El entrenador del Wigan, que se consagró el pasado sábado, debe sentir un orgullo particular. No solo por el logro con los Latics, sino también porque meses antes había festejado el Swansea, club que fue reconstruyéndose de su mano. Mantener al equipo en la Premier sería el broche de oro.
Sí, fue el triunfo del débil sobre el poderoso. Sí, fue la victoria del equipo que pelea al descenso ante el todopoderoso conjunto formado gracias al petróleo árabe. Sí, también significó el primer logro grande del Wigan en su historia. Pero además de todo eso, la victoria de los Latics ante el Manchester City tuvo el valor de ratificar el suceso de la labor de Roberto Martínez en Inglaterra en un 2013 que no podrá olvidar.
Sin demasiada información, a simple vista, el Wigan y Roberto Martínez se destacaron en las últimas dos temporadas por sufrir goleadas estrepitosas (recibiendo incluso 8 o 9 goles en algún juego) y salvarse del descenso en el cierre de las temporadas, con el último aliento. Ahondando un poco más, se observan muchos más rasgos en el trabajo del técnico español radicado hace casi dos décadas en tierras británicas.
Su conexión con el Wigan surgió cuando fue a Inglaterra para probar suerte luego de no tener lugar en el primer equipo del Zaragoza; viajó junto a otros dos jóvenes y en Gran Bretaña encontró su lugar en el mundo. Pudo desarrollar su carrera futbolísitica, pero el boom llegó cuando se hizo entrenador.
Es que Bob Martínez fue uno de los que estuvieron trabajando en el comienzo de la gran historia del Swansea que contáramos antes de su triunfo de la Copa de la Liga en febrero. Un adelantado, impuso un estilo asociativo para su equipo en categorías de ascenso inglés donde aún se observan las tradiciones más british; juego directo, roce físico y grandes cabeceadores.
Se marchó Martínez de Gales luego del ascenso en la League One y con el equipo estabilizado en el Championship; el derrotero posterior del Swansea es conocido, pero al ibérico lo esperaba un desafío grande en Wigan, una ciudad que goza más con el rugby de los Warriors que con el fútbol de los Latics, de hecho, no suele llenar su estadio y tiene el abono anual más económico de la Premier League.
El Wigan rápidamente adquirió el mismo concepto de juego del Swansea; si bien muchas veces penaba por su propuesta - en especial contra los equipos grades- a la hora de tener que salir a ganar en las últimas jornadas para mantener la categoría, no debía cambiar el chip. Mantenía su estilo y ese plus era notable en la comparación con otros conjuntos.
Tuvo ofertas para marcharse en julio del año pasado, pero él fue fiel pese a saber que en otros lares su tranquilidad sería mayor. Sin embargo, respetó la palabra empeñada y el sábado pudo festejar a lo grande en la Catedral de Wembley. No solo por consagrarse campeón, sino también por la forma en que borró de la cancha al decadente Manchester City de Roberto Mancini.
La comparación entre los planteles es ridícula, el nivel colectivo de uno y otro también. Un crisol de naciones conviven en ese vestuario humilde del Wigan: Barbados, Omán, Honduras, España, Paraguay, Chile, Costa de Marfil, Argentina, Austria se acoplan a los británicos.
Sin embargo, mientras su ex equipo festejaba en la copa de segundo orden y mientras los Latics avanzaban rondas en el torneo más antiguo del mundo del fútbol, la temporada de Premier comprometía más y más al conjunto de Martínez que hoy por hoy depende de sí mismo pero que podría sellar su descenso este martes.
Se mide ante un necesitado Arsenal en el Emirates Stadium; si cae, habrá perdido la categoría. A favor tiene un antecedente de la temporada pasada, cuando también debía ganar para aspirar a permanecer en la Premier y venció por 3-0 en Londres con una actuación inolvidable del nigeriano Moses.
En caso de empatar, matemáticamente tendrá chances, pero no futbolísticamente ya que quedaría a tres unidades del Sunderland pero con 11 goles a favor menos. Solo le vale ganar, para jugar mano a mano en la última jornada con el Aston Villa; peculiaridades del destino, podría llegar a festejar ante su gente la obtención de la FA el día del descenso.
