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No lo hizo solo en el rugby

A través de "El factor humano" y especialmente por "Invictus", se popularizó el lugar que Nelson Mandela le dio al rugby para integrar a la Sudáfrica post apartheid. Meses después de aquel evento, la Copa Africana de Naciones completaría el círculo.


Habían pasado poco más de siete meses, pero la imagen era similar. Nuevamente Sudáfrica se coronaba, nuevamente el país salía a las calles a festejar, nuevamente Nelson Mandela estaba en las portadas de los diarios celebrano un triunfo deportivo. En junio de 1995 había sido el Mundial de Rugby, en febrero de 1996 la Copa Africana de Naciones. Pese a que haya sido menos divulgado, el fútbol también formó parte de la estrategia del enorme líder político que falleció este 5 de diciembre para unificar a Sudáfrica. 

A través del libro El factor humano, de John Carlin, pero especialmente del filme de Hollywood "Invictus", el mundo conoció el rol que jugó Mandela en aquella cita rugbysitica. Probablemenente sea más recomendable el documental de ESPN "The 16th Man". De cualquier forma, más allá de los matices de cada entrega, se ha popularizado. Sin embargo, pocos recuerdan que el fútbol también tuvo su lugar en la construcción de la nación del arcoiris

Así como el deporte del balón ovalado era el más popular entre los blancos, ya sea descendientes de ingleses o afrikaaners (de ascendencia holandesa), entre la población negra o india (un porcentaje alto de descendientes del país asiático pueblan Sudáfrica, de hecho Mahatma Gandhi sufrió la discriminación en carne propia en un tren en aquellas tierras) el fútbol siempre mandó; en especial en el primer grupo, ya que el segundo también practicó el cricket. 

Sudáfrica fue uno de los primeros países en unirse a la FIFA, en 1910, y su primera federación data de 1892. Sin embargo, años después irían formándose las asociaciones indias, bantú y de color (sic), de fútbol. La segregación racial, que sería política oficial de estado desde 1948 cuando el afrikaaner Partido Nacional se quedó con el poder, comenzaba a vislumbrarse en las décadas anteriores en el fútbol.

En la década del '50 la FIFA llamó la atención sobre la FASA (la Federación de los blancos) al notar que no controlaba el fútbol en aquel país. Pese a las tensiones, aún estaban dentro del marco de la entidad. Sin embargo, la primera ruptura llegó en 1957. Ghana y su líder Kwane Nkrumah se disponían a organizar la primera Copa Africana de Naciones. El fútbol era la excusa para que el encuentro fuera un gran llamado contra la colonización: Ghana acababa de convertirse en el primer país subsahariano en liberarse del yugo europeo. En ese marco, con el Apartheid ya como norma, Sudáfrica de acuerdo a su legislación nacional no podía enviar un plantel mixto: o iban los blancos, o iban los negros. Por supuesto, la Confederación Africana (CAF) no iba a tolerar esto y excluyó a Sudáfrica del certamen. Un año más tarde, la nación más meridional del continente sería expulsada de la Confederación Africana.

Cuando todo parecía indicar que la FIFA tomaría el mismo camino, Sir Stanley Rous fue electo presidente del organismo en 1961. Desde su lugar, el inglés utilizó todos los medios habidos y por haber para evitar la expulsión de los sudafricanos. Como para que notemos que la llegada de los Havelange, Grondona o Blatter a la FIFA no es algo excepcional. 

Fue en 1964 que la suspensión se hizo efectiva y recién en 1976, luego de la masacre de Soweto -cuando miles de personas fueron asesinadas tras un levantamiento en el township más populoso del país a las afueras de Johannesburgo-, la FIFA expulsó a Sudáfrica. Mientras tanto, equipos como Portuguesa de Brasil gambeteaba la norma de exclusión y viajaba a aquel país a jugar amistosos, de la misma manera que lo hizo el seleccionado argentino de rugby, pero no bajo su denominación oficial...

