El sorprendente Brown de Adrogué y Villa San Carlos se enfrentan a un duro camino si quieren mantenerse en la categoría. Un informe sobre las dificultades de los equipos del área metropolitana para estabilizarse en la Segunda División.
En el Torneo de la B Nacional que acaba de comenzar este fin de semana se dio el debut no solamente de Independiente en la categoría sino
también de dos clubes muy modestos que hace pocos años ni siquiera soñaban con
jugar en la divisional. Hablamos de Villa San Carlos y Brown de Adrogué. El
primero, a principios del año 2002 jugaba en Primera D, la última de las
categorías del fútbol de ascenso. Mientras que el segundo, ya un histórico de
la B Metropolitana desde 1997, venía peleando en los puestos de vanguardia en
las últimas tres temporadas. Ambos clubes, con un trabajo institucional serio y
organizado, tendrán que jugar la B Nacional haciendo de local en canchas ajenas
debido a que sus estadios son muy pequeños.
El ascenso de estos dos equipos tuvo un condimento épico
debido a que competían con equipos con mayor presupuesto, infraestructura e
historia como Chacarita, Atlanta, Platense y Morón, entre otros. La Primera B
Metropolitana, torneo que por primera vez en muchos años otorgaba dos ascensos
directos a la BN sin promoción, es una de las de mayor paridad y en no pocas
ocasiones, un equipo dominador durante buena parte del torneo, termina con las
manos vacías, por falta de combustible al final y cediéndole el primer lugar a
otro equipo. En el último año, sin ir más lejos, eso le ocurrió a Atlanta. A
pesar de esta “ultra competitividad” la categoría tiene un gran beneficio: son
pocos los kilómetros que deben viajar, circunscribiéndose todo al ámbito de
Capital Federal y Gran Buenos Aires, con las –en su momento excepciones- de
Rosario (Central Córdoba y Argentino) y Junín (Sarmiento). He aquí el arma de
doble filo: un club acostumbrado a una logística “sencilla” al ascender debe
adaptarse a una dinámica que implica recorrer
más de 22 mil kilómetros con 13 viajes de larga distancia.
La contraparte de los equipos que compiten en la B
Metrpolintana son los clubes indirectamente afiliados a la AFA, es decir los
que juegan en el Torneo Argentino A. Es una competencia con una lógica
totalmente distinta. Para empezar, no hay promedios de descenso ni tampoco se
disputa con formato de liga sino con divisiones en grupos, con una liga final
que define el primer ascenso y un segundo ascenso que se da en un octogonal
final. Este torneo incluye viajes de larga distancia para todos los equipos (los
equipos de la zona norte tienen que trasladarse desde Rosario hasta Salta o Posadas,
por ejemplo) y presupuestos en general mayores por el arraigo regional de los
clubes.
Talleres ascendió ante una multitud |
Lo que buscamos analizar, en este caso, es cuál fue el
devenir de los clubes que ascendieron de la Primera B Metropolitana a la
Primera B Nacional. Vamos a indagar si el impacto del salto de categoría es tan
fuerte como parecería ser y cuáles podrían ser las razones para explicar
fracasos y éxitos.
Al repasar qué sucedió con los catorce equipos que
ascendieron de la B Metro a la BN desde el año 2001 a la fecha, entonces
hemos identificado tres grupos de equipos: 1) Los que no pudieron sostener la
categoría; 2) Aquellos que se instalaron definitivamente en la categoría,
aunque sin pelear puestos de ascenso (algo así como una “clase media” de
la B Nacional) y 3) Los clubes que ascendieron a Primera A y se mantuvieron en
la elite.
El grupo más interesante para analizar es el primero ya que
abarca a un 50% de los equipos ascendidos. Siete de los 14 equipos ascendidos
descendieron al año inmediato, es decir que no pudieron mantener la categoría.
