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Las razones del crecimiento de Venezuela

Del 2001 para acá, ningún equipo en la región creció tanto como la Vinotinto. Primero con Richard Páez y luego con César Farías, la Selección caribeña cambió radicalmente y hoy pelea por llegar al Mundial de Brasil. Fue el único conjunto que venció a Argentina en estas Eliminatorias.



En las últimas horas se repitió hasta el hartazgo. Con mayores o menores precisiones, el mundo futbolero argentino habló del fútbol venezolano y de su crecimiento. Salvando alguna rara excepción, se habló con respeto, una muestra del lugar que se ha ganado la Vinotinto en este nuevo milenio. Es que podemos afirmar, que no sería errado decir que Venezuela fue en los últimos diez años uno de los combinados nacionales que más creció en este período, sino el que más, a nivel mundial. 

A diferencia de las otras naciones que integran la Conmebol (no mencionamos a las Guayanas, por eso no hablamos del continente), los inicios del fútbol en Venezuela fueron tardíos y el balompié debe correr de atrás a la pasión nacional, el béisbol  La idea no es hacer un raconto histórico del deporte en aquel país, pero algunos datos son llamativos.

Los primeros matchs en tierras criollas (apelativo utilizado en el norte de Sudamérica para hablar de los venezolanos) se dan en la década del 20, 50 años más tarde de la aparición del juego en Buenos Aires, por ejemplo. Si bien tuvo un combinado en la década del 30, la afiliación a FIFA se da recién en 1952; ya se habían jugado cuatro mundiales. Su primera Eliminatoria fue rumbo a Inglaterra en 1966 y la primera Copa América en 1967, donde logró un llamativo quinto puesto. 

Luego el desorden, la falta de profesionalismo (eran tiempos donde el médico del equipo jugaba como titular) y de experiencia hicieron del fútbol venezolano el más débil de la región. Recién en la etapa clasificatoria rumbo a España 82, la Vinotinto podría sumar de a tres: fue ante Bolivia en Caracas por 1-0; sumamente  festejado aquel resultado, recién se reeditaría en 1993 ante Ecuador en Puerto Ordaz por 1-1. En ese momento, a Venezuela la dirigía el yugoslavo Ratomir Dujkovic.

Los héroes de 1982
Existieron pasajes de algunas participaciones aceptables en Copa América, como en 1993, cuando tuvo al goleador del certamen. José Luis Dolgetta, con cuatro anotaciones, fue el artillero en Ecuador. Nunca pudo repetirse esa particularidad.

Sin embargo, la etapa clasificatoria  rumbo a Francia fue nefasta. En 16 juegos, Venezuela apenas sumó tres puntos tras tres igualdades. No ganó. De hecho, lo más destacado fue el gol del arquero Rafael Dudamel de tiro libre ante Argentina en San Cristóbal, ciudad de Deportivo Táchira, uno de los puntos más futboleros del país.

Camiseta para la historia
Hablamos de Dudamel, quien pasó por Quilmes. Poco a poco, futbolistas venezolanos llegaron a la Argentina. Gerson Díaz, un rubio dotado de técnica, fue uno de los pioneros. Cari Cari Noriega, un picante delantero otro. Luego Casseres, Mea Vitali, Héctor González y Vallenilla fueron ampliando la lista que hoy tiene a Oswaldo Vizcarrondo y recientemente a César "Maestrico" González como figuras. 

Si bien acá hablamos de los factores externos, la relación del chavismo con el fútbol y con el desarrollo del deporte en Venezuela (al pasar, citamos la carta de Juan Arango tras la muerte del líder bolivariano), en este caso nos vamos a centrar netamente en los futbolístico. En ese plano, muchos señalan el aporte del "Pato" José Omar Pastoriza quien estuvo al frente de la Vinotinto entre 1999 y el 2000.

Con el argentino en el banco, Venezuela ganó algunos partidos amistosos, pero los resultados oficiales fueron muy malos. Tres derrotas en la Copa América y una victoria (ante Bolivia por 4-2) y nueve derrotas en las Eliminatorias rumbo a Japón fueron sus números. Palabras en favor del ex entrenador de Independiente dijo César Farías, hoy seleccionador caribeño, quien dijo que "introdujo la técnica, la disciplina y la estrategia"

Pastoriza, el DT antes del boom
Más allá de cierto orden que le puede haber dado Pastoriza, esas palabras suenan más a restarle mérito al siguiente técnico, y al real artífice (o responsable) del salto exponencial de Venezuela: Richard Páez. Pastoriza fue despedido luego de una derrota ante Ecuador, y  Páez llegó desde el Seleccionado Juvenil Sub 20.

Uno de los grandes antecedentes del técnico fue una campaña con Estudiantes de Mérida (su tierra) en Copa Libertadores en 1999 cuando el equipo venezolano llegó a Cuartos de Final. Con el seleccionador venezolano, el equipo dio un salto impresionante. Es que sacando lógicas derrotas de visitante ante Argentina, Bolivia y Brasil, el equipo sumó un empate ante Colombia y luego hilvanó cuatro triunfos al hilo ante Uruguay, Chile, Perú y Paraguay. Páez, en apenas ocho fechas al mando del equipo lograba más victorias oficiales que en 34 años anteriores.

Ese fue el quiebre, la bisagra en la historia del deporte en aquel país. Ya se veían otras intenciones al plantear los partidos, de forma menos cautelosa, creyendo que era posible ganarle a los rivales. Por eso la victoria en Santiago de Chile; por eso por primera vez no concluían últimos en la clasificación.

Páez al mismo tiempo comandó al Sub 20 en dos Sudamericanos fallidos, pero eso le dio mayor continuidad a su trabajo en la mayor. Era el artesano de todo el proceso; proceso que se vio facilitado por la aparición del mejor jugador de la historia de Venezuela: Juan Arango. El zurdo derrocha su talento hoy en la Bundesliga; antes pasó por la Liga Española y el fútbol mexicano. Desde su pegada y su finura, Venezuela fue haciéndose cada vez más fuerte.   



Alguno podía pensar que era una buena racha, que habían sido triunfos sin mayor  importancia. Pamplinas (?). En el arranque de la Eliminatoria rumbo a Alemania, Venezuela venció a Colombia en Barranquilla mediante un bombazo de Arango, otro triunfo ante Bolivia como local y una victoria inolvidable ante Uruguay en el Centenario por 3-0 generaban que algunos comenzaran a ver en Venezuela un equipo que podía pelear por un lugar en el Mundial.

Finalmente al equipo de Páez no le alcanzó, pero no desentonó en toda la clasificación y finalizó en octavo lugar, por encima de Bolivia y Perú. El estilo alegre, combinado con cierta técnica en sus volantes eran características del equipo del de Mérida. 

Llegaría la Copa América y las expectativas eran altas, demasiado altas. En el resto de  la región aún muchos veían a la Cenicienta de otros tiempos, pero puertas adentro de Venezuela ciertos sectores soñaban con el título, algo imposible. La Vinotinto finalizó primera e invicta en su zona junto a Bolivia, Perú y Uruguay, pero en cuartos cayó ante la Celeste por 4-1. Páez fue muy criticado.

Páez marcó un antes y un después

Por increíble que suene desde afuera, el público venezolano se volvió exitista y querían más. Es verdad, que se sumaron muchos que antes no eran seguidores del fútbol, pero asimismo parece inexplicable. Una victoria en Quito era un buen arranque en camino a Sudáfrica era un genial arranque. Pero en la cuarta jornada se cortaría el proceso de seis años de Páez. No se fue tras una derrota, sino tras una victoria, 

Venezuela le ganó 5-3 a Bolivia, pero a Páez se le criticaba la presencia de su hijo en el equipo (un buen jugador, que llevaba años en el equipo), que hubiera sido un poco cauteloso en la Copa y que no ganaba más holgadamente ante Bolivia. Los insultos en San Cristóbal llevaron a que Páez renunciara de forma indeclinable

No eran casuales que las agresiones se dieran en la cancha del Táchira; desde allí surgió su sucesor y quien además se enfrentó abiertamente con Páez: César Farías. Muchos dicen que el actual seleccionador es el Mourinho venezolano, y tiene algunos puntos en común. Pero la disputa Páez-Farías me recuerda mucho más a la pelea Menotti-Bilardo, un parte aguas del fútbol local. Ambos exitosos, con métodos bien diferentes y con una abierta disputa mediática.

Ver hoy algunos medios de Venezuela marca cómo está la temperatura de esto. De hecho, existen cruces hasta en Twitter, con futbolistas involucrados y todo. Por otro lado, que existan estos debates no dejan de ser otra muestra del crecimiento y la pasión del deporte en tierras caribeñas.

Hablábamos de las reminiscencias de Farías y Mou. Más allá de cierta rigidez táctica y de un aspecto de estudioso del juego, el costado más polémico de ambos es aquel que más los emparenta. Algunos recuerden el "¿A quién te comiste, bobo?", que le espetara Martino en la última Copa América tras algunas discusiones. Otros a las recriminaciones que le hiciera el DT a Neymar en el entretiempo del mismo certamen. Además, sus cruces con la prensa son constantes. 

Farías en la Copa América

Sin embargo, más allá de estos detalles, el juego no cambió radicalmente. Sí el equipo es un poco más ordenado en defensa y se fortaleció en la pelota detenida, pero en esencia en  ataque la clave sigue siendo Arango. Sí hubo una renovación; la misma se vio facilitada  por un buen trabajo en juveniles.

Un triunfo en un Sub 17 ante Argentina en el 2001 era una amenaza, en el 2009 el equipo llegó a la Copa del Mundo Sub 20. Jugadores como Rosales o Salomón Rondón fueron parte de esa  gesta histórica. Luego llegaría Yohandry Orozco, un volante híper talentoso que hoy juega en el Wolfsburgo de Alemania. El último sudamericano mostró a Josef Martínez, quien forma parte de la convocatoria para enfrentar a Argentina.

Además, Farías comenzó a buscar jugadores que pudieran jugar a la Selección pese a no haber actuado en Venezuela. Así, Amorebieta, Túñez o los Felschner le aportaron mayor roce internacional al equipo. De hecho, el marcador central del Athletic fue el autor del gol del primer triunfo de la historia de la Vinotinto a Argentina. Fue en la segunda jornada de las Eliminatorias.

El vasco festejó contra Argentina

Este fue el último hito del proceso Farías. Se recuerda también su triunfo en Boston ante Brasil por 2-0. En las Eliminatorias rumbo a Sudáfrica el equipo quedó a dos puntos del repechaje; pagó el equipo una racha de cuatro derrotas seguidas. Sin embargo, podemos señalar ese proceso como el primero en el que el equipo disputó de manera concreta un billete al Mundial.

Con casi una rueda por delante, Venezuela está hoy por hoy en zona de clasificación, por diferencia de gol. Si este resultado parcial es el signo más claro del crecimiento, qué decir de la última Copa América. La Vinotinto finalizó cuarta y sólo cayó en el juego por el tercer puesto. En las semifinales, igualó  ante Paraguay y perdió por penales, pero antes no le convalidaron un gol lícito y tampoco le dieron un penal, además de tiros en los palos. 

Fue allí cuando Farías gritó que Venezuela debía ser respetada. Los resultados, el presente de sus jugadores en el exterior (también hay que mencionar al genial Rincón) y la presencia que mostró el seleccionado en sus últimas presentaciones (además de la actuación de algunos clubes como el Caracas) generaron que se mirara de otra manera a la Vinotinto. Las declaraciones del plantel argentino van por esta línea y demostraron conocimiento de su rival. Está bien que así sea, mientras algunos equipos como Bolivia y Perú retrocedieron, Venezuela no paró de crecer. Habrá que ver si le alcanza para llegar al próximo Mundial.

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