En ese período, Nelson Mandela fue encarcelado. Desde 1964 vivió en la prisión de Robben Island, enfrente de Ciudad del Cabo, en condiciones infrahumanas. Fue allí que contrajo los problemas respiratorios que acarreó luego una vez que fuera liberado. Pese a que muchos de sus líderes eran encarcelados, la lucha popular fue siendo cada vez más álgida. Por momentos bajo la forma armada, en otros con masivas protestas, lo cierto es que para finales de los ochenta la pervivencia del Apartheid era insostenible y Sudáfrica era una bomba de tiempo. 

Es en ese marco que el Partido Nacional y su líder De Klerk da paso a las negociaciones que sacan a Mandela de prisión y que terminan con el Apartheid. Lucas Radebe, histórico futbolista sudafricano, capitán del Leeds inglés que alcanzó las semifinales de Champions League en el 2002, había estado en su juventud en los movimientos antiapartheid. Vivía en una zona carenciada y a la par de los mitines políticos se hacía tiempo para destacarse con la pelota. Así recuerda lo que pensaba sobre Mandela a comienzos de los noventa.

"Era extraño. Todos sabíamos quién era, por su papel en la lucha, aunque no sabíamos qué aspecto tenía, y las únicas fotos que había de él eran antiguas. Le rodeaba un cierto misterio. Era nuestro héroe, nuestro modelo, nuestro líder en la lucha, nuestra máxima esperanza para conseguir la libertad. Pero sabíamos que no podíamos ser libres mientras él estuviera en la cárcel, así que cantábamos su nombre y protestábamos contra el régimen del apartheid. Confiábamos en que se convertiría en un gran líder para nuestro pueblo, y así fue."

Radebe sería luego de una de las figuras del equipo sudafricano y tendría la oportunidad de conocer personalmente a Madiba. Pero volvamos al fútbol; a diferencia del rugby, deporte odiado por los negros, que incluso hinchaban por los rivales de los Springbooks, en algunos lugares se registran partidos amistosos o incluso picados informales en los cuales negros y blancos jugaban juntos. Pese a la tensión, el fútbol se revelaba como un mecanismo potencialmente útil.

Mandela fue absolutamente consciente del poder integrador que tiene el deporte y así lo evidencian los diferentes testimonios en torno al rugby. El fútbol jugaría el mismo papel e incluso ya antes del comienzo de la Copa Mundial de rugby la Argentina de Daniel Passarella visitó a Sudáfrica en mayo del 95 en Johannesburgo en un empate 1-1. Unos meses antes, el Crystal Palace de la naciente Premier League fue de gira en el momento más álgido del conflicto entre blancos y negros tras la caída del Apartheid. Ya hablaremos en otra ocasión de aquel viaje.

Los Orlando Pirates se consagraban en 1995 campeones de la Copa Africana de Clubes, el mundo se maravillaba con la nación del arcoiris y su copa Webb Ellis en ese mismo año. Sudáfrica vivía una explosión deportiva, que se potenciaría en 1996 con los tres oros olímpicos y con el título continental en fútbol. 

Los Pirates campeones de África
Originalmente, Kenia iba a ser el país encargado de la organización. Pero diferentes inconenvientes hicieron que el país oriental tuviera que declinar la responsabilidad. La visión política de Mandela y la ventaja en cuanto a infraestructura generaron que el torneo pasara a manos de Sudáfrica. 

Por primera vez serían 16 equipos, aunque Nigeria se bajó sobre la hora y fueron finalmente 15 seleccionados. ¿Estarían los inexpertos Bafana Banfa (muchachos, en zulu) a la altura de las expectativas? Viéndolo retrospectivamente, Sudáfrica gozaba de una generación maravillosa, con futbolistas de calidad. 

Pese a todo, el fixture no era sencillo: en el debut se medían ante Camerún, un gigante del cotinente. Un claro 3-0 hacía delirar al país. El triunfo ante Angola por 1-0 les daba el pase a cuartos y un poco más relajados caían ante Egipto. En cuartos de final otro histórico, Argelia, era derrotado (2-1) y el país ya era una locura. 

