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Dos controles para la gloria

El Bayern Munich se quitó la espina y se consagró campeón de la Champions League. En una final inolvidable derrotó al Borussia Dortmund por 2-1 con un agónico gol de Arjen Robben. En un juego intenso, terminó ganando el que más méritos hizo; los de Klopp y una muy digna labor.




La pelota es comprometida, viene picando y asoma la figura de Lewandowski, pero Neuer la para con el muslo de forma espectacular y la manda a campo contrario. 50 metros después aparece el pecho de Mandzukic que amortigua el balón de manera sensacional y la cede; el ataque se lanza, Ribery mete una bocha clave y Robben cede nuevamente al nueve croata. Gol y ventaja parcial para el Bayern Munich.

El partido ahora es otro, el Borussia Dortmund ya igualó y faltan segundos para alcanzar el alargue. Se juegan los minutos donde cualquier ventaja es decisiva. Nuevamente un balón largo, frontal, esos que deberían ser de los centrales -pero en los que pocas veces Hummels y Subotic salieron vencedores- encuentra no al centrodelantero, sino a Ribery. El francés y otro control delicioso, para ceder de taco y llegar a un gol decisivo. El que facturó fue aquel que siendo el más desequilibrante había sido el que más había fallado de cara al gol: Arjen Robben. Con un sutil toque ante Weidenfeller el holandés se sacó la mufa  que lo perseguía y se pudo vestir de héroe en una final. 


Mandzukic, pieza clave de este Bayern

Esas dos maniobras, surgidas en dos detalles técnicos preciosos (tres en verdad, sumando al de Neuer) terminaron por ser las decisivas en una final sencillamente inolvidable. Con dos equipos entregados, intensos, totalmente comprometidos en las dos fases del juego. Una acción es la fiel muestra del sentido colectivo de ambos. Estaba 1-1 el partido y el Borussia parecía estar cerca del triunfo tras el empate; Kuba quedaba de cara al gol tras una buena maniobra en ataque, pero el que cerró y evitó el tanto fue Ribery -sí, un futbolista que tuvo acciones puntuales  destacadísimas- y en la contra Subotic cruzó sobre la línea cuando Robben casi ponía el segundo. Fútbol de arco a arco.

Tuvo matices la final. Los de Klopp salieron a dominar y lo consiguieron en el comienzo. Sin Götze perdía creatividad en ataque el Dortmund pero lograba mayor estabilidad defensiva con Grosskreutz. A su vez, el mayor beneficiado era Reus, mucho más suelto y cercano a la posición de Lewandowski. En esos primeros 25 minutos, Neuer fue figura. Evitó tantos de Kuba y el delantero y le dio solidez a un Bayern que no hacía pie. Con un Gundogan omnipresente, quienes eliminaron al Real Madrid recuperaban rápido y lastimaban cuando atacaban. 

Sin embargo, luego del primer susto en el arco de Weidenfeller, el Bayern se acordó de su favoritismo y le recordó al Borussia Dortmund que había sido campeón de la Bundesliga con 25 puntos de ventaja. Un cabezazo de Mandzukic fue el inicio de la superioridad del conjunto de Heynckes. Pero así como Neuer había tenido su momento, lo propio le correspondió luego a Weidenfeller, responsable de que el Dortmund llegara con vida al final del juego. 


Gundogan fue de lo mejor del Borussia

Si los cabecillas de la Bundesliga hubieran diseñado un plan para hacer más visible al torneo alemán difícilmente lo hubieran hecho con un guión más perfecto. No solo por la aplanadora de Bayern y Borussia sobre Barcelona y Real Madrid, sino porque la final fue un verdadero partidazo. Luego de ese gol inicial de Mandzukic, cuando todo indicaba que se vendría un dominio más concreto aún de los bávaros, el Dortmund resurgió

La historia muchas veces peca de teleológica, se la cuenta como si el final fuera el único que podría haber sucedido. Por eso, seguramente muchos no vayan a recordar la grosería de Dante. Ocho minutos después del 1-0 del Bayern, el brasilero hizo un penal insólito, con un planchazo innecesario sobre Reus; Gundogan no falló y todo podía pasar de ahí en más en los últimos 20 minutos. 

Y en esa arremetida final el Bayern estuvo más cerca, excluyendo un bombazo de Lewandowski anulado por mano. Robben seguramente tendrá todas las portadas, y será  justo.La misma le podría haber correspondido a Alaba que metió un bombazo desviado por el arquero rival. A quien seguro no le tocará la tapa de ningún diario pero que realizó un enorme partido es a Javi Martínez; el ex volante del Athletic se cargó el mediocampo sobre sus hombros ya que Schweinsteiger, con molestias, no estuvo en su noche. 

Pero fue el juego de Robben, que en el primer tiempo perdió opciones clarísimas. En el complemento, mucho más suelto y no tan pegado a la banda derecha, era aquel capaz de desnivelar. Y el ex PSV, Chelsea y Real Madrid, que tenía tras de sí sus errores en la final del Mundial con Holanda y en la última Champions ante los Blues, definió con una sutileza propia de un jugador que se merece ese se recordado


Klopp quedó muy cerca del título

Ese recuerdo también quedará para este enorme Borussia Dortmund de Jürgen Klopp que maravilló al mundo con su fútbol y su proyecto. Más allá de la segura partida de Götze, estimula pensar en cómo será el futuro de ese equipo de la mano del ex entrenador del Mainz.

Y qué decir de Heynckes y sus muchachos que dibujaron una trayectoria soñada y que tendrán en los próximos días la final de la Copa de Alemania. Tras dos finales perdidas de Champions en los últimos tres años, el Bayern Munich es campeón fruto de un trabajo consciente y arduo. Nadie puede argumentar que no es un justo vencedor.


Salud, campeón
     

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