Después de un año que mostró grandes diferencias de un semestre a
otro, los de Ramón Díaz encaran nuevamente la competencia oficial, con otra dirigencia, y
nuevas expectativas.
El año 2013
fue, sin dudas, el más importante del último tiempo para River. El club,
golpeado en la última década, devastado económica y socialmente, atravesó un
año político cargado de críticas a la anterior gestión comandada por Daniel
Alberto Passarella. Sus decisiones en cuatro años, el primer año y medio que
derivó en el descenso, las formas de vender entradas, la falta de ingresos, las
complicaciones a los socios, y otros aspectos más, terminaron por estirar una
situación que ya no daba para más.
Finalmente,
cerca de fin de año, la fórmula lidera por Rodolfo D’Onofrio venció en las
elecciones por un gran número de diferencia y se hizo cargo de la presidencia.
Lógicamente, hizo referencia desde un principio sobre la realidad del club y
las múltiples deudas que tiene la institución para lograr volver a ser en el
futuro. El proceso siempre es de largo plazo si es de este tipo, aunque desde
que comenzó el 2014, más allá de resultados, se comenzó a respirar otro aire en
el club. Un aire de renovación, esperanzador de cambio.
Junto a la
nueva dirigencia se da el retorno de los grandes ídolos, esos que por una
extraña razón o por la personalidad ególatra del anterior máximo dirigente,
estaban afuera. Amadeo Carrizo fue nombrado presidente honorario, Alberto
Alonso será asesor del presidente, Enzo Francescoli será manager y junto con
Leonel Gancedo estarán en ámbito del fútbol, Ortega estará en la reserva, Ubaldo Fillol se ubicará en el
Departamento de Arqueros, y a eso se le suma la continuidad de Ramón Díaz en el
banco y la llegada de Fernando Cavenaghi.
Cavenaghi afrontará su tercera etapa en River |
Pasando al
plano futbolístico teniendo en cuenta estos dos últimos nombres, la ilusión
toma otra fuerza. Hubo muchos que pidieron la renuncia del director técnico,
sin recordar que durante diez años lo pidieron a gritos y hoy no le bancan un
mal semestre. El centro delantero llega nuevamente al club en el que se
transformó en ídolo –por si faltaba algo tras el período en el cual hizo su
debut- al regresar cuando el equipo disputó la B Nacional. Igualmente, no viene
mucho con rodaje en el último año, pero la capacidad goleadora es una de sus
virtudes, y un punto elemental que River necesitará de cara al año que acaba de
comenzar.
El primer
semestre del 2013 fue bueno para el conjunto. Sin desarrollar un gran fútbol,
ganando partidos por poca diferencia o simplemente por la jerarquía que emana
su conductor desde afuera de la línea de cal, terminó en el segundo puesto, a
solo tres puntos del mejor equipo argentino del último tiempo, el Newell’s de
Gerardo Martino. Pese a que ese torneo fue ilusionante, lo que vendría no sería
lo mejor. Posteriormente a rechazar unas supuestas ofertas de Emiratos Árabes,
Ramón Díaz encaró la segunda parte.
Sin
embargo, nunca encontró el juego, tampoco el equipo ideal, los refuerzos más
importantes recién fueron habilitados para jugar en la cuarta fecha, y así
perdió mucho tiempo de preparación. El primer torneo de la 2013/14 fue
realmente malo, muy pobre en resultados y en capacidad de gol, finalizando
entre los cinco peores en la clasificación que acabó con San Lorenzo como
campeón.
Así como
hubo muy poco acierto en el arco rival, fue uno de los equipos menos vencidos,
pero en eso tuvo que ver la emergente figura de Marcelo Barovero, que tuvo un
nivel escandaloso y salvó varios partidos. Como casi nunca antes, los partidos
de River en un torneo tuvieron una cuota de gol muy baja, tanto a favor como en
contra. De no haber sido por el arquero, cuesta imaginarse como habría
finalizado River el certamen, en qué posición.
Barovero fue clave en varios partidos del año 2013 |
Ese segundo campeonato fue un contraste para Ramón Díaz. Es cierto que nunca encontró un modelo, un sustento táctico, una identidad a respetar en cada cancha. Los resultados fueron malos, y el segundo puesto anterior no le sirvió para fortalecer su imagen. Fue criticado por muchos hinchas, algunos que lo querían ver afuera. Ahora que continua, tras el inconveniente de su contrato y el de su hijo Emiliano Díaz (firmado con Passarella, rebajado y de mutuo acuerdo con D’Onofrio), estará bajo la lupa, pese a que los dirigentes ya han sostenido públicamente que su proceso no está atado a resultados del primer semestre del año. En el mercado solo se pudieron habilitar dos refuerzos y, pese a que la realidad tal vez demandaba una purificación del plantel, está claro que era imposible y Díaz vuelve a confiar en sus dirigidos.
Por otro
lado, nuevamente el equipo no pudo clasificar a la Copa Libertadores. Tras una
campaña que, luego del descenso, en general no fue mala, la eliminación de la
Sudamericana ante un Lanús que posteriormente sería campeón y el título
obtenido por San Lorenzo lo dejaron una vez más sin poder disputar el máximo
torneo continental. Serán dos torneos los que jugará River, dependiendo de cómo
le vaya en la Copa Argentina.
