En un partido complicado en Brasil, Lanús igualó 1-1 ante Ponte Preta en
la final de ida de la Copa Sudamericana. Por momentos fue superado en la mitad
de cancha. Serie muy abierta.
La Copa
Sudamericana suele ofrecer, año tras año, finales con protagonistas extraños.
Esta vez no fue la excepción. Más uno que otro, lógicamente. Un recién
descendido –tal como Goiás en 2010- frente a un equipo que está marcado por su
crecimiento en el último tiempo en el ámbito argentino. Un conjunto con nulos
pergaminos internacionales, frente a otro que busca su segundo título, tras
cumplirse 17 años de la obtención de la Conmebol, y una ratificación a su
consolidación.
En el
estadio Pacaembú (la final fue allí dada la baja cantidad de espectadores del
ubicado en Mogi Mirim) se disputó la final de ida entre Ponte Preta y Lanús, y
la realidad marca que el equipo argentino nunca pudo desarrollar a placer el
juego que acostumbra. Incómodo, el conjunto brasileño que militará la próxima
temporada en Serie B, nunca lo dejó jugar como lo hace tradicionalmente.
Los
dirigidos por los hermanos Barros Schelotto se hicieron dueños del mediocampo
en la primera media hora. Aunque, si bien recuperaron varias pelotas para
lanzarse en ataque, perdieron algunas otras que generaron algunas chances
peligrosas para el rival. Así, primero con la distracción de Ortiz, y luego de
Somoza, Ponte Preta creó dos oportunidades en las que respondió muy bien
Marchesín.
Ninguno
asumió el protagonismo en la primera parte. Ambos con la idea de recuperar para
salir rápido, en eso estuvo mejor el local. Más veloz en ofensiva, se jugó
mayormente en campo del elenco argentino. Pero no todo fue del equipo de
Jorginho en esa etapa inicial, sino que cuando finalizaba Silva tuvo la gran
oportunidad solo con el arco vacío, aunque definió mal con su derecha con cara
externa cuando la jugada pedía cara interna de pie izquierdo, y terminó tirándola
al lado del palo. Una ocasión clara desperdiciada.
Después del
descanso, el trámite del partido se hizo más parejo. Lanús siempre fue un
equipo muy largo. Su rival, más allá de animarse poco y cuando pudo, propició
eso, dejó sus líneas muy desconectadas, y así los mediocampistas del cuadro
argentino tenían que hacer el doble de esfuerzo para transportar. Las
habituales conexiones que desarrollan los del sur del conurbano bonaerense fueron inexistentes, tanto que la de Silva fue la única chance clara que
generaron.
La línea
del centro del campo muchas veces se vio superada. A un limitado González al
llegar tocado físicamente, y su consecuente nulo boxtoboxismo habitual, se le
sumó que los extremos no tuvieron la misma solidaridad de siempre para
retroceder y ayudar en la marca, y los laterales nunca subieron unos metros
para colaborar. De esta manera, Ponte Preta encontró rápido los caminos para el
ataque, y con Felipe Bastos como conductor, generó peligro en algunas momentos.
González perdió mucho con Felipe Bastos |
Cuando el
conjunto carioca comenzaba a hacerse fuerte, una falta inventada por Silva fue
la clave. El centro delantero se apoyó en su marcador para recibir una bola
larga. En esa pelota parada, Paolo Goltz siguió demostrando su gran momento, y
que es cada día más completo: estampó un golazo de tiro libre con su pie diestro,
al palo derecho del arquero. Igualmente, su función no se limitó a eso, sino
que junto a Izquierdoz, estuvieron infalibles en la zaga, tanto por abajo como
en juego aéreo.
Por las
bandas, Araujo y Velázquez también tuvieron un buen rendimiento, más allá de no
ser apoyo en la mitad. El primero se deglutió a Rildo, el punta brasileño
figura del Ponte Preta. El extremo nunca apareció, su actividad fue muy baja.
Por el otro lado, el lateral izquierdo se proyectó cuando pudo para desdoblarse
con Pereyra Díaz y estuvo atento en la marca.
Los principales
errores de Lanús estuvieron en la mitad. Ante un equipo limitado como el
brasileño, fue superado allí y quedaron varios espacios entre líneas. Al notar
eso, Guillermo sacó a Melano e hizo ingresar a Ayala, para alinear un 4-4-2 más
generoso y mejor parado. Así restableció a su equipo, pero cuando menos lo
esperaba, sufrió el golpe.
Al elenco
de Jorginho, el tanto de Goltz lo debilitó. Pero con una pelota larga, y otra
falta inventada, llegó al empate con otro gran tiro libre, esta vez del mejor
jugador del equipo, Felipe Bastos. Los últimos minutos se consumieron sin
demasiado peligro. En la mitad los hombres argentinos no encontraron apoyos y
por muchos momentos fueron superados. Quedó todo abierto para la definición en
La Fortaleza; en una semana se verá. Mientras tanto, hoy Ponte Preta fue un
rival incómodo para Lanús.
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