En uno de los partidos más
atractivos de la fecha en la Copa Libertadores, Gremio derrotó 3-0 a Atlético
Nacional. Con goles de Luán, Rámiro y el argentino Alan Ruíz.
Nacional salió con un 4-1-3-2 que
mutaba según variaba el partido. El equipo de Osorio se caracteriza por la
polivalencia de sus jugadores y la predisposición de ellos en el campo. Así que
bien podría ser Berrío un segundo delantero, cuando el equipo tuviese el balón
o bien podía ser un volante derecho. Sherman estuvo tirado a la izquierda y le
costó demasiado entrar en juego. Cardona quien más sostuvo el balón, en el
primer tiempo, poco pudo recibir en posición favorable, sea para rematar al
arco o para dar un último pase.
Gremio con un 4-2-3-1, cedió el
balón. Casi ni le importó. Dejó que Nacional la amansara pero no lo dejó
acercarse a zonas de compromiso. Pero cuando lo obtuvo, fue rápido. Casi
siempre logró instalarse de inmediato a espaldas de Mejía y Bernal. El sector
de Bocanegra fue el preferido de los brasileños, al colombiano le costó mucho
hacer pie. Zé Roberto marcó el camino y Luán fue la movilidad, el mejor del
partido. Por ahí llegó el gol.
Con el resultado a favor, Gremio permitió
aún más la posesión del rival. Pero Nacional no controló nunca el juego. No
mostró variantes y cayó en la repetición. Los brasileños cerraron los espacios
y físicamente mostraron estar mejor preparados. Sherman Cárdenas retrocedió
unos metros e intentó darle más claridad al juego paisa, pero el desconcierto
rondaba en varios jugadores verdes: Berrío, que suponía ser una de las
estrategias de Osorio, no respondió. Cardona con el pasar de los minutos se
desvanecía. Valencia y Bocanegra nunca fueron salidas claras desde los
costados. Había poca proyección, y cuando la había, la contra de Gremio era
inminente y peligrosa.
Osorio, erró en el once titular,
volvió a la línea de cuatro después de mucho tiempo, e intentó jugar al
espacio; y erró más en el banco de suplentes. No tuvo en ninguna de las
situaciones del partido jugadores que le generaran una variante. Como pudo
echó mano de lo que tenía pero realmente ninguno fue un cambio notable.
El tricolor siempre supo que
hacer. Se paró bien. Leyó el partido y entendió cuando golpear al rival. Así
llegó el segundo gol y así noqueó al equipo colombiano. Luego del 2-0, Nacional
entendió que ya nada podía hacer, supo que el rival era superior y aunque tuvo
alguna chance de marcar, estuvo lejos de ganar o empatar.
Nacional, y Osorio en este caso,
pecó de novato. Gremio ganó a lo grande y aterrizó al buen equipo de Juan
Carlos. Con los pies en la tierra, el equipo paisa debe saber que las
facilidades de su Liga poco las encontrará en la Copa; debe entender que hay
mucho más por aprender, que el camino puede tener obstáculos mucho más
tortuosos y que debe reaccionar a los golpes sin poner la otra mejilla.
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