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Dormirse en los laureles..

La Sampdoria arrancó mejor frente al Genoa en el clásico genovés, pero en la segunda parte se durmió y los comandados por Davide Ballardini llegaron al empate, el cual no les sirve en su pelea por el descenso. Un derby caliente y a pura pierna fuerte..


Los clásicos son partidos diferentes, todo el mundo lo dice y muchas veces esto se ve reflejado en el terreno de juego y eso fue lo que se vio en Genoa - Sampdoria, el derby genovés. Un partido que desde que arrancó tuvo aires de particular, porque no hubo pelota donde no se pusiera la pierna fuerte y eso hizo que las faltas reinaran, aunque también le puso picante al encuentro ya que sobraron los empujones y las miradas desafiantes entre los jugadores. 

A pesar de estas trabas, la Samp intentó jugar y se hizo dominador de esférico en la primera parte. Cuando podía hacía correr la bola de lado a lado y tocaba por lo bajo, algo que generó la desesperación de sus rivales, quienes chocaron una y otra vez contra una defensa bien parada que no me permitió realizar ninguna situación de peligro. No duden, fue así, en 45 minutos los Davide Ballardini no inquietaron ni una sola vez a Sergio Romero, quien fue un espectador de lujo en ese período del cotejo. 

Avivada y festejo loco de Eder..

Igualmente no crean que los Blucerchiati fueron una maquina incontrolable de aproximaciones, nada que ver. Llegaron más que sus contrarios, pero no fueron una tromba de ataques, más bien se puede decir que distribuyeron y administraron de buena manera la redonda en un choque que así lo necesitaba. Esa superioridad hizo que hirieran al team contrario con un tiro libre "a lo Messi" del brasileño Eder, quien se avivó y cuando todos pensaban que la quería colgar en un ángulo él tiró la pelota por abajo de la barrera y dejó sin respuesta a Sebastien Frey. Ventaja y al descanso.  


La segunda parte tuvo algo similar a la primera: la pierna fuerte. Se pegaron por todos lados, sin ánimos de exagerar la cuestión. Como para que se den una idea del nivel de faltas, el árbitro, de buen rendimiento, sacó diez tarjetas amarillas y entre tanto tarjeteo (?) apareció una roja. Quién la vio fue Andra Costa y dejó a la Samp con diez players. El panorama cambiaba y jugar con un menos puede condenarte.  




Los comandados por Delio Rossi ya se habían metido un poco atrás cuando comenzó la parte final, pero tras la expulsión lo hicieron alevosamente. Arma de doble filo, porque podían coquetear con la victoria o sufrir lo que finalmente sucedió: el empate. El Genoa llegó en varias oportunidades, sin embargo nunca piso el área rival de forma certera, es decir jamás uno de sus jugadores quedó mano a mano o de cara al gol en forma clara. Por lo general eran rebotes, que derivaban en más rebotes y alguien que le pegaba mordido. Quizás por esto no quedó tan raro de qué manera llegó la igualdad.


El brasileño Matuzalém tiró el centro, Chiquito Romero dio un paso adelante para cortar la bola en el aire pero luego se encontró con que iba más atrás que su humanidad. El Ex Racing se estiró aunque ya era tarde. Gol medio de carambola pero merecido, porque nada hizo la Sampdoria como para mantener la superioridad. Después hubo un par de empujones que no pasaron a mayores. Cosas de los clásicos dirán, un clásico que finalizó en empate, algo que sólo le sirve a la Samp, ya que se aleja de la parte baja, mientras que su el Genoa parece condenado al descenso..

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