La gran
incógnita, para el comienzo del torneo a mediados de febrero, tiene que ver con
las variantes que pueda llegar a encontrar el entrenador en el equipo para
modificar la ecuación. Mientras tanto, el contexto cambió por la nueva
dirigencia, pero lo obliga a realizar un buen papel en la competencia oficial.
El futuro dirá hasta donde puede llegar el conjunto, que viene de tener un año
tan extraño como ambiguo, en planos deportivos e institucionales.
Arqueros
El portero
titular de River fue una salvación en el campeonato en que el equipo finalizó en
la parte más baja. De no ser por él, que tuvo un nivel de Selección aunque
todavía no fue convocado, el torneo del Millonario podría haber sido incluso
más pobre. Marcelo Barovero tuvo un rendimiento superlativo. En el año que
lleva en el club, lo ha hecho de maravillas, con muy buenos reflejos, una
calidad de salida y precisión en saque en largo espectacular.
Mientras,
Chichizola sigue corriendo desde atrás. El arquero que salió de abajo tuvo que
lucharla bastante, si bien pareció ganarse el puesto primeramente. Luego lo
perdió con Vega y el nivel de Barovero fue muy bueno. Es el suplente. Como
tercero aparece Nicolás Rodríguez, un jugador alto que destacó en la reserva en
el último tiempo.
Defensa
La línea de
tres defensores siempre fue la predilecta de Díaz. Basta con recordar la gran
cantidad de títulos que ganó en el club y cuál sistema utilizó, si bien nunca
fue un negado a ubicar cuatro hombres allí. Desde un primer momento en que
arribó a Núñez, el riojano quiso volver a imponer el trío de zagueros, pero no
le dio tanto resultado como en sus anteriores etapas y allí retorna el flagelo
que envuelve hoy a este entrenador, que no juega como antes porque ya no tiene
los jugadores que tenía antes.
Lo cierto
es que, al principio del último torneo Inicial, Ramón dispuso esas formas en la
zaga y muy bien no le fue. Rápidamente volvió a ubicar cuatro, con dos
laterales, al no encontrar los resultados deseados. River, en ese sentido,
cuenta con un jugador que puede cumplir dos funciones, cualquiera sea la cantidad
de jugadores que se alineen en la última línea: Gabriel Mercado, capaz de jugar
como stopper por derecha tanto como de lateral; de hecho por eso ha sido
convocado por Sabella (posibilidad de 5 defensores). El ex Racing y Estudiantes
aún no demostró un gran nivel, pero confían en él.
Dentro de
los que se perfilan como titulares, de líbero aparece Maidana, que estuvo a
punto de irse a México y el club desestimó la oferta. Hace muchos años que
Jonathan está en el club, fue partícipe del descenso y ascenso, le convirtió
dos goles a Boca, su ex club, y siempre fue un defensor de jerarquía. Hubo
quienes decían que su ciclo estaba acabado en la institución y por eso veían
con buenos ojos su transferencia, pero se quedó y goza de la preferencia de
Díaz para ser el último hombre.
Balanta, la gran aparición |
Para la
misma cantidad de jugadores en defensa, otras opciones son Ramiro Funes Mori,
quién actuó por el costado izquierdo por su perfil en el verano, y Germán
Pezzella, que puede actuar tanto por derecha como de líbero. El juvenil
Mammana, de gran aparición en el Sub 17, también puede ser buena opción. También Federico Vega, de reciente debut, puede ocupar el lugar de Carbonero. Por
otro lado, en caso de volver a la línea de cuatro, la que más utilizó Ramón,
puede contar con Bruno Urribarri, que se suma para este torneo y puede permitir
que Vangioni se adelante unos metros, con la espalda cubierta, para aprovechar
su funcionalidad ofensiva.
Las
estadísticas de que River fue uno de los equipos menos goleados del Inicial
puede resultar extraña, aunque gran parte se lo debe a Marcelo Barovero, que
tuvo un torneo excelente y salvó en innumerables ocasiones al equipo. Díaz opta
por volver a intentarlo con tres defensas, en todo el verano le dio rienda
suelta a la misma posibilidad. Busca tener todos los movimientos sincronizados
para poder jugar de una vez por todas como desea.
Mediocampo
Los cuatro
futbolistas en el centro del terreno de juego fue una costumbre en el pasado
más reciente de este cuerpo técnico. Ahora intentará lo mismo, aunque con otras
obligaciones. La realidad marca que esta línea ha variado una enormidad, por la
aparición de un enganche o dependiendo de la cantidad de hombres ubicados en la
zaga.
Esta vez,
el entrenador se decanta por dos jugadores que puedan hacer todo la banda y
sacrificarse en esa función. El recorrido que pueden llegar a hacer obedece a
una gran forma física, los apoyos deberán venir desde el centro. Carbonero por
derecha y Vangioni por izquierda. Desde que llegaron a River, el ex NOB se ganó
un lugar por su buena zurda, su recorrido y su entrega, aunque resulta más
importante en los metros finales de cancha (de ahí que la incorporación de Urribarri
podría ayudarlo). El colombiano aún no encontró su lugar, tuvo durante el
último torneo (y gran parte del verano) una rara tendencia a cerrarse en lugar
de ir al fondo y perdió pelotas fáciles, pero aún tiene crédito; además, cuenta
con un apoyo por detrás de un hombre que sabe jugar de lateral como Mercado
para ocupar espacios.
