaar para dar formas a los ataques. Osman también formaba parte de esas asociaciones. Pero le faltaba concretar en el arco contrario a los Toffees, y sufrieron dos bajas importantes para este juego. Porque Lukaku se recupera de una lesión aunque igual no podría haber jugado dado que su pase pertenece a Chelsea; y a último momento, cuando iba a ser de la partida, Lacina Traoré se lesionó en el calentamiento previo al partido. Así, fue Naismith el que salió a la cancha, pero no le quedó ninguna clara.

Hazard arrancaba muy atrás en el dueño de casa, los volantes no tocaban la pelota y se hacía difícil la transición. No había combinaciones en velocidad como acostumbra Chelsea en ofensiva y, si hubo alguna situación, fue por las habilidades individuales y aprovechamiento de espacios a la contra. Bob Martínez planteó un partido ofensivo, tanto Coleman como Baines pasaban continuamente al ataque, sin embargo no pudo convertir, y lo terminaría pagando.

Las señales de Mourinho siguieron desde el banco. Las cámaras iban con él, aunque el portugués respondió en el entretiempo. Para salir al complemento, un cambio que modificaría, de cierta manera, la ecuación del desarrollo del partido. Brasileño por brasileño, Ramires ingresó por un Oscar errático y dubitativo. El ingreso del moreno volante hizo que ahora haya tres mediocampistas para tomar el centro del campo y, además, permitió que Lampard se suelte más y se asocie en tres cuartos. Matic pasaría a tener un lugar fundamental para sostener al equipo. Tuvo una clara el propio Frank de frente al arco, después Howard dijo que no con una brillante doble tapada ante Eto’o e Ivanovic. Seguía sin haber goles, aunque el cambio en el local era evidente.

La tapada de Tim Howard a Ivanovic. Fundamental.
También el cambio que introdujo el entrenador luso jugó a favor del sistema defensivo del Chelsea, dado que Osman y Pienaar terminaron muy aislados de Barry y al ex Manchester City le faltaron socios. Encima, por Lion entró Ross Barkley, joven promesa, y estuvo muy impreciso, al punto de que varios ataques que llevaban peligro se diluyeron por su mal pase o por fallar en la decisión final. El segundo tiempo del Everton no fue el mismo que el primero, solo hubo chances de gol con remates desde afuera.

De todas maneras, luego de unos minutos furiosos de los Blues, el partido entró en una meseta de pelea por la posesión de balón en mitad de cancha. No se sacaban diferencias, de hecho el encuentro fue muy equilibrado. Pasaban los minutos, pero llegó el período en donde Chelsea jugó como verdaderamente necesita para los objetivos a los que aspira en esta temporada.

Llegaron los últimos 15 minutos, y recién allí Chelsea jugó como el contexto le pide. Presionó a su rival, tuvo varias situaciones para marcar, aunque ni siquiera Torres y Schurrle, que habían entrado, podían darle la victoria. Se sucedieron las faltas cerca de Howard, y sobre el final llegaría el festejo. Centro de Lampard, Terry aparece solo en el área chica y, obligando al arquero, hace que éste meta en su propio arco el balón. Una vez más, los dos históricos le dieron puntos al equipo. Triunfo fundamental para las aspiraciones, de esos partidos que es menester ganar para alcanzar algo grande. El Everton comenzó bien, pero un cambio rival lo cortó y terminó muy desequilibrado.

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