En verdad, la peculiar temporada de Martínez tuvo un giro del destino más. Es que días atrás cayó como local en un juego que tenía controlado; el resultado final fue 2-3, el verdugo, el Swansea. Cosas del fútbol.
Más allá de cómo termine el periplo del Wigan en este año de Premier, este será recordado como el año de Roberto Martínez. Bordó el nombre de una institución menor en el trofeo más prestigioso de Inglaterra, sin traicionar sus ideas y demostrando ser más que el acaudalado Manchester City. Los Latics jugarán en Europa en la próxima temporada.
Sin demasiada información, a simple vista, el Wigan y Roberto Martínez se destacaron en las últimas dos temporadas por sufrir goleadas estrepitosas (recibiendo incluso 8 o 9 goles en algún juego) y salvarse del descenso en el cierre de las temporadas, con el último aliento. Ahondando un poco más, se observan muchos más rasgos en el trabajo del técnico español radicado hace casi dos décadas en tierras británicas.
Martínez lo hizo |
Es que Bob Martínez fue uno de los que estuvieron trabajando en el comienzo de la gran historia del Swansea que contáramos antes de su triunfo de la Copa de la Liga en febrero. Un adelantado, impuso un estilo asociativo para su equipo en categorías de ascenso inglés donde aún se observan las tradiciones más british; juego directo, roce físico y grandes cabeceadores.
Momento inolvidable |
Se marchó Martínez de Gales luego del ascenso en la League One y con el equipo estabilizado en el Championship; el derrotero posterior del Swansea es conocido, pero al ibérico lo esperaba un desafío grande en Wigan, una ciudad que goza más con el rugby de los Warriors que con el fútbol de los Latics, de hecho, no suele llenar su estadio y tiene el abono anual más económico de la Premier League.
El Wigan rápidamente adquirió el mismo concepto de juego del Swansea; si bien muchas veces penaba por su propuesta - en especial contra los equipos grades- a la hora de tener que salir a ganar en las últimas jornadas para mantener la categoría, no debía cambiar el chip. Mantenía su estilo y ese plus era notable en la comparación con otros conjuntos.
Tuvo ofertas para marcharse en julio del año pasado, pero él fue fiel pese a saber que en otros lares su tranquilidad sería mayor. Sin embargo, respetó la palabra empeñada y el sábado pudo festejar a lo grande en la Catedral de Wembley. No solo por consagrarse campeón, sino también por la forma en que borró de la cancha al decadente Manchester City de Roberto Mancini.
La comparación entre los planteles es ridícula, el nivel colectivo de uno y otro también. Un crisol de naciones conviven en ese vestuario humilde del Wigan: Barbados, Omán, Honduras, España, Paraguay, Chile, Costa de Marfil, Argentina, Austria se acoplan a los británicos.
La bandera de Honduras en el palco |
Sin embargo, mientras su ex equipo festejaba en la copa de segundo orden y mientras los Latics avanzaban rondas en el torneo más antiguo del mundo del fútbol, la temporada de Premier comprometía más y más al conjunto de Martínez que hoy por hoy depende de sí mismo pero que podría sellar su descenso este martes.
Se mide ante un necesitado Arsenal en el Emirates Stadium; si cae, habrá perdido la categoría. A favor tiene un antecedente de la temporada pasada, cuando también debía ganar para aspirar a permanecer en la Premier y venció por 3-0 en Londres con una actuación inolvidable del nigeriano Moses.
En caso de empatar, matemáticamente tendrá chances, pero no futbolísticamente ya que quedaría a tres unidades del Sunderland pero con 11 goles a favor menos. Solo le vale ganar, para jugar mano a mano en la última jornada con el Aston Villa; peculiaridades del destino, podría llegar a festejar ante su gente la obtención de la FA el día del descenso.
Tras ganar la FA, deben mentalizarse en el Arsenal |
En verdad, la peculiar temporada de Martínez tuvo un giro del destino más. Es que días atrás cayó como local en un juego que tenía controlado; el resultado final fue 2-3, el verdugo, el Swansea. Cosas del fútbol.
Más allá de cómo termine el periplo del Wigan en este año de Premier, este será recordado como el año de Roberto Martínez. Bordó el nombre de una institución menor en el trofeo más prestigioso de Inglaterra, sin traicionar sus ideas y demostrando ser más que el acaudalado Manchester City. Los Latics jugarán en Europa en la próxima temporada.
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