Para el
doble 5, la prioridad es uno que ayuda en salida y el otro que se desprende al
ataque. Los dos con compromiso de recuperación
cuando el equipo no tiene la pelota. Díaz expresó desde un comienzo que
apostaría por la experiencia, y por eso mismo ubicó a Ledesma y a Ponzio, con
el subcapitán siendo el que más se desordena. Igualmente, el rendimiento del
Lobo no es de lo mejor y detrás suyo aparece Matías Kranevitter. El juvenil,
con su energía, voz de mando y precisión busca ganarse un lugar y no extrañaría
que arranque el torneo como titular.
No
obstante, el rendimiento de Ponzio en el último torneo fue muy bajo. En el
torneo Final 2013, se desgarró, arriesgó para jugar contra Boca en la
Bombonera, se resintió, volvería un mes después y jamás sería ese jugador líder
del equipo, fundamental, imprescindible. Su Inicial fue demasiado bajo, con
errores de entrega de pases cortos, una cantidad de remates al arco excesiva
por partido, poca capacidad de asociación y de recuperación. De todos modos,
esperan que vuelva a ser ese futbolista que tuvo grandes años con la camiseta
de River puesta.
Por el lado
de las variantes, Leo no tiene un substituto natural, aunque Kranevitter ya ha
exhibido que no le pesaría ser único volante central en caso de ser necesario.
Martín Aguirre podría ser, aunque el Gula
tiene mejor traslado y menos
agresividad, es más un organizador. Ariel Rojas es similar al Pelado, y sus
partidos más recientes han sido de un considerable bajo nivel. Por la derecha,
Mercado jugó como volante en aquel Estudiantes de Simeone que defendía con tres
y en el cual el de Madryn hacía todo el carril; sino, Augusto Solari puede
resultar clave (igualmente, el rosarino mostró claras deficiencias en el
retroceso). Por izquierda, la funcionalidad de Vangioni no se encuentra en
ningún otro jugador del plantel (ni siquiera en Ferreyra, que no tiene
aptitudes de hacer el largo del campo) que puede desarrollar lo mismo, y
Urribarri tampoco sería su recambio para comenzar desde la mitad, pero sí
podrían jugar ambos por la banda.
En tanto, la
ubicación de un enlace ha sido el centro de la problemática del último
semestre. El equipo cuenta con dos jugadores capaces de desarrollar la función,
aunque ambos tienen características muy distintas. Lanzini es más que nada un
finalizador, un mediapunta, no un enlace como tal. Por su lado, Fabbro todavía
no demostró lo que hizo en Cerro Porteño, le costó amoldarse al fútbol
argentino, aunque se vio en él una clase notoria para el manejo de pelota.
Hasta el momento, quién arrancaría en el once titular sería Manuel.
Ataque
Adelante es
donde se encuentra la mayor ilusión. El retorno de un ídolo como Fernando
Cavenaghi da esperanzas de gol, esas conquistas que faltaron como casi nunca en la historia del club en el torneo
del segundo semestre del 2013 (el equipo apenas convirtió 12 goles). El Torito, implacable goleador en todos sus
períodos anteriores, espera volver a desarrollar lo mismo en esta tercera
etapa, tras la de su debut y el año en que River ascendió nuevamente a la
máxima categoría. La clase en definición es indiscutible, y será el capitán,
aportando su liderazgo y experiencia adquirida durante toda su carrera. Las
ilusiones puestas en él son tantas como la ambición de Cavenaghi nuevamente en
River.
Empero,
Fernando no llegó al club con demasiado ritmo. Pese a haberla tenido en el
último año, no fue mucha competencia oficial después de irse del club a
mediados del 2012. Su acompañante de fórmula, en principio, sería el colombiano
Teófilo Gutiérrez, a quién todavía le cuesta exteriorizar sus cualidades en
este equipo. El cafetero tiene una categoría que no abunda siquiera en América,
es uno de los mejores delanteros del continente, pero el sustancial problema
que hubo en cuanto a su rendimiento tuvo que ver con la figura de un 9 fijo o
un mediapunta que puede ser subsanado con Cavenaghi y que veremos más adelante.
Las variantes
que encuentra Díaz son tres chicos del club y las del retorno de Menseguez, que
se había ido del club de las inferiores sin debutar en Primera y tuvo una grave
lesión de rodilla, y el Keko Villalva, cuya recuperación de velocidad es una
obvia apuesta. Los tres juveniles son Andrada, Driussi y Simeone, los dos
primeros con cualidades de hacer todo el frente de ataque y el otro con
características de centro delantero referencia, con mucha movilidad. Detrás de
ellos, aparecen más chicos de las inferiores como Kaprof o Pugh, o Tomás
Martínez para hacer de segunda punta o como tercer recambio en la posición de
enganche.