A este grupo se le podría agregar dos equipos más (Platense y Deportivo Merlo)
que se mantuvieron tres años en la divisional hasta descender. En el caso de Platense
realizando una muy buena primer campaña y dos muy malas luego, y en el caso de
Merlo coqueteando con el descenso hasta que finalmente se dio. Es interesante
remarcar que sólo dos equipos pudieron volver luego de haber descendido:
Almirante Brown dos temporadas después (recordamos que su descenso se produjo
por hechos extrafutbolísticos que derivaron en un descuento de 18 puntos) y
Sarmiento de Junín que tardó siete años y suele tener un presupuesto mayor que
los clubes de la categoría, además de ser el único que viaja más de 500 kilómetros por semana. De esta forma, podemos inferir que hay cerca de un 70% de
probabilidades de volver a la categoría de origen, con un 50% de probabilidades
de que eso ocurra en el primer año. Sólo cuatro clubes de los quince clubes
ascendidos del Argentino A descendieron en el primer año (dos de ellos en la
misma temporada, Desamparados y Guillermo Brown) y los otros cuatro clubes que
descendieron al Argentino A se mantuvieron durante períodos prolongados en
general, incluyendo a uno con un paso por Primera División antes de volver a
caer (San Martín de Tucumán).
Giunta, clave en el proceso de la Fragata |
En el segundo grupo, la “clase media” de la BN, podemos identificar solamente dos o tres equipos. Ferro, que desde su vuelta a la categoría para la temporada 2003/04 se ha mantenido relativamente sin sobresaltos, y Almirante Brown, que luego de su vuelta, hace tres años está en la categoría también en la mitad de tabla. A este grupo podríamos agregar a Sarmiento de Junín que hizo una muy buena campaña el torneo pasado. Resta ver si podrá afianzarse dentro de esa clase media o si, por el contrario, caerá. Pese a ello, su condición de “club del interior” lo hace particular al análisis. Es decir que de los 14 equipos que en los últimos 12 años ascendieron de la B Metropolitana, sólo dos pudieron estabilizarse en la divisional. Un número bastante bajo que pone de manifiesto que la competitividad y exigencias de la categoría se hacen muy difíciles para equipos acostumbrados a otro trajín, otra infraestructura y a competir con equipos de presupuestos más similares, debido a que los equipos del interior se manejan con otros presupuestos, con apoyo de gobiernos y empresas provinciales. Si comparamos a los 15 equipos ascendidos del Argentino A al Nacional B en el mismo período, 7 equipos se mantienen en la divisional. Es decir, que tus probabilidades de ser un “clase media” pasan del 20% a casi un 50% si tu origen es la B Metropolitana o el Argentino A.
Por último, quedan los dos casos de equipos que han
ascendido a Primera División. Ambos lo hicieron al segundo año de estar jugando
en la B Nacional y han hecho buenas campañas en Primera. Hablamos de Tigre y
All Boys, que están por iniciar su séptimo y cuarto año consecutivo en primera
respectivamente. Tigre, incluso ha llegado a estar muy cerca de ser campeón en
tres oportunidades. Siempre se destaca en el caso de Tigre y All Boys el fuerte
apoyo que tuvieron desde su dirigencia, con Sergio Massa y Roberto Bugallo como
principales exponentes respectivamente. Como contrapartida, de los clubes del
Argentino A que ascendieron al Nacional B en el mismo período y que pudieron
pasar a jugar en Primera División, ninguno duró más de una temporada (Tiro
Federal, San Martín de Tucumán y Atlético Tucumán). A estos se podría agregar
Huracán de Tres Arroyos que, si bien ascendió en 1999 al Nacional B, su ascenso
a Primera División luego de haber sido un gran equipo en la segunda divisional
culminó en un descenso al Nacional B y uno inmediato al Torneo Argentino A,
donde se mantuvo por cinco temporadas hasta caer un escalón más. Es decir que
parecería ser más fácil para un club directamente afiliado a la AFA mantenerse
en Primera División que en la B Nacional que para un indirectamente afiliado.
Curiosidad para analizar en profundidad más adelante.
Cuando analizamos las causas de los equipos exitosos se
observa, por lo general, que mantener toda la temporada al técnico que logró el
ascenso trae resultados positivos (Tigre con Caruso Lombardi, All Boys con
Romero, Alte Brown con Giunta, Sarmiento con Lippi), así como una base de
jugadores de la categoría del ascenso también es un hecho positivo. Sin
embargo, nos topamos con una gran dificultad que tienen estos equipos: hacer
goles. Es que goles son amores, pero también es dinero. Los goles se pagan mucho,
por citar un caso tenemos a Tigre que luego de haber tenido que vender al Chino
Luna que había anotado 24 goles en el ascenso-, tuvo que reinventarse
cosechando 55 puntos anotando sólo 29 goles en todo el torneo.
