A partir del descenso de Independiente y las posteriores cargadas de la gente de Racing se suscitó una particular polémica en torno al hecho de festejar la desgracia del rival deportivo. A su vez, se ha señalado que este es un fenómeno netamente argentino. Aclarar algunos puntos, desmitificar otros; hacia allá vamos.
Independiente realiza una serie de malas campañas que son la consecuencia de una pésima situación institucional. Independiente se va al descenso por primera vez en 108 años de historia. La gente de Racing, su rival de toda la vida, festeja. Todo bastante lógico, pero pareciera que no. En las últimas horas, o semanas, se ha puesto en tela de juicio si era correcto o no celebrar la caída deportiva del clásico oponente; pues bien, vamos a adentrarnos en la polémica.
Técnicamente, las cargadas del colectivo racinguista (en el cual yo me inscribo) comenzaron unos días antes de que el descenso de Independiente fuera una realidad. Probablemente la saga de videos del Fantasma de la B haya sido lo más resonante de toda una serie de burlas hacia el Rojo. Si en la fecha 17, cuando la situación de Independiente parecía irreversible ya, fue contundente, en la última jornada el pasado viernes el estadio de Racing se colmó de referencias al ya consumado descenso.
El color negro dominaba las tribunas, globos y humo del mismo color, coronas de velorio y la mímesis de una sepultura, banderas, fantasmas y demás elementos configuraron lo que el público racinguista llevó al Cilindro. Hasta acá todo dentro de los carriles lógicos de un fútbol argentino que se empeña en tomar al descenso como una muerte deportivo, incluso en palabras de Javier Cantero, presidente de Independiente quien comparó la situación con la pérdida de un familiar. Más adelante iremos sobre lo que le corresponde al club en los hechos del viernes.
El fantasma de la B |
El sábado, aunque ya era un comentario que circulaba en bastantes medios por cómo se venía dando todo esto, algunos editorialistas hablaban de "polémico festejo", algunos otros ligaban esto a la "cultura del aguante" (exponiendo sus nulos conocimientos acerca del tema) y a un paso de esta tesis quedaba enmarcar la situación en otro de los "grandes males del fútbol argentino".
Ya volveremos sobre lo polémico o no, el punto es cuestionar a quienes cuestionan la validez del festejo. Y un paso más adelante, demostrar que esto nada tiene ni con la cultura del aguante, ni tampoco con algo intrínsecamente local.
Algunos ejemplos nos serivarán de muestra de que en otras latitudes también se celebran las derrotas ajenas, haya tenido el festejador de turno motivos de celebración propios o no.
Arrancamos por Italia; la Juventus volvía a la Serie A luego de ser descendida por los escándalos extradeportivos y el Inter la recibía como local. Los tifossi interistas les dejaron un mensajito a sus rivales turineses.
"De la Serie B no tengo memoria" |
Nuestro recorrido se desplaza hacia Colombia. América de Cali descendió (y al año siguiente perdió la posibilidad de regresar a Primera) y sus rivales del Deportivo utilizaron el Photoshop para mofarse del Péndulo Jairo Castillo, quien erró el penal decisivo.
Auspiciado por Michel Teló |
Pasamos ahora a Uruguay. No hay un descenso de por medio, sino la no concreción de un título continental. Peñarol cayó en la final de la Copa Librtadores ante el Santos de Neymar y Nacional sacó pecho de esta situación.
Recuerdo de las cinco finales perdidas por el Manya |
Volvemos a Italia, más precisamente a Sicilia, a un hecho bien reciente. El Palermo tenía marcado el destino de Serie B aunque aún no se había finiquitado su descenso, pero debía visitar al Catania. Todo el estadio al momento de la salida de los equipos llevaba un simpático cartel con la letra "B".
"B" |
Agregamos algunos ejemplos más. Esta editorial brasilera habla de que los equipos paulistas festejan más las derrotas del Corinthians (previo al descenso del Timao) que las victorias propias y este videito que mostramos a continuación expone a la hinchada del Aston Villa derrochando alegría cuando la Voz del estadio anuncia el descenso del Birmingham el clásico de la ciudad. Retrocediendo en el tiempo, podríamos incluir otros más, como por ejemplo cuando en 1999 os torcedores del Flamengo salieron a las calles de Río por la derrota del Vasco en la Intercontinental ante el Real Madrid. La lista es interminable; fenómeno argentino, las pelotas.
Ahora bien, ya expusimos que esto no acontece solo en Argentina, sino que es un fenómeno global. Eso ya descartaría la lógica de la "cultura del aguante" como editorializaran en algún matutino; pero que se osara esbozarlo también habla del desconocimiento en torno a lo que significa la misma. Como contamos acá, los basamentos sobre los que se sostiene la misma no son la cargada al rival, sino la violencia, el machismo y el enfrentamiento directo que debe ser sostenido en última instancia desde el plano físico. Portar una pancarta o disfrazarse de fantasma poco o nada tiene que ver con eso. Sí tienen un punto en común, la necesidad de un otro. Pero esa es la esencia de este deporte.
Así como al fútbol no se lo puede explicar de una manera individual (por más Messi, Pelé, Maradona o Iturbes que haya) ya que es una disciplina colectiva, necesariamente también es un enfrentamiento donde hay un otro. No es golf, hay una mímesis de una batalla (ver las obras de Norbert Elias) y sin un oponente no hay fútbol.
