El mítico estadio del Centenario albergó el empate 1 a 1
entre Uruguay y Paraguay. Los de Óscar Tabárez lo tuvieron hasta cinco minutos antes del pitido final pero
apareció la sangre guaraní para empatarlo. Esta parda deja con una sonrisa a Paraguay, por cómo se dio, y con un gusto amargo a los 'Celestes', aunque fue el claro dominador.
Uruguay y Paraguay llegaron a éste choque con necesidades,
diferentes, pero necesidades al fin. La ‘Celeste’ precisaba los tres puntos
para volver a la victoria y poder afianzarse en la clasificación directa al
Mundial de Brasil. A los guaraníes, por su parte, les urgía llevarse la
victoria para poder salir de la última posición y tener, todavía, esperanzas
claras de aunque sea llegar al repechaje.
Con todas esas exigencias comenzó el encuentro. Paraguay,
aunque por su formación parecía ser el que iba a tirarse atrás, lo fue a buscar
en los primeros minutos. Con la velocidad que salió y con el gran bloque que
usaba para atacar lo pudo controlar a Uruguay. Pero esa situación se repitió
hasta el primer cuarto, luego el ‘charrúa’ se acomodó en el campo y dominó de
la A a la Z el partido.
Cuatro amonestados por lado. Metieron todo. |
En los primeros 45 minutos el local fue muy superior a la
visita. Las llegadas claras que tuvo fueron exactamente seis –dos de Marcelo Lodeiro
y de Diego Forlán, una de Luis Suárez y otra de Álvaro Pereira- pero el gol no
llegó y mantuvo el marcador en cero.
Por el lado de los de Gerardo Pelusso, las chances fueron
solamente tres en la primera parte –Richard Ortíz, Oscar Cardozo y Víctor
Ayala, para ser más precisos- y tampoco encontraron la ventaja, que inmerecida
hubiera sido, para ponerse arriba del tanteador.
La parte decisiva, la final, fue mucho mejor. Más afianzada
la ‘celeste’, llegó a tener las más claras aunque el gol llegaría recién a los
36 de esa segunda mitad. En los pies de Suárez –goleador de Uruguay con 8- consiguió
la ventaja que, a esa altura, era más que merecida y parecía una victoria
asegurada.
Súper Lucho, 8 goles, igual que Messi |
Pero solo cuatro minutos después un cabezazo hacia atrás de
un defensor uruguayo dejó solo a Édgar Benítez y éste no perdonó. Paraguay
alcanzó un empate inmerecido e inesperado, porque aunque había conseguido tener
algunas chances, no fueron tan peligrosas para llegar a ganar el encuentro.
En líneas generales el empate le cayó muy bien a Paraguay,
por cómo se dio y no por lo que lo puede ayudar –sigue último- y le dejó un
sabor bastante amargo al conjunto ‘celeste’ que lo buscó, lo encontró pero que
no lo pudo mantener a minutos de terminar el partido.
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