Aspectos
tácticos
El esquema
Como
señalamos unas líneas arriba, la línea de tres es predilección desde hace
tiempo lejano de Ramón Díaz. También lo es un doble cinco con dos jugadores que
sean solidarios en la recuperación, con uno de ellos soltándose. Dos carrileros
completos, un enlace y dos delanteros. Es un enlace clásico, no parece haber
nada de invención allí. Es por lo que apuesta nuevamente el cuerpo técnico.
Tras no haber funcionado en la incipiente parte de su regreso, en la
pretemporada probó casi siempre con el mismo sistema.
El 3-4-1-2,
salvo resultados extremos que pidan un cambio necesario, será con el que
trabaje el entrenador. Al comienzo, existe mucha histeria por esos tres
zagueros, que deben ser muy veloces para ocupar espacios y achicar las líneas,
pero Díaz ya demostró que sabe como utilizarlos. Mientras, el esquema puede
variar a otros dibujos según el resultado del encuentro o en que contexto de la
competencia se esté.
El once que iría de arranque |
En defensa,
el sistema hará un cambio a 5-3-2, mientras que en ofensiva, terminará las
jugadas con 3-2-1-4, con la subida de los carrileros (finalizando como
extremos). Pero en lo que refiere a un momento cierto de un partido, el esquema
puede variar a un 4-3-1-2 con el retraso de Carbonero y Vangioni (también puede
hacer Balanta de lateral en esas ocasiones, aunque no tiene el mismo vuelo y
sufre al salir a banda), con la salida de uno de los tres zagueros;
conjuntamente, Kranevitter es el más adaptado para desplegar la función de
único 5 en este equipo, por la capacidad de corte, colocación y distribución.
Si los
carrileros se retrasan, lo más lógico es que el lugar de lateral diestro lo
ocupe Mercado y no Carbonero, pero dependiendo de esto aparece la respuesta
sobre quiénes pueden jugar por bandas. Si finalmente Urribarri puede actuar de
marcador de punta, Vangioni podría seguir siendo carrilero y se solucionaría
uno de los principales problemas, la falta de recambio por ese sector.
Por otro
lado, si juega Fabbro o Lanzini las funciones ofensivas se modifican. Manu
suele jugar demasiado con el cinco, lo utiliza como socio en innumerables
oportunidades, y el nacionalizado guaraní es más un conductor de tres cuartos,
que cuenta con una gran pegada. Los dos de arriba, cuando uno se mueve por todo
el frente, el otro será faro para fijar centrales. En ese semblante, Cavenaghi
y Teo se alternarán, pero parece ser propiamente el colombiano el más apto para
ir por afuera por su extraordinaria capacidad de crear espacios. En
circunstancias, pueden formar un doble 9.
Según lo
que expuso en el verano, Ramón Díaz intenta que no haya espacios entre líneas,
ser un equipo corto con gran presión y juego interior, que juegue asociadamente
y ataque los espacios constantemente. Tiene los jugadores para eso, la
movilidad y el ataque no estático debe ser una de las características
principales, y justamente por esta razón es por la que parece preferir la
velocidad de Lanzini antes que el cerebro de Fabbro. Intenta disponer de la
posesión y hacer productivo ese juego, aunque luego veremos porqué una pérdida
lo puede tomar mal parado.
Será vital
que los hombres de ofensiva presionen asfixiantemente sobre la salida rival.
Recuperar allí sería clave para aprovechar la velocidad y ser letales en
ataques cortos. De todas maneras, no forzar al rival provocaría que jueguen
cómodamente, superar una marca no muy férrea y crear posibilidades de ataque.
Lanzini, Cavenaghi y Teo deberán ser los abanderados en apretar al rival.
La forma de
abrir espacios, en otro ámbito, es una utilidad que, como expresamos, este
equipo puede hacer muy bien. Lanzini y Teo son especialistas en eso, y con el
desprendimiento de los volantes que llegarían desde atrás podrían crear
peligro. Esa es la principal intención, mientras Cavenaghi ocupe su lugar en el
área. De todos modos, es contraproducente que, dentro del plantel, haya pocos
jugadores capacitados para hacer jugadas individuales de desequilibrio (gol
Manu ante Tigre) para abrir esquemas cerrados, que serán los que mayormente se
le presentarán a River durante el certamen. Lanzini, y Vangioni, Carbonero o
Teo esporádicamente, son los únicos especialistas en ese tema.
Los
disparos desde afuera son otra base. Ponzio y Vangioni han sido, en el último
torneo, quiénes más intentaron, en tanto que en pelota parada Cavenaghi –pegada
de categoría- se anota como el lanzador de las faltas cercanas al arco rival,
con Fabbro como segundo. Lanzini, Ponzio y Vangioni apuntan como ejecutores de
faltas que reclamen centros o tiros de esquina.
Diferencias
respecto a semestre pasado: Durante todo el Torneo Inicial,
River tuvo enormes problemas de generación de juego y de retroceso en
transición defensiva. En cada ataque, los movimientos eran repetitivos como
fáciles de intuir para el rival. Al colectivo no se le cayó una idea en todo el
campeonato, faltaba cambio de ritmo y sorpresa. En defensa, el retroceso fue
muy desordenado, al punto de que fallaban las coberturas y el equipo quedaba
totalmente mal parado.
