Delantero fino y elegante. Goleador y asistidor de lujo. Frío a la hora de enfrentarse con un arquero y pensante cuando daba un pase. En los años noventa fue el señor gol de España.
Fue, es y será un gran delantero para la afición española y para la del Atlético de Madrid en especial. Aunque no era ese nueve referente de área –era un segundo delantero- sus goles fueron el lazo que lo ataron al público español y al mundo futbolero. Francisco Miguel Narváez Machón, más conocido como Kiko, salió de la humildad pura y terminó en los escalones más gloriosos de la fama. Kiko, fino y elegante.
Con 13 años decidió irse de Jerez de la
Frontera, el pueblito de la Provincia de Cádiz donde vivía con su familia, para
comenzar a formar parte de las divisiones infantiles del Cádiz CF. Ahí se topó
con Ramón Blanco –actual entrenador del primer equipo en la segunda división-
quien le prometió que si hacía las cosas bien él mismo le abriría su camino
hacia el primer equipo. Blanco pasó a ser entrenador en las Juveniles, luego en
el Cádiz B hasta llegar al primer equipo allá por 1991 y junto a él, Kiko, se
afianzó en esas distintas categorías. Así llegó a primera.
Y acá comenzó a escribir su gran historia.
Le tocó debutar, con la número 15 en su espalda, en un partido donde el Cádiz
CF se jugaba el descenso a la segunda categoría o el ir a la Promoción. Antes
de ingresar, mientras esperaba en la línea de cal, llegó el gol del Zaragoza.
Pero en sus primeros minutos en cancha le cometieron un penal, que el argentino
Dertycia cambió por gol, y tres minutos después marcó el tanto que le dio la
chance al Cádiz de jugar la promoción. Debut y gol, e inolvidable partido para
Kiko.
Lo aman en Cádiz, donde debutó. |
Después de este debut casi soñado, se
transformó en una de las jóvenes
promesas del fútbol español, y los grandes clubes comenzaron a posar sus
poderosos ojos sobre él. Pero el Cádiz lo retuvo dos temporadas más, hasta que un
descenso obligó al equipo a desprenderse de él, y Kiko pasó al Atlético de
Madrid siendo el último gran baluarte que tuvo el equipo gaditano.
Pero antes de su arribo al club Colchonero,
Kiko fue un protagonista de lujo en una de las páginas más gloriosas del fútbol
español: la medalla de oro en Barcelona 1992. Fue ante Polonia, un partido que
terminó tres a dos a favor de la Roja y donde el delantero marcó dos tantos. El
último y consagratorio, lo anotó con el tiempo cumplido. Hasta acá siempre había
marcado goles importantes y eso lo llevó a dar el gran salto en su carrera.
Medalla de Oro en Barcelona 92 y única consagración con España |
Lo esperaba el Atlético de Madrid. Sería su
casa durante ocho temporadas. Las primeras dos no fueron buenas y en ambas
peleó la zona del descenso salvándose en la última fecha ante Rayo Vallecano y
Sevilla respectivamente, también con sus goles. Pero como dice el refrán la
tercera es la vencida y Kiko en la 1995/96 consiguió la Liga luego de pelear
contra el Valencia, mientras que el Real Madrid y el Barcelona se dormían una
siesta. Y además se alzó con la Copa del Rey ganándole con la mínima al Barsa, donde jugaba un tal
Pep Guardiola.
Su paso al Calderón entonces dio sus frutos. Luego jugó dos finales más de Copa del Rey pero las perdió frente a Valencia y Espanyol, y la Champions la pudo vivir solamente una vez. Cosas que tiene el fútbol.
Su paso al Calderón entonces dio sus frutos. Luego jugó dos finales más de Copa del Rey pero las perdió frente a Valencia y Espanyol, y la Champions la pudo vivir solamente una vez. Cosas que tiene el fútbol.
Y como todo crack la historia siempre tiene
ese giro que no se espera. Pasadas dos temporadas de la obtención del doblete
Kiko comenzó a tener problemas en sus tobillos, que marcarían el principio del
fin. Se operó los dos al mismo tiempo, estuvo ocho semanas en recuperación pero
volvió, y fue el mismo Kiko-gol de siempre.
El Aleti fue su lugar en el mundo. Una Liga y una Copa del Rey con el Colchonero |
Con el tiempo las cosas en el Aleti fueron de
mayor a menor. Las salidas de referentes, la intervención judicial en el Club y
el descenso a segunda división hicieron que Kiko se fuera del Colchonero tras
no poder conseguir el ascenso. Las lesiones y las ofertas poco atractivas se
hicieron eco en su vida en