La efervescencia volvía a repetirse, los Bafana Bafana pasaron a ser conocidos como los Madiba Boys y todo el país volvía a encolumnarse detrás de un evento deportivo. El propio Radebe cuenta que Mandela visitaba la concentración en repetidas oportunidades para hablar con los muchachos y no era simplemente un hecho para las cámaras. "Su presencia es tal que uno se siente impelido a rendir bien por él, y con miedo a no estar a la altura. Él nos visitaba a menudo cuando estábamos concentrados, y nos arengaba con una charla. Nos animaba muchísimo saber que se preocupaba lo bastante como para hacer un hueco en su apretada agenda y hablar con nosotros", explicó el zaguero en una charla con el sitio de la FIFA

En las semis aparecía Ghana, potencia en juveniles que aún no lograba organizarse en mayores como sí lo hace en el presente. Un nuevo 3-0 ponía a Sudáfrica en la final; guiños del destino, en esas mismas tierras Ghana realizaría su mejor actuación histórica en un Mundial al llegar a cuartos de final en el 2010.


Para la final, el Soccer City de Soweto explotaba de gente que quería festejar. Con Mandela en el palco, los locales batieron claramente a Túnez por 2-0, otro equipo de nivel. Este video, testimonio de una época, da cuenta de cómo el relator realza la figura del líder sudafricano

Los festejos se multiplicaron en todo el país luego de que el capitán Neil Tovey alzara la copa de manos de Madiba. En ese plantel, además de los mencionados Tovey y Radebe, actuaban el recordado Doctor Khumalo (el ex Ferro se hacía cargo de todas las pelotas detenidas), Mark Fish, Phil Masinga, ambos de paso por Inglaterra e Italia, John Moshoeu o Mark Williams.

El equipo en el debut en Francia 1998 ante Francia en Marsella

Aquella generación dorada, de la mano del entrenador Clive Barker alcanzaría la clasificación para el Mundial de Francia en 1998. Derrota ante el local y empates ante Dinamarca y Arabia Saudita sería el saldo de esa primera experiencia mundialista. Sin embargo, en la cita en el banco estaría Philippe Troussier. El francés reemplazó al arquitecto del campeón africano, alejado por disputas políticas.

Con el portugués Carlos Queiroz disputarían la clasificación al Mundial del 2002 y luego Jono Sono se haría cargo del equipo. Allí estuvieron a minutos de llegar a octavos de final -ya con Benny McCarthy en el plantel y Quinton Fortune, como nuevas figuras- tras el empate ante Paraguay por 2-2, el triunfo ante Eslovenia y la ajustada caída ante España por 3-2, luego de ir empatando en uno y en dos. Sin embargo, Nelson Cuevas se puso su traje de superhéroe y ahogó a última hora las esperanzas de los Bafana Bafana, ya que los guaraníes tenían mayor cantidad de goles a favor, pese a tener los mismos puntos y la misma diferencia de gol.

Esas disputas internas en la Federación empezarían a ser moneda corriente. Sin embargo, Mandela tendrían un último truco bajo la manga. Sudáfrica sería anfitrión de otra Copa Mundial (en el 2003 lo había hecho en el cricket) luego de que en 2004 fuera elegida sede de la Copa del 2010. La participación de Mandela fue clave para la elección. Luego, también es verdad, la propia elección de Sudáfrica como sede generaría problemas económicos y sociales en algunas de las ciudades, debidos a las fastuosas sumas utilizadas para la construcción de los estadios.

Madiba en la final del Mundial 2010

De hecho, la última aparición pública del líder fue en la final de la copa en el Soccer City, cuando España se quedó con su primera estrella. Recientemente los ibéricos fueron a jugar un amistoso allí y cayeron por 1-0. 

Este año, mientras Mandela ya estaba convaleciente en un hospital se instituyó el Nelson Mandela Sport & Culture Day; además de diferentes actividades culturales, el verde y oro se vio en cancha tanto con los Springbooks como con los Bafana Bafana, ante Los Pumas y Burkina Faso respectivamente. Un hincha habló del legado de Madiba

El deporte fue un factor clave en la unificación nacional que propulsó Mandela desde su cargo. Así como la deuda social no pudo ser saldada por él y por sus sucesores del Congreso Nacional Africano -su partido- y aún la brecha entre blancos y negros existe (aunque hoy en el plano económico), su labor humanitaria para evitar un baño de sangre fue inigualable. Se fue un gran hombre.

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