Ahora
mismo, Díaz busca que la entrega sea tan segura que no permita un descalabro en
las líneas, y por eso busca que el achique de espacios esté cada vez más
aceitado. Con el poco retroceso exhibido por Carbonero hasta el momento, o más
justamente hablando de que será solamente un hombre por carril, cualquier
pérdida en la mitad podría ser escandalosa. Puede generar que el conjunto esté
parado en situación ofensiva y tenga que hacer una transición defensiva muy veloz.
Debido a eso es que, hasta que el equipo no tenga los movimientos muy
sincronizados, el esquema sigue siendo riesgoso.
Sistema de salida
Uno de los
puntos más importantes del juego como la salida de pelota desde el fondo es en
donde más falló River en la primera parte de la temporada. Lo intentó siempre,
pero terminaba en pases intrascendentes, complicaciones extremas de pasar la
mitad de cancha, y todo derivaba en un pelotazo a dividir. Si no era la bola
larga, a donde salga, era una entrega errónea que generaba un ataque rápido del
adversario.
Ahora
mismo, con otro esquema, con un jugador menos en defensa y con el equipo
obligado a retroceder de otra forma, deberá tener una importancia absoluta la
entrega correcta del balón. Antes señalábamos que una pérdida en mitad de
cancha podría alterar la forma de pararse del equipo, pero seguramente que eso
lo ha tenido en cuenta Díaz y por eso probó todo el verano con el mismo
esquema. Este mismo aspecto se vio en el primer gol de Boca en el clásico en
Mar del Plata: una transición ineficaz, falta cerca del área y golazo de tiro
libre.
Lo que se
observó, desde un primer momento en enero, fue cómo el volante central que se
ubica unos metros más atrás que su par se retrasa para crear superioridad
numérica en la defensa, poder superar la presión y salir bien con la pelota
jugada. En el primer juego del año, ante Estudiantes, en el principio del
partido se vio a Aguirre yendo siempre al fondo a buscar la pelota para
transportar unos metros, jugar interiormente y abrir para la proyección de los
extremos, o esperar una filtración de Lanzini por detrás de los volantes
rivales.
Seguramente
Aguirre no será el titular. Quiénes más chances tienen son Ledesma y
Kranevitter, y aquí esa forma de salida se potenciaría dado que tanto el Lobo
como el juvenil tienen una gran precisión, tanto en corto como en largo (más el
chico). Igualmente, el retrasarse unos metros varias veces en el partido podría
ser un desgaste para un centrocampista también obligado con la marca, por lo cual
se especula con la titularidad del pibe.
Un método
menos utilizado al salir jugando es el balón en largo proveniente de los
centrales. El equipo no tiene un 9 tanque que sea capaz de parar balones,
bancarse a los centrales y pivotear como puede ser, en otro caso, el de
Gigliotti en Boca. Pero en el verano, cuando el pase largo era una necesidad,
Cavenaghi o Teo recibían y consecuentemente tenían cerca a dos o tres
compañeros para jugar e ir a buscar la devolución. Además, Barovero tiene una
precisión asombrosa en los envíos.
La tercera
posibilidad es la que podría ser más sorpresiva y peligrosa a la vez, dado que
Balanta ya demostró sus habilidades para salir con pelota dominada y avanzar en
gran parte del campo. Los relevos deberían responder para ocupar el espacio a
su espalda. Son métodos a trabajar, aunque la forma en que más cómodo se sintió
el equipo fue la salida corta, con el volante jugando y transportando la
pelota. Luego sí, el estilo de posesión debería ser productivo y no quedar en
algo que no preocupe al conjunto oponente.
Transición defensiva
Sabido es
que el funcionamiento de River en el torneo pasado ha sido muy bajo, y además
de la salida de balón, otra de las debilidades fue el retroceso ante pérdida de
pelota. Con el 4-3-1-2, había huecos por todos lados, a las espaldas del único
volante central (Kranevitter fue el mejor adaptado para leer la jugada) y por
los costados, ya que no hubo mucha complementación entre los hombres que iban
por banda.
Por la
derecha, Carbonero y Mercado se alternaban pero también se interrumpían en su
paso, y por el otro costado Vangioni tenía subida libre pero no contaba con el
apoyo constante de Rojas. Así, el equipo quedaba desmantelado. Volvían todos de
forma desesperada, y el contrario esperaba el más mínimo error para filtrar y
dejar mano a mano a un atacante. De esa forma le han jugado casi todos los
rivales al equipo Millonario, y
siempre sacaron una respuesta positiva.
Repliegue defensivo |
Con el
nuevo esquema, River hará que, en transición defensiva, sean cinco los
defensores, si el retroceso de los volantes por fuera es el debido (en el
segundo Súper, en Córdoba, ambos lo hicieron de forma correcta). La zona
interior podrá estar cubierta con el doble 5. El equipo está obligado a
defender con pelota y tratarla con cuidado, porque como ya vimos, si los
movimientos colectivos no están pormenorizados, una pérdida podría alterar
todo.
