A tono con la evolución alemán en conjunto, el Borussia
Monchengladbach ha demostrado un crecimiento notorio con un proyecto que está
por cumplir tres años, con su entrenador como líder desde el banco de suplentes.
El fútbol alemán, en la última década, ha crecido muchísimo.
Desde el convencimiento en un serio proyecto nacional y la adaptabilidad de
todos los clubes, la Bundesliga se convirtió en la mejor liga europea de los
últimos años, por competitividad, por juego, por estilos. De todas maneras, de
todo esto se ha hablado largo y tendido en otros artículos y aquí lo que
interesa es observar una de las grandes consecuencias en la que derivó todo
este sinfín de causalidades que hicieron de Alemania una gran cultura futbolística.
Los dos gigantes, tanto el Bayern Munich como el Borussia
Dortmund, se llevan toda la atención, por sus recientes rendimientos, por la
única final alemana protagonizada en Champions League, por sus procesos. Pero
todo va más allá de eso. Toda la liga ha ido emparejándose para arriba, los
clubes han tenido un lógico ascenso en toda su estructura (ya sea deportiva
como institucional o económica, también de alcance nacional), aunque hay uno de
ellos que desarrolla un buen fútbol y que apunta a grandes logros en el futuro.
Después de los de Pep Guardiola y de Klopp, aparece el Bayer
Leverkusen en esta Bundesliga, como el tercero en discordia. Pero un tanto más
atrás emerge el Borussia Monchengladbach, desde las sombras, queriendo volver a
ser lo que alguna vez fue, aún alejado del liderazgo pero de a poco tomando
lugar en clasificación a certámenes continentales.
La temporada anterior no fue de las mejores, de hecho ni
siquiera llegó a clasificar a una copa europea finalizando en el octavo lugar,
y la última liga en la que acabó consagrándose fue en la edición 1976/77. No
tiene una rica historia en títulos, pero sí en grandes equipos que ha sabido
formar. Por caso, se puede nombrar aquel que cayó en la final de la Champions
League ante el Liverpool en la 76/77; en esa ocasión, los Reds renunciaron a
jugar la Intercontinental, y fue el Gladbach quién terminó disputándola cayendo
con Boca Juniors.
En su palmarés se cuentan cinco ligas alemanas, siendo
tricampeón desde las campañas entre el ’74
y el ’77, un campeonato de segunda división –en 2008, cuando volvió a la
elite germana-, tres DFB Pokal y dos Copas UEFA (actualmente Europa League),
además de los subcampeonatos obtenidos en dicha Liga de Campeones, final con el
club argentino, y dos UEL.
Actualmente, parece estar realizando un trabajo a largo
plazo que ya comienza a darle sus frutos. Si bien hace varios años que no
obtiene un logro importante y su grandeza sabe de historia aunque no de
resultados recientes, su juego ha ido en levantada en el último tiempo, de la
mano con el crecimiento global teutón, con aquella gran obra que se inició con
Jurgen Klinsmann.
El director técnico, Lucien Favre, supo armar un equipo
competitivo, aún opacado por los grandes rivales, pero con un estilo definido y
la búsqueda clara de una identidad. Conceptos claros y varios recursos en un
plantel de categoría, con pie fino, varios jugadores de juego y un fútbol
ofensivo, colectivo, y realmente vistoso. En esta Bundesliga se puede observar
claramente que las claves del proyecto comienzan a rendir.
Desde su arquero, Ter Stegen, pasando por una defensa que
suele tener altibajos pero es sólida en la mayoría de oportunidades, laterales
con proyección constante como Korb y Wendt, medio que presiona y juega, y
ofensiva tal cual como es tradicional en Europa: tres mediapuntas y un hombre
de área. Ese centro delantero, la referencia, aunque sepa tirarse atrás y
sumarse al circuito de juego como hacen todos estos futbolistas de esa posición
en la Bundesliga, es Max Kruse.
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El Gladbach está atravesando un gran momento |
Dinámica por las bandas, manejo por el centro, juego
colectivo y ofensivo, eso es lo que ha promulgado y ha llevado al campo de
juego el entrenador suizo Favre. El problema que ha tenido desde que se inició
el año futbolero, a mediados del año calendario, ha sido que no ha podido
mantener el mismo nivel tanto de local como de visitante. Más allá de que el
torneo lo comenzó con una caída lógica ante el Bayern Munich, no empezó bien
fuera de casa.
