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Sufrir, sufrir contigo. Capítulo XV: Del infierno al cielo en quince pasos

Atlas se olvidó del descenso y sigue con su buena racha, pero este fin de semana se quedó con el clásico antes Chivas. Un equipo que ya no sólo invita a soñar sino que ya aparece en las complicadas. 






La cuestión está así: iniciamos el semestre a todo sufrimiento e incertidumbre, pero un grupo de valientes nos regaló la permanencia y nos convenció partido a partido de que tarde o temprano nos íbamos a quedar en primera. Con el objetivo cumplido, el siguiente paso debe ser pelear por el campeonato, no hay más para un equipo que se mantiene en el segundo puesto y que, fecha a fecha reafirma su buen momento. 

Y llegó el clásico, ese partido en el que no importa como llegues, en el que dan lo mismo las rachas y los buenos momentos... el clásico es punto y aparte. En campeonatos pasados, el clásico venía a convertirse en el bálsamo para la mediocridad en la que el Atlas deambulaba, el presente indica ahora que, quien vive mal momento son las chivas y que el Atlas se juega nadamás que el orgullo, la satisfacción de saber que de ganarle al acérrimo rival, lo dejaría prácticamente fuera de la liguilla. Hoy las alarmas están del otro lado, hoy llegamos con la mirada en alto, con las expectativas altas y con la confianza a pleno.

Millar dijo presente en su primer clásico
Así se presentaban los dos conjuntos al emparejamiento en el Estadio Jalisco (Casa del Atlas) uno todo luminosidad otro penumbra, y 90 minutos para reafirmar o sorprender, para garantizar o aún respirar.

El partido no fue brillante ni por asomo, pero entiendan es un clásico, qué más da si no se juega bonito, lo importante es ganar, humillar al de enfrente y eliminarlo de toda posibilidad de clasificación. El Atlas, que inició sin Razo por lesión, le dio entrada al "Goyo" Torres, ese que siempre insinuó y nunca fue, pero que demostró que siempre cumple. Tampoco fue de inicio Lucas Ayala, imprescindible en la recuperación de pelotas, pero habló la cantera y el que inició fue "Macue" Robles, otro que prometía en sus inicios.

Felicidad rojinegra
El morbo estaba presente en la grada del Jalisco porque el otrora ídolo chiva: Omar Bravo, ahora no solo vestía los colores del rival, sino que los defendía, todo mundo quería ver cuál sería su actitud en el campo de juego, la Fiel lo aplaudió y la Legión lo abucheó, si es traidor poco importa, acá corre los 90 minutos y se entrega siempre, la gente lo banca.

Pero el morbo se fue pronto cuando Omar dejó su lugar por lesión a un voluntarioso "Kikín" Rivera.

Disfrutamos cuando el experimentado Rafael Márquez Lugo, se hizo echar temprano (rigoristamente) pero desde mi posición de hincha, poco me interesa, lo importante es que el delantero pecó de inexperto y el árbitro venía con la mecha corta, roja y ventaja numérica para el Atlas.

Dejá de fingir Rafita (?)

Y deliramos cuando Rodrigo Millar (el mejor jugador del Atlas en la actualidad) la mandó a guardar, deliramos porque un gol en un clásico no es igual, yo no se ustedes dirá el chileno. Y Bravo lo gritó desde la banca.

Qué más da si los comentaristas de Televisa siempre le buscan el lado negativo al rojinegro, qué más da si nunca se complacen del estilo del "Jefe" Boy, qué más da si dicen que se tenía que finiquitar el encuentro, para qué, si somos sólidos con ese par de leones en defensa y unos guantes extremadamente seguros en el arco.

Gol papá...

Y que dirían cuando Tomás mandó cuatro delanteros en el segundo tiempo: que el equipo se desequilibró en mitad de cancha, que ganas de romper las bolas. Pero eso no importa, porque hoy, y hasta que nos volvamos a encontrar de nueva cuenta, GUADALAJARA ES DE ATLAS.

Alegría total


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