Por otro
lado, Ramón apuesta a que de ahora en más River sea un equipo corto, sin muchos
espacios entre líneas. La primera línea de presión arrancará bien arriba. En el
clásico de Córdoba, para tomar un ejemplo nuevamente del mejor partido jugado
por el conjunto en la época estival, originaron errores en el rival de forma
muy provechosa. Pero volviendo al retroceso, la intensidad será un concepto
clave.
Labor de la defensa
El trabajo
de la última línea, conformada por tres zagueros, tuvo ciertas características
de juego que convienen ser tratadas. En los encuentros de verano se observó
como al ser superada la segunda línea de presión, en mitad de cancha, el trío
de defensores espera, no aprieta al rival, y aguarda en línea el próximo paso.
Mientras tanto, ese repliegue de los volantes, en la pretemporada, fue un tanto
más ordenado que el semestre pasado. Uno de los déficits que todavía se
mantienen es la facilidad del rival para el 2-1 en zonas comprometedoras y el
riego de un 1v1 constante, dependiendo de la ocupación eficiente de los
espacios.
Mercado se suelta y ataca la pelota |
Tanto
defensa como mediocampo dan varios pasos hacia adelante cuando el equipo se
hace con la pelota, aunque cuando el achique central y el lateral post pérdida
no son productivos, tanto Mercado, como Maidana y Balanta, aguardan con el
propósito de no dejar espacios a sus espaldas. Eso también es mejorado del
semestre último, dado que cuando el equipo perdía la pelota, se lanzaban en
masa por la recuperación y dejaban vacíos enormes para la transición ofensiva
del conjunto contrario. También se vieron los tipos de basculaciones en
defensa, mayoritariamente sobre la banda, ejerciendo una distracción por el
otro costado tras recuperar para cambiar de frente.
Basculación lateral y recuperación |
Transición ofensiva
La falta de
variabilidad ofensiva y de ideas hizo de este punto un aspecto del juego en el
que River padeció para crecer. La poquísima cantidad de goles convertidos lo
atestiguan. A partir del momento en que River tenía problemas en la salida y
para pasar la mitad de cancha, se nublaba pasada la línea que divide el campo.
Movimientos repetitivos, fáciles de interceptar para el contrario, que
estudiaba el partido anterior con la idea casi segura de que el planteo de
River volvería a ser el mismo. Los automatismos eran obvios.
En esa
ausencia de imaginación jugaba en contra la falta de la función de un enganche
natural. Porque, como citamos anteriormente, Lanzini no es un organizador, y
Fabbro tuvo un muy bajo nivel; por esto mismo, si el paraguayo se pone a punto
en el fútbol nacional, puede ser muy importante para el equipo, dado que le
aportaría mayor juego y una transición de defensa a ataque con más fútbol y
mejores ideas para culminar la jugada.
Lanzini
tiene condiciones para sacarse rivales de encima, incluso para filtrar una
pelota, para asociarse, pero no es una cabeza pensante extrema en la generación
de juego. En esto se centra un punto fundamental: depende del ‘10’, la
transición se modificará. Con Manu, supuesto titular, River apostará por el
error del contrario con una presión asfixiante en la mitad y una salida rápida (segundo
gol vs Boca en Córdoba). Los jugadores de ofensiva ya demostraron que saben
crear y atacar los espacios velozmente. El contrataque directo será la fórmula
principal. La vez que mejor lo hicieron fue en el primer gol a Estudiantes en
el verano, con gran profundidad entre Andrada, Villalva y Gio Simeone, que
convirtió.
Colocación en transición de defensa a ataque |
Del mismo
modo, Ledesma y Kranevitter tuvieron en el semestre pasado un muy buen
entendimiento con Lanzini, que utiliza al 5 con mejor trato de balón como
continuo apoyo en la entrega. Luego, el otro mediocampista central, Leo Ponzio,
se desprenderá muy seguido acabando los ataques cerca del área. Los puntas, en
tanto, tienen una colocación que el equipo reclamaba en el semestre anterior:
uno que salga (Teo), otro que ataque al espacio (Cavenaghi). Conjuntamente, los
carrileros, así como deberán formar línea de 5 en retroceso, acabarán en ataque
como extremos. Un sacrificio notable.
Jugadas a balón parado
PENALES:
Cavenaghi, Teo o Lanzini
TIRO LIBRE:
Ejecución directa, derecha > Cavenaghi, Lanzini o Fabbro; izquierda >
Vangioni o Ferreyra. Ejecución desde costados, centros: Lanzini/Vangioni. Desde
mitad de cancha: Balanta/Ponzio, pelota larga.
SAQUES DE
ESQUINA: Lanzini/Vangioni.
Defensa:
Utiliza una marca zonal, con el doble cinco y uno de los dos delanteros que se
unen a los defensores para colaborar en la marca de la pelota aérea. Esa forma
le permite, cuando puede recuperar, lanzarse en conjunto al jugar la pelota a
Ponzio o a uno de los extremos. Asimismo, pese a haber terminado el torneo
Inicial con un gol de cabeza en contra (imagen), la realidad es que los
zagueros tienen un juego por las alturas moderado, con más virtudes que
defectos.
