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La ambición se acompaña con goles

Liverpool y West Ham United empataron 0 a 0 en Anfield Road. El punto deja mejor parado a la visita que escapa de la zona caliente de la Premier League, mientras que los locales quedan a siete unidades del Arsenal en la pelea por las copas.





El primer tiempo se jugó en terreno del West Ham, tal cual el Liverpool quería. Los Irons no se tiraron atrás, los de Anfield lo metieron atrás, lo obligaron con la posesión de la redonda que en un momento fue de 86% a 14%. Con ese dominio, con Gerrard manejando hilos y con pases punzantes a Coutinho (mayormente en offside) trataba de atacar, mientras que los hammers se resignaban a esperar una contra y que Carlton Cole la lograse meter adentro.

Pero el que más sorprendió de la visita fue Mohamed Diamé, que en una jugada burló cinco rivales y no logró definir mano a mano. Ricardo Vas Tê fue el que acompañó, apoyados en un Cole con poca actividad y con un Kevin Nolan que no pudo generar y contener como nos tiene acostumbrados (no está Mark Noble su compañero en esto).

Liverpool se mantenía en pie de la mano de Steven Gerrard, el emblema histórico de los Reds. Secundado por Coutinho y Sturridge (quien entro por Downing lesionado tempranito) atacaban y trataban de buscar a Suárez, pero las pocas que pasaron, murieron en la figura del arquero del West Ham

Jääskeläinen tuvo que defender poco su arco, pero sus intervenciones fueron determinantes. Todas las ocasiones claras de gol, murieron en las manos del arquero que más atajadas tiene en la Premier League. Antes de este partido tenía 127 y al finalizarlo, 134. Seguro abajo, medio dudoso en los centros, pero pilar importante de ese primer tiempo para su equipo.
 
Figura bajo los tres palos del West Ham
En el segundo el Liverpool salió determinante, con todo. Salió a comerse a un rival que empezó a apelar a las contras, pero ahora con el rapidito Jarvis, quién se encargó de aprovechar de la posición en ataque de Glen Johnson para usar ese hueco, pero nunca conectaba demasiado. Dos penales, uno para cada lado que el árbitro Taylor no cobró. Un gol anulado, Carlton Cole y Jarvis buscando, Coutinho y Luis Suárez con las más claritas y lo más injusto: el partido no merecía -sólo por el segundo tiempo - estar 0 a 0.

Y se agotaban cartuchos: Assaidi por Henderson, para los reds. Taylor, Collision, Pogatezt por el otro lado entraron para cambiarle la cara al partido. Y éste se hizo más vertical para ambos lados; de ida y vuelta, pero seguía esa imprecisión para acertar al arco.

Y todo también necesita una cuota de suerte, porque Collins entró después de un tiro de esquina de Jarvis cabeceó abajo (al piso como dice el manual), Lucas Leiva, parado en la línea rechazó y ni así se vulneraba el 0 a 0. Y de contra en el final, Suárez la volvió a tener y otra vez Jussi Jääskeläinen, evitó la apertura del marcador, en el recuperado.

El final fue tal cual el comienzo. Acciones ofensivas, buen despliegue defensivo. Profundo, intenso, pero si la pelota no entra, todo muere en la ambición.

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