Por supuesto, hay otros y otros; no es lo mismo para un hincha de River medirse con Boca a hacerlo con Atlético de Rafaela. No es lo mismo para la gente de Independiente hacerlo ante Racing que ante Aldosivi de Mar del Plata, y esto se debe a que una parte de la identidad de cada equipo tiene que ver con el rechazo de nuestro clásico, de lo que no somos.
Ernesto Provitilo (aka @ernestou) expuso en un par de artículos esta cuestión de la identidad de los clubes, como por ejemplo en el Dossier de Informe Escaleno o en un pasaje de este escrito en La-Redo. Tomamos un pasaje del mismo para nuestros fines: " Uno puede tener el principio ético y moral de no pedirle jamás a sus jugadores que vayan para atrás, pero hay que saber que uno es hincha de fútbol en tanto no es hincha del otro. La patria será el otro, pero el fútbol no (?). Por lo tanto, un hincha de Independiente es un hincha de Independiente claro, pero también es un no hincha de Racing. Y viceversa. (...) " el perjuicio futbolístico de la contra forma parte del goce futbolístico propio. Y esto es así muchachos, no seamos hipócritas. Podemos decir lo que querramos hacia el afuera, pero en nuestro interior, si soy de River y el Burrito Martínez erra un penal, metes como mínimo un puño, sentis hasta alivio. Si soy de Boca y veo haciendo payasadas a González Pirez en defensa, una sonrisa, también mínimamente metes, una mueca de alegría. Y eso no es ser un sorete de persona (?), forma parte de esto, es lo que está bien, lo esperable, en el hincha genuino, es, incluso, la condición humana. Lo que sí, hay que desconfiar de quienes exageran la indiferencia y sobre todo de quienes exageran el grado de rivalidad también. Aquel que te dice “no me importan lo que hagan ellos, solo quiero que mi equipo gane”, MIENTE (?)".
Es que las identidades son eso, no solo en el plano deportivo. Por eso se habla de "Peronistas o Anti-peronistas", "Beatles o Stones", "Trotsky o Stalin", "Caruso o Elio Rossi", "Menotti o Bilardo", "Campo o ciudad". Necesitamos ese conflicto, esa pica, es un motor. Volviendo a los clubes, en el momento de su fundación tenían algún trasfondo mucho más profundo que no se remitía a una territorialidad nada más, un status social, alguna idea política, etc. Vean el libro de Alejandro Fabbri, que lo expone mejor. Incluso, podríamos añadir que en otro tiempo algunos clubes revestían cierta idea futbolera, aunque con el pauperizado nivel actual, el torneo argentino parece fukuyamizado y haber un cierto final de las ideologías. Aunque sabemos que no.
Entonces, es más que razonable que exista esa necesidad de festejar el descenso de tu rival, o algún fracaso deportivo. Más aún, por un elemento que pareciera no contar para los editorialistas que hace rato no pisan una tribuna: desde 1983 el hincha de Racing (incluso aquel que no lo vivió) debió soportar clásico tras clásico la cargada por aquel descenso. Aunque hubieran pasado décadas de aquel fracaso deportivo. ¿Bajo qué termino puede ser censurado el festejo de hoy del hincha de Racing? Es algo bien futbolero y que tiene profundas raices, como lo demostramos más arriba. Si el hoy derrotado no está acostumbrado a estar en ese lugar, eso es otra cosa.
En estas tierras hay muchos ejemplos de otro momento. ¿Recuerdan a los hinchas de Boca con banderas italianas en las tribunas luego de que la Juventus doblegará a River? ¿Y las camisetas del Bayern del otro lado unos años más tarde? El Cienciano los hizo festejar y entristecerse a ambos unos años después.
No hay manera de poner un límite, Caetano Veloso diría "proibido proibir", ni tampoco es algo sano. Según cada uno será más o menos extendido este festejo; pero mientras sea una expresión de alegría popular, del hincha, no tiene en principio nada de malo. El punto que sí debe ser cuestionado es el accionar de la dirigencia de Racing como tal, o de la institución.
Mírenles y notan cuáles son hinchas y cuáles no... |
Quizás algún memorioso podrá señalar algo que se me escapa, pero no recuerdo que Independiente como tal haya burlado a Racing por sus múltiples desgracias deportivas en estas décadas. Seguramente habrán hecho la vista gorda más de una vez; no es el punto. El viernes, en el Juan Domingo Perón hubieron tres elementos que no estuvieron bien. El primero: el "corte del grupo electrógeno" en el entretiempo. El segundo: la marcha fúnebre que musicalizó ese momento (porque el "Te vas" de Américo está en el límite). El tercero: La venta de camisetas en los locales oficiales que hacían referencia al descenso de Independiente.
¿Adónde queremos llegar? A ningún lado; simplemente evitar algunos lugares comunes que se repitieron hasta el hartazgo en estos días. Algunos por eurocentristas, otros por tilingos, otros por desconocimiento. El hincha de Racing no es culpable, el dirigente que tiene otras responsabilidades sí. La Policía si no controló, es otro tema. Pero si ese mismo viernes estaba más ocupada en fajar a un pobre tipo que estaba en el suelo, quizás no podía fijarse si la barra entraba con un cajón rojo o no (?).
La celebración del mal momento del rival ocurre en todos lados y forma parte de la construcción de la identidad que obviamente no es ni puede ser solo eso. Que unos festejen, otros sufran, siempre este deporte termina dándole esa opción a unos y a otros. Hoy River peleó un campeonato mientras Boca navegó por el fondo de las posiciones cuando hace poco tiempo era al revés. ¡Es el fútbol, estupidos!
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