Los dos
hombres de punta que utiliza el equipo bajan a colaborar. Uno, que acostumbra a
ser Cavenaghi, ingresa al área, y Teófilo Gutiérrez suele pararse en el ingreso
a la misma. Esto difiere de lo que lograba el equipo con Trezeguet o incluso
con Funes Mori, saliendo del último campeonato. La altura de ambos jugadores
permitía una defensa por alto más potente, con más fuerza y capacidad de
despeje.
Marca zonal en pelota parada |
Ataque:
Dijimos que los zagueros tienen buen juego aéreo. Los tres se caracterizaron en
su carrera por hacer goles de cabeza, aún Balanta y su todavía corta
trayectoria. Mercado, tanto en Racing como en Estudiantes, mostró sus
condiciones. Johny exhibió sus cualidades en pelota parada en los dos goles que
le hizo a Boca (el primero, de cabeza) y suele quedar en zona expectante (el
segundo en Superclásicos y el que le hizo a San Lorenzo por Sudamericana), y
Balanta lleva también algunos tantos en bola quieta. De todas maneras, el mayor
defecto es que son muy pocos los goles conquistados por esa vía. Tanto el
primero como el tercero tienen la característica de flotar entre los centrales,
intentar ser más rápido y atacar la pelota para cabecear. El gol a Boca en
Mendoza y el del colombiano a Quilmes en el Monumental son ejemplos certeros.
Los
lanzadores de pelotas al área suelen ser Lanzini, Vangioni, Ponzio o Fabbro.
Dependiendo el lado del campo desde donde sea el remate. En tiros libres que
requieran un remate al arco, Cavenaghi, Manu y el ex Cerro porteño tienen una
gran pegada. Un punto flaco es que el único zurdo capaz de meterla desde fuera
del área en pelota parada es Osmar Ferreyra. Entre estos mismos jugadores, el
que no le pega intenta ubicarse para la segunda jugada en el ingreso al área.
Las pelotas paradas son casi exclusividad de estos seis hombres. El capitán
tendrá la prioridad en los penales. Y también se vieron algunas jugadas
preparadas en el último año, desde que asumió Ramón Díaz.
Es cierto
que no muchas funcionaron, el equipo hizo poquísimos tantos, pero una funcionó
y fue probada varias veces. La primera vez que se logró fue ante Central, y la
segunda ante Boca en Mar del Plata. Un córner corto para desordenar a la
defensa, centro al primer palo, habilitación al segundo y conexión a la red.
Así mismo, convirtieron Andrada y Maidana. También se puede contar la del mismo
córner corto, juego atrás de Teo y remate de Cavenaghi, que se acomoda apenas
la pelota empieza a correr desde la esquina (travesaño en Mendoza vs Boca).
Ante Central, se ve a Andrada picando al segundo palo para convertir |
Por otra
parte, los que no van suelen ser uno de los volantes centrales y uno de los
carrileros (obviamente, si el tiro libre involucra a Vangioni en la pegada,
Carbonero es el que espera sobre la mitad). El mediocampista que es más de
marca también aguanta, para recuperar despejes largos. Los tres centrales están
acostumbrados a ir a todos los centros, parándose dentro del área
escalonadamente.
Variables de ataque
Se habló
mucho en el mundo futbolístico sobre la verdadera función de Teo Gutiérrez en
el equipo en el semestre pasado. River necesitaba un goleador a mediados de
2013 y la anterior dirigencia, si bien lo hizo muy a destiempo, logró contratar
al delantero colombiano. Pero el cafetero, que tiene una clase y una categoría
de juego por encima de la media en el fútbol argentino, no encontró su lugar en
el Inicial.
Ramón Díaz
dijo en numerosas oportunidades que lo prefería como referencia, un delantero
pleno de área, al tiempo de que Teo repetía que prefería jugar por fuera pero
que acataría las órdenes “del Profe”. Con Pekerman, Gutiérrez jugó con un
centro delantero como Falcao con el que se complementó de la mejor manera.
Mientras el ex River es el más adelantado, el actual jugador de la Banda se
retrasa y se entiende muy bien con James Rodríguez, Macnelly Torres y Freddy
Guarín para generar juego. Ahora, parece que con Cavenaghi, un 9 del estilo de
Radamel (salvando diferencias), Teo podrá jugar donde le gusta.
En
principio, el colombiano jugaría por fuera y el Torito por dentro. TG ya demostró que es un creador de espacios y
habilitador de los que no abundan siquiera en Sudamérica. Es de los más
completos, pero la cuestión es aprovecharlo y, lógicamente, saber llevar el
conocido carácter que posee. Mientras tanto, en el Súper en Córdoba, otra vez
con obligaciones de centrarse, con Menseguez como compañero, volvió a tirarse a
los costados e hizo su mejor partido en tiempo, con una gran habilitación a
Lanzini en el primer gol, ganando la espalda de su marcador por banda.
El retorno
de Cavenaghi le da la posibilidad a Teo de jugar donde reclamaba. Por otra
parte, el Torito utiliza muy bien el
concepto de distracción. Parece absorbido entre los centrales y pica a la
espalda de uno de ellos para recibir de cara al arco un pase entre líneas. El
gol frente a San Lorenzo en Salta fue un calco de los que le había hecho ya a
Quilmes y a Central en la BN. Por otro lado, mientras las cualidades goleadoras
de Fernando son la ilusión, River tiene otras variantes. Villalva vuelve de
Argentinos, y si recupera esa chispa en arranque y aceleración podría ser
titular (se escabulle entre los centrales aprovechando su diminuto físico). El Keko ya dijo que no le gusta jugar de
volante por los costados como lo ponía Almeyda o como lo colocó Caruso
Lombardi. Menseguez es llegador, sabe jugar por banda (lo hizo perfecto en el
complemento del segundo Súper), y al parecer volvió bien de la grave lesión
padecida.
Una de las jugadas características de Cavenaghi |
Por último,
los juveniles más recientes. Andrada es un delantero que suele moverse por todo
el frente de ataque, va siempre a zona de pelota, y Simeone es muy diferente.
El hijo del Cholo es más delantero centro, tiene desmarques muy
agresivos, es llegador y ataca muy bien los espacios; un ejemplo claro de ello
es gol a Tigre en el Monumental. También está Driussi, que es del estilo de
Teo, aunque no se niega al gol (lo demostró en el Sub 17). Más atrás aparecen
quiénes debutaron este verano y un chico que promete (se presentó en el
comienzo del 2013) pero que aún no logra su lugar en la Primera: Lucas Pugh,
Lucas Boyé y Juan Cruz Kaprof.
Últimos números
Es cierto
que las estadísticas poco dicen, y que las rachan están para que alguien o algo
las termine, pero bien vale hablar de los números de un 2013 ambiguo para
River. Ramón Díaz asumió a finales de 2012 (de hecho, dirigió el último partido
de aquel torneo, con victoria 2-0 sobre San Martín de San Juan en Cuyo), pero
fue todo el año pasado en el cual se abocó y el que se puede tomar como la real
experiencia de su tercer paso por River.
El primer
torneo, tal como señalábamos al principio del artículo, lo finalizó segundo, a
tres puntos de un Newell’s que jugó de gran forma bajo la conducción de Gerardo
Martino. Luego, la realidad se vendría a pique, y el conjunto finalizaría el
torneo entre los cinco de abajo en el Inicial, más precisamente en el puesto 17º.
Si se toma todo el año, compuesto por dos torneos de diferentes temporadas,
aunque contabilizando lo hecho en total por Díaz, son 56 puntos de 114 posibles
en torneos locales. Además, el equipo hizo 40 goles y recibió 34 (28 y 12 GF
respectivamente; 22 y 14 GC). En Copa Argentina, la experiencia duró muy poco
y, en Catamarca, cayó eliminado con suplentes ante Estudiantes de Buenos Aires.
En tanto,
nuevamente River tendrá un primer semestre sin torneos continentales. Deberá
sacar varios puntos si desea ingresar a la Copa Sudamericana. Pero lo cierto es
que la última vez que disputó Libertadores fue en 2009 (tras el último título
oficial, el de 2008 con Diego Pablo Simeone como DT), y que el certamen
americano de segunda mitad de año lo acabó jugando muy mal en la serie ante
Lanús y siendo superado en los 180 minutos. Estuvo muy cerca de ingresar al
torneo que tiene por último ganador al Atlético Mineiro, pero el título
alcanzado por San Lorenzo le privó del repechaje (el mismo que jugó el Granate con Caracas de Venezuela).
Conclusión
Fueron diez
años en los que la institución fue devastada. Malas gestiones, deudas en
exceso, descenso, ascenso, solo dos títulos desde 2004 (con el de 2008), y
muchas idas y vueltas. Ahora mismo, una nueva dirigencia intentará sanear el
club. Lógicamente, el proceso demandará un tiempo inestimable pero bastante
duradero. La paciencia, que no es característica en el fútbol de estas tierras,
deberá reinar en el Mundo River.
La mayoría
de los hinchas banca, como también gran parte de la dirigencia, a este cuerpo
técnico, y Ramón Díaz intentará que River vuelva a ser. El primer año fue de un
extremo al otro, pero también es cierto que muchos le soltaron el brazo por
medio año malo tras las innumerables alegrías que le dio al club. Será cuestión
de tiempo para observar que es lo que el futuro hará de un conjunto obligado a
ser protagonista.
Las
alternaciones tácticas que implanta hoy Ramón Díaz recuerdan, por el sistema de
inicio, a su segunda época en el club, aquella de principios del milenio. Tres
zagueros, cuatro volantes con ida y vuelta, marca y juego, el enlace y dos
puntas clásicos. La vuelta de Cavenaghi también esperanza y es momento de
comenzar nuevamente la competencia oficial.
Fillol, Carrizo y Alonso junto a D'Onofrio. Vuelven las glorias |
Por otro lado, se juntan por primera vez en el club, caso único en Argentina, casi todos los máximos ídolos que tiene el club. Como nombrábamos al empezar la nota, cada uno tiene un cargo y será fundamental que los egos no se crucen. Después de Passarella, los nuevos dirigentes les abrieron la puerta a las glorias, que regresan al club. Habrá que amoldar las piezas y comenzar a trabajar.
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