Actuando como visitante, el Gladbach perdió cuatro partidos
(Bayern, Leverkusen, Hoffenheim y Hertha Berlín) y empató uno (Augsburgo) en la
actual Bundesliga. Por otro lado, como local la historia es bien diferente,
ganando los cinco partidos que ha jugado, con preponderancia del 2-0 al
Dortmund, pese a que lo ganó en los últimos minutos y la pasó muy mal en todo
el desarrollo. Las otras victorias fueron ante Hannover 96, Werder Bremen,
Eintracht Braunschweig y Eintracht Frankfurt.
De todos esos triunfos, el primero, segundo y último fueron
los de mayor jerarquía. Desarrollando a placer sus formas de juego, dominando
por completo al rival de turno, imponiéndose con jerarquía y goleando en los
tres encuentros: 3-0 y dos 4-1, respectivamente, sufriendo los dos únicos goles
recibidos en esas fechas sólo por desinteligencias defensivas.
El estilo de este conjunto comprende el control de la bola
desde el centro del campo, con el doble pivote que componen Herrmann y Kramer,
con la constante subida, como ya había apuntado, de los marcadores de punta,
que alternan criteriosamente cuándo le conviene a cada uno sumarse a los
ataques. Los tres hombres que se ubican por detrás del único delantero son el
suizo Xhaca, que juega y hace jugar, el interminable venezolano y su pegada
Juan Arango, y el brasileño Rafael Araújo. Calidad y pase fino, más habilidad y
encarar desde las diagonales que realizan sus hombres por banda.
Acostumbra a salir desde el fondo, con un arquero que sabe
utilizar sus pies aunque ya ha concedido algún gol rival (empate parcial del E.
Frankfurt), y sacar la pelota con el retraso entre los centrales de Herrmann,
que es el más abocado al manejo que a la marca de ese doble 5. Arriba, esperan
para desequilibrar los jugadores de punta y el atacante Kruse para definir las
situaciones generadas. En cada partido, este conjunto suele crear no menos de
cinco situaciones claras para marcar.
Lucien Favre, el líder de la levantada
El suizo, de 55 años, es el eje de esta actualidad del
Monchengladbach, el que inició este gran proyecto que está llevando adelante
deportivamente. Asumió en el cargo en febrero de 2011. Casi tres años en el
cargo le bastaron para hacerse respetar en el club y comenzar a desarrollar un
plan de salvataje del equipo, ya que cuando fue contratado, reemplazando a
Michael Frontzeck , el conjunto se ubicaba en la última posición y con el
riesgo nuevamente del descenso a la segunda división.
En la temporada 2011/12, después de salvar al equipo,
consiguió un cuarto puesto en la liga, siendo la revelación, que lo clasificó
de nuevo a la Champions League (perdió en playoff ante el Dinamo de Kiev, con
un global de 4-3), además de alcanzar la semifinal de la Copa alemana y caer
con el Bayern Munich en esa instancia. Sin duda, ese fue el mejor de los
últimos años, con Favre a la cabeza.
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Los jugadores festejan con su entrenador |
Anteriormente a su época como entrenador, fue un
centrocampista que jugó la mayor parte de su carrera en el Servette de su país.
También fue convocado en varias ocasiones por la selección helvética, y marcó
un gol. En 1991 se inició como director técnico y, posteriormente a dirigir en
equipos suizos como el Echallens, Neuchatel Xamax, Yverdon-Sport, Servette
(club en el que es ídolo) y el FC Zurich (uno de los más grandes por esos
lares), le tocó la oportunidad de conducir en otra liga. Asumió en el Hertha
Berlín a mediados de 2007, lo sacó 4º con un muy bajo presupuesto y hasta le
ganó al Bayern con un gran juego. Luego de todas esas experiencias, le llegó
ésta, que es quizás la más importante de toda su trayectoria.
Al momento de cumplir dos años en el Gladbach, este hombre
expresaba que “yo sólo hago mi trabajo en un gran club, y me lo tomo muy en
serio”, además de sentenciar que “cuando Max Eberl (director deportivo de la
institución) entonces me hizo la oferta, no tenía necesidad de pensar en
grande. Inmediatamente me dijo que sí debía hacerlo”. Es un DT con grandes
ambiciones, apasionado por este deporte y por su trabajo, un personaje al que
tal vez en un futuro no muy lejano le llegue la posibilidad de dirigir en un
club grande europeo.
Las figuras de este equipo
Marc-André Ter Stegen: Es uno de los arqueros de mayor
proyección mundial. Ya se ha rumoreado con su pase a clubes grandes del Viejo
Continente (Barcelona, en caso de que se vaya Valdés). Con tan sólo 21 años, ha
demostrado su enorme potencial, con grandes reflejos, buena salida (obviando el
último gol del Frankfurt) y buen saque.
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Marc-André Ter Stegen, el arquero. La mayor proyección |
Cuenta ya con varias distinciones individuales, fue
convocado por la absoluta dirigida por Joachim Low y tiene un gran porte físico
(mide 1,90 m). En el año pasado, fue elegido como el mejor arquero de la
Bundesliga.
Oscar Wendt: Típico lateral de equipo grande el sueco, que
juega para su selección y tendrá la gran posibilidad de acceder a la Copa del
Mundo en el repechaje ante Portugal. Es el que más se proyecta al ataque de
ambos marcadores de punta, con ubicación en cada jugada. Siempre es una
variante ofensiva. Además, mete goles importantes.
Granit Xhaca: De la gran selección suiza que se fue formando
en los últimos años, es uno de los volantes ofensivos que más promete.
Habilidoso, gambeteador, habitué a jugar por un costado, casi como extremo,
aunque muchas veces se tira al medio para ser iniciador. Un futbolista que
seguramente tendrá mucho crecimiento de acá a un tiempo. Es el ‘10’ del equipo,
acostumbrado a tirarse a banda.
Juan Arango: Quizá el más experimentado del grupo, el líder
de un plantel con muchos jóvenes. Jugador de jerarquía el zurdo venezolano, con
una pegada magistral. Sabe administrar bien los tiempos, darle sentido a cada
pelota, ser el conductor de cada ataque, el hombre clave en este equipo.
Max Kruse: Por citar a los casos más significativos, se
puede nombrar a Mandzukic o a Lewandowski en el fútbol alemán, pero éste
jugador también es representativo en una función de un 9 que no se limita a ser
solo quién culmina las jugadas. Se tira atrás, se suma al circuito de juego, y
es un definidor de clase y jerarquía.
Puede actuar también como volante ofensivo, unos metros más
retrasado que en una posición de referencia de área. Tiene 25 años, debutó en
Werder Bremen, pasó por Friburgo, hasta ha tenido experiencia en los combinados
juveniles de Alemania, y algunos no lo descartan para ser el delantero de esta
gran generación alemana que está dando sus primeros pasos aunque ya ha crecido
una enormidad.
Cuna de grandes futbolistas
El Borussia Monchengladbach históricamente ha sido
reconocido como uno de los clubes que más jugadores de calidad y jerarquía ha
aportado al fútbol alemán. Uno de sus máximos exponentes es Jupp Heynckes,
quién fue jugador -participó del tricampeonato y ganó la UEFA- en dos etapas
(la de su debut como profesional, entre 1963 y 1967, y desde 1970 hasta 1978,
cuando se retiró) y también entrenó al primer equipo, siendo también su
presentación, su primer trabajo como técnico en el Gladbach, desde el año
posterior a su retiro hasta 1987. Luego volvió, y estuvo en el banco entre 2006
y 2007.
En los últimos años, esta entidad de la zona de Westfalia
sacó grandes jugadores desde su cantera. Marco Reus, el actual extremo del
Dortmund, es tal vez el mejor de los tiempos recientes, por habilidad para
gambetear, por su pegada, por su conducción y capacidad de traslado con pelota
al pie. También puede nombrarse a Marko Marin, el actual futbolista del
Sevilla, tras jugar una temporada en Chelsea.
Hoy en día, también parece haber futbolistas que prometen, y
algunos ya se encuentran entrenando con la Primera. Lógicamente que el mejor
ejemplo es el portero Ter Stegen, pero aparecen por detrás el lateral derecho
Julian Korb, los mediocentros Patrick Herrmann y Nico Brandenburger, y los
delanteros Peniel Mlapa o Branimir Hrgota (sueco, no es de la cantera, aunque sólo
tiene 20 años).
La realidad de este equipo está en profundo crecimiento, a
tono con la elevación del nivel general de este deporte en el país germano. Sin
duda que le falta mucho, pero este proyecto con Favre como conductor, que ya
casi llega a los tres años, va por buen camino. Debe regularizar su
funcionamiento, mantener todo lo bueno que hace de local como visitante y
esperar la evolución del equipo, conjuntamente a la de sus jóvenes. El Gladbach
va por la senda que seguramente le conducirá a un objetivo grande.
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