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La luz al final del túnel es roja y blanca

Dinamarca le ganó a Armenia, de visitante, por 1 a 0 y todavía tiene chances de alcanzar el repechaje del Mundial entre los mejores segundos de Europa. Daniel Agger cambió penal por gol.
                                          

Acá había que ganar. Los tres puntos tenían que tener un dueño, el empate no servía para ninguno de los dos. El Hrazdan Stadium estallaba, una ilusión inmensa albergaba a los armenios, con el anhelo de alcanzar el país carioca en junio de 2014.

Pero solo uno salió a jugar el partido como tenía que ser. Los daneses salieron a matar desde el minuto cero, casi olvidándose del 0-4 recibido por su mismo rival y de que estaba de visitante. Eriksen y Nielsen se hicieron cargo de los ataques del conjunto de Morten Olsen; Kvist manejó todas las pelotas y la experiencia de Daniel Agger en el fondo daba tranquilidad.

Henrij Mhkitaryan era el que debía manejar los hilos, pero apareció poco y nada; Ozbiliz era el que más intentaba, pero no pudieron ser profundos en ningún momento de la primera mitad. Para colmo Kasparov estuvo salvando pelotas importantes, apoyado por una defensa que se replegó y aguantó bien, pero no podía parar todo.

Estaba claro que había un equipo que quería ganar, pero el resultado no lo acompañaba. Armenia se pareció en nada a ese que el viernes le había ganado a República Checa en Praga. En una mitad no había pateado al arco. Flojo era el partido y dentro de eso era más Dinamarca.

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 Arrancó el segundo pateando Ericksen nuevamente al arco, de tiro libre aunque sin destino de red. Ozbiliz seguía siendo el que más generaba con un Mhkitaryan totalmente desconocido. Estuvo muy lejos de eso el hombre que llegó al Borussia Dortmund para reemplazar a Mario Götze.

Firmes se mantenían en el fondo Haroyan y Mkoyan; Kasparov seguía bien. Pero la poca potencia ofensiva era lo que preocupaba. Ozbiliz, encargado de todas las pelotas paradas, tiró un córner, Ankersen quiso rechazar y la clavó contra el travesaño. Dinamarca se salvaba y el técnico notaba que algo faltaba: entro Fischer por Braithwaite. Lo bien que hizo, porque el que ingresó gambeteó en el área, Haroyan lo tocó, el árbitro marcó el penal, expulsó al defensor por doble amarilla y Daniel Agger hizo un trueque perfecto. Arriba los daneses, uno menos lo armenios y panorama negro para el final.

Y si era malo el partido de los hombres de Minasyan con 11, imagínense con uno menos. Hubo tiempo nada más para que Ozbiliz haga estirar, de manera excelente, a Andersen y nada más.

Se jugó el partido adentro de un túnel llamado repechaje, había que ganar y los de Olsen lo hicieron. Más allá de que Armenia aún tiene chances –casi imposibles, pero chances al fin – la victoria dejó mejor parados a los daneses que tampoco dependen de si mismos para esto. En este partido, la luz fue roja y blanca


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