En la tabla a
continuación están los equipos ascendidos y un ratio que calcula cuántos goles
tuvo que hacer para sacar puntos. El caso emblemático es Tigre: necesitó apenas
0,53 goles por punto. Es decir que cada gol que hacía le aseguraba cerca de 2
puntos. En este caso, obviamente la contrapartida fue un arquero y una defensa
que lograron mantener invicta su propia valla durante varios juegos.
Campestrini, Ferrero, Morero y Blengio, todos jugadores que tuvieron una
destacada carrera en Primera o el exterior.
Hay dos equipos que tuvieron un buen ratio goles/puntos que
hicieron campañas discretas. Hablamos de Deportivo Merlo que, con el planteo
muy conservador de Felipe de la Riva, llegó a disputar la promoción para evitar
el descenso con sólo 35 goles a favor. Atlanta, a pesar de haber mantenido gran
parte del plantel campeón marcó sólo 28 goles y debió volver a la B
Metropolitana. Un hecho marca este descenso: el despido de Javier Alonso luego
de sólo 8 fechas, con un record de 1 victoria, 5 empates y 2 derrotas. Luego de
él vinieron Ghiso, Roldán y Rondina sin poder enderezar el rumbo. Por su parte,
All Boys mantuvo a José “Pepe” Romero a pesar de una racha de 5 derrotas
consecutivas y los resultados están a la vista. Precisamente el club de
Floresta es el único que hizo una buena campaña (entendiendo a la misma como no
haber descendido ni jugado promoción) con 46 goles a favor y 46 en contra y 45
puntos. Es decir 0,92 goles/punto. La clave, en este caso, fue la aparición de
Emmanuel Gigliotti, hoy nueva figura de Boca Jrs., que marcó 16 goles.
Nos encantaría poder afirmar que la clave de mantenerse en
Primera B Nacional radica en hacer muchos goles y jugar un futbol espectáculo,
pero la realidad marca que un equipo ordenado, con una buena defensa puede ser
la clave para permanecer. Incluso Sarmiento de Junín, el equipo recién
ascendido que más puntos sumó (58) lo hizo marcando solamente 40 goles en 38
partidos y encajando 34. Todo esto no implica que haya que esperar
pacientemente al rival y esperar no recibir goles, sino ser un equipo al que sea
difícil que le marquen, eso se puede hacer teniendo más tiempo la pelota que el
rival.
En la presente edición se agrega un escollo más ya que por
primera vez en muchos años habrá 4 descensos directos (sin distinción entre
equipos directa e indirectamente afiliados a AFA).
Para Villa San Carlos, la principal dificultad que afronta
es haber sido un equipo que ascendió marcando apenas 41 goles en 40 partidos,
24 de los cuales fueron obra de Pablo Vegetti (recientemente emigrado al
Rangers del futbol chileno), es decir más del 58% de los goles. Podemos sugerir
que reemplazar esos goles no será nada fácil, su coprovinciano Claudio Cenci
tendrá esa responsabilidad sobre sus espaldas.
Por su parte, Brown de Adrogué, equipo acostumbrado a ser el
más goleador de la B Metropolitana en las últimas tres temporadas, buscará
adaptarse a este nuevo entorno manteniendo la base de futbolistas y esperando
que el recientemente incorporado Jeremías Caggiano vuelva a ser ese goleador
implacable que surgió de Independiente y explotó en Huracán de Tres Arroyos
hace casi 9 años, así como que el histórico Gastón Grecco mantenga su racha. Es
prácticamente imposible pensar que el equipo de Pablo Vico salga a refugiarse
“alla” De la Riva, pero si deberá tomar más recaudos para evitar recibir goles.
Razones para sostenerse en ese dificilísimo,
aunque no imposible, mundo de la Primera B Nacional, sobre todo si venís de la
B Metropolitana.
Escrito por Pablo Dragún y Juan Scheines
Gracias por esta muy buena nota, el aporte didáctico acompañado de datos precisos, hace que la lectura para los fanáticos del Futbol resulte muy interesante.
ResponderEliminarAtte Orlando I.
Muy buena nota!!
ResponderEliminarLos felicito!!
Saludos,
Jonathan.