El Real Madrid tocó fondo. Cayó por 3-2 ante el Málaga, pero lo peor es el batifondo interno. Mourinho envió al banco a Iker Casillas y la jugada no le salió para nada bien. Los Blancos, a 16 puntos del Barça.
Lo dijimos hace apenas dos semanas y no precisamente tras una derrota, sino en la única victoria que cosechó el Real Madrid en estas últimas semanas: el equipo dirigido por José Mourinho era un barco sin rumbo, hoy podemos decir que naufragó. Cayó ante el Málaga de Manuel Pellegrini (justicia poética que se le dice) por 3-2; pero lo más grave son las evidentes disputas internas. La cuerda parece haberse tensado hasta el máximo.
Muchos pueden ser los parámetros para evaluar la labor de un técnico y más allá de los títulos obtenidos, se deben hacer todas las evaluaciones en función del material con que se cuenta. Pues bien, este equipo Merengue da pena. No tiene elaboración, no tiene juego asociado, su máxima figura juega para sí mismo hace rato (y no le sale bien, encima) y para colmo, perdió ese fuego interno, esa casta, que le hacía remontar situaciones adversas. A su vez, parece demasiado frágil, le hacen cosquillas y se entrega manso.
Un puñado de intenciones; no más que eso. En otro momento, este primer tiempo que se vio hoy en La Rosaleda hubiera terminado en goleada, sin dudas. Es que entre los 20 de esa primera parte y el descanso el conjunto local hizo todo lo posible para pasar a perder. Cedió la pelota, entregó balones sencillos en la salida, no marcó a presión, sus centrales no estaban del todo cordinados. El Madrid perdonó, algo que en otra época era imposible de pensar (pues era su pegada lo que más se destacaba).
Ahora bien, podemos hablar de tácticas, de ideas, de estilos, pero cuando el río viene tan revuelto, hay algunos factores que pueden tomar mayor dimensión. Lejos de ponerle paños fríos a toda la situación, José Mourinho fue elevando su escalada mediática y de enfrentamientos. Luego de haberse ganado el favor del sector mayoritario del Santiago Bernabéu (que hubiera dicho Don Santiago de esta pantomima liderada por Florentino Pérez), sintiéndose pleno de poder, se midió con el presidente. En el medio tuvo un altercado deplorable con un periodista y hoy lo coronó con el máximo referente del club tras la salida de Raul. Se cargó a Iker Casillas.
El uno fue al banco, Adán no influyó en el resultado |
Parece haber ido demasiado lejos el portugués; el arquero es ídolo no sólo en el club, también del fútbol español. Iker escribió páginas doradas tanto en el Madrid como con la Roja; Mourinho es una anécdota en la historia del fútbol español. No va a dejar nada; se recordará muy poco de su paso, de legado nada. Sí serán célebres sus ruedas de prensa, sus constantes faltas de respeto (hacia rivales, entrenadores, árbitros, dirigentes, propios, etc), sus miserias. Pero si este ciclo terminara hoy habrá sido mayor el daño que Mourinho le generó al club -corriéndolo de sus valores históricos- que los beneficios que aportó.
Este hombre ya había desplazado a Valdano, había alejado a Zidane, se había despachado contra Toral -entrenador del Real Madrid Castilla- se había burlado de Manuel Pellegrini y en más de una ocasión señaló socarronamente a sus jugadores, pero nunca lo había hecho con un líder como Casillas. Por si fuera poco, en otro claro mensaje, con el encuentro en desventaja optó por retirar a Xabi Alonso; Sergio Ramos fue el último apuntado que quedó en cancha.
En ese clima, con tanta rebelión de los marineros, es muy difícil que el capitán pueda pensar en lo que tiene adelante. Y el Málaga, que abrió la cuenta cuando menos lo merecía, es verdad, pudo a partir de eso construir una victoria clara. Porque el segundo tiempo fue por momentos una exhibición. Con Isco, Joaquín y Eliseu como abanderados, los andaluces dibujaron un trunfo esperadísimo; el paraguayo Roque Santa Cruz coronó con dos goles el resultado, otro acierto de Pellegrini.
Isco festejó el Golden Boy con un gran gol |
Los que sacaron la cara fueron los de siempre. Benzema con fútbol, Özil con sus intenciones, Sergio Ramos y Xabi Alonso con su amor propio. ¿Ronaldo? Preocupado en disparar de cualquier parte al arco. ¿Di María? Insípdo a más no poder. ¿Kaká? Parece el hermano de aquel que era imparable en el Milan.
Un combo de terror, frente a la mesura de un equipo que esta temporada se contruyó desde la humildad y que ya es una de la sensaciones europeas de esta 2012/2013. No le sobra demasiado, pero tiene una sana intención de juego en equipo y desde esas limitaciones intenta construir; así se puso a dos unidades de un Real Madrid que quedó a 16 puntos del Barça tras 17 jornadas.
El futuro es una incógnita. El cruce de Champions (ante el Manchester United) le queda demasiado lejos a Mourinho y parece tener un polvorín puertas adentro del club. Con elecciones a la vuelta de la esquina, Florentino Pérez no tiene margen de error tampoco y mostrarse tan débil frente al portugués lejos está de sumarle puntos. Esta tormenta en altamar parece llevar al ciclo del marinero portugués al fondo del mar; habrá que ver si guarda algún recurso extraordinario para este vendaval.
El futuro es una incógnita. El cruce de Champions (ante el Manchester United) le queda demasiado lejos a Mourinho y parece tener un polvorín puertas adentro del club. Con elecciones a la vuelta de la esquina, Florentino Pérez no tiene margen de error tampoco y mostrarse tan débil frente al portugués lejos está de sumarle puntos. Esta tormenta en altamar parece llevar al ciclo del marinero portugués al fondo del mar; habrá que ver si guarda algún recurso extraordinario para este vendaval.
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