Dos partidos en uno; el primero hasta los 60 minutos, hasta el ingreso de Messi. El segundo, con el rosarino en cancha y con un Barcelona mucho más peligroso. Al igual que contra el PSG en el Camp Nou, los catalanes mejoran con Leo como revulsivo.
Pero a diferencia de lo que se diera esa noche, no es -sólo- por un factor psicológico, sino que la mejora del conjunto de Vilanova es eminentemente futbolística. Messi está fino y se ubica entre defensores y la línea de volantes, el juego blaugrana cobra sentido a través del orden y desorden que le da la presencia del argentino.
Pero antes había habido un juego muy distinto. Desde el 2008 para acá, pocos o ningún equipo le disputó tanto la posesión al Barcelona como lo hizo hoy el Atheltic. Era presión y contrapresión, de ambos lados. En otros momentos, quizás, los catalanes hubieran tenido mayores respuestas, mayor movilidad, mayor credibilidad en el compañero. Pero se sabe que estamos ante la versión más débil en mucho tiempo y el Athletic fue haciéndose cada vez más fuerte con el correr de los minutos.
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| Aduriz fue clave |
El criterio que le daba a la posesión Ander Herrera y el sustento que aportaba Aduriz eran la estructura vasca. Además, Muniain y Susaeta amenazaban por las bandas, aunque terminaron insinuando más de lo que concretaron.
Luego de un arranque en el cual los locales eran más peligrosos y habían arrinconado al Barcelona, luego el trámite se emparejó; incluso Alexis Sánchez estrelló un tiro al palo. Sin embargo, era poco lo que generaban los de Vilanova y al mismo tiempo, los tres volantes (Song, Xavi y Thiago) no le encontraban la vuelta al dispositivo de ataque del Athletic.
Por eso, no sorprendió que tras una recuperación, Aduriz se jugara un mano a mano contra Piqué y tras un disparo raso apareciera Susaeta para poner el primero. Antes del cierre de la primera etapa, una muy buena acción colectiva terminó con un cabezazo franco de Aduriz que se fue por arriba del travesaño. Debió ser el segundo.
El Barcelona salió a presionar más arriba, como era de esperar. Pero no encontraba los caminos, estaba enceguecido. Xavi jugaba demasiado lateralmente, y en esos duelos individuales que plantea Bielsa, nadie se veía desbordado. Susaeta podría haber ampliado de tiro libre, pero su remate dio en el travesaño y en el rebote San José cabeceó al palo.
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| Sigue metiéndola en La Liga |
Pero allí comenzó otro partido y hubo un mini flashback a la serie de Champions ante el París. Con la movilidad que aportó Messi, Thiago levantó, Alves le dio sentido a sus subidas y Pedro comenzó a encontrar espacios que no tenía. Venía avisando el Barcelona y finalmente el desequilibrio del rosarino resolvió todo: gambeta corta, para sacarse a tres rivales, y antes de que le salga Ekiza, toque sutil para que no llegue Iraizoz. Golazo. Minutos después llegaría el segundo cuando Alexis aprovechó un cabezazo de Messi para sentenciar.
Parecía que se decidía todo, que ya no había tiempo para más. El título liguero podía llegar a ser una realidad en unas horas. Pero hubo un último instante para que escenas ya vividas se volvieran a dar. Al igual que la vez anterior que el Barcelona visitó al equipo de Bielsa hubo un 2-2 en una acción agónica.
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| Locura vasca |
En aquella oportunidad había sido precisamente Messi quien se visitó de verdugo y este sábado parecía repetir. Sin embargo, hoy le tocó a Ander Herrera igualar todo en la última acción de peligro tras encontrar un remate fuerte por el segundo palo. Justicia, porque el Athletic había sido superior en largos tramos del juego y merecía llevarse algo.
Dos equipos que viven en horas bajas terminaron protagonizando un partido muy atractivo. En momentos de fragilidad, revivieron escenas formidables de tiempos más gratos para ambos.
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