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La historia no sólo la escriben los que ganan

El Corinthians se clasificó a la final del Mundial de Clubes tras superar por 1-0 al Al Ahly de Egipto. Pese a la derrota, los africanos dejaron una muy buena imagen y en el complemento borraron de la cancha a su rival. Deberá mejorar y mucho el equipo paulista si quiere ser campeón.

Alejandro Sabella, seleccionador argentino, dijo alguna vez que quedarse en desventaja numérica ante el Barcelona es similar a conocer el infierno en la tierra. Nosotros diremos que pasar a perder frente al Corinthians es una sensación muy parecida. No porque el Timao genere una superioridad aplastante, sino por el fastidio y la impotencia que suele provocar debido a sus espacios cerrados, su marca asfixiante y su nula ambición ofensiva.
Sin embargo, en la noche japonesa hubo un equipo que pese a quedar abajo en el marcador, desnudó fragilidades que todos los equipos que se enfrentaron al Corinthians en la Copa Libertadores no habían evidenciado. El Al Ahly egipcio, una vez que se adaptó a las exigencias de su rival, no sólo llevó su fútbol cerca de sus propios límites, lo cual reviste un mérito enorme, sino que por momentos bailó al conjunto paulista. Mereció largamente el empate, pero en este deporte, se sabe, no alcanza sólo con eso. O más bien, puede bastarle a tu rival con menos.
Una multitud acompañó al Timao
Fueron dos encuentros diferentes. Uno antes del gol del peruano Paolo Guerrero y otro después. Es que mientras el encuentro era empate, el Timao buscaba, con muy pocas ideas, la ventaja. Paulinho soltándose desde el medio, la polenta de Guerrero y poco más. De hecho, el gol del equipo brasileño llegó a la salida de un córner: salió toda la defensa del cuadro africano, pero su capitán Gomaa cometió un error importante al meterse dentro del área y habilitar al ariete peruano que mostró su chapa y puso el 1-0 con un cabezazo cruzado cuando iba media hora de partido.
De allí en adelante, la pelota y el dominio territorial fueron del equipo más grande de Egipto. El siete veces campeón de África exhibió sus credenciales en la segunda mitad. No alcanzó a repetir la gesta del TP Mazembe, que en 2010 eliminara al Inter de Porto Alegre, pero sí logró dejar bien alta la imagen del fútbol del continente. Es que siempre con la pelota a ras de suelo, con mucha triangulaciones y con la decisión clara de jugar en pos de la búsqueda del empate, el Al Ahly sometió al Corinthians. Le dio un baile, bah, en el complemento.
Para que esto ocurriera, mucho tuvo que ver el ingreso del mito Aboutrika. El volante creativo le dio mayor profundidad al conjunto rojo y logró asociarse bien con dos volantes muy talentosos: el pivote Ramy Rabia (de 19 años, con claro destino europeo, salvando las distancias, un pequeño Sergio Busquets) y el creativo Walid Soliman, un zurdo que complicó toda la noche a Fabio Santos.
Guerrero ya envió su cabezazo a la red
Le faltó contundencia en el área rival al campeón africano. Es que en la segunda parte contó con cuatro opciones claras para igualar. La más nítida fue tras una habilitación de Aboutrika -una lástima que no estuviera en plenitud física y tuviera que arrancar en el banco- y cuando parecía que Cássio se había pasado en el mano a mano ante Gedo, con sus dedos evitó el empate. Antes, Rabia había avisado con un disparo desde lejos y más tarde Aboutrika también asustó a los dirigidos por Tite.
Muy bajo fue el nivel que mostraron algunos futbolistas corinthianos. En especial el delantero Emerson (Sheik), Douglas y Chicao, quien suele dar seguridad pero que no exhibió firmeza. El ingreso de Romarinho en los últimos minutos tampoco le dio aire al equipo sudamericano; por si fuera poco Guerrero, quien arrastraba molestias físicas, salió con signos de dolor y restará ver si llega a disputar la final del domingo.
Quedó cierto sabor a injusticia tras el pitazo final del (muy pobre) árbitro mexicano Rodríguez. El Al Ahly no hizo menos a lo largo de los 90 minutos pero ahora deberá jugar por subirse al podio. Del lado del Corinthians, la victoria trajo alivio pero a la vez preocupación. Es que tanto Monterrey como Chelsea tienen futbolistas de mayor eso específico en los últimos metros; cualquiera de los dos que llegue a ser finalista puede llegar a poner en aprietos a un Timao que sigue rentabilizando todo de una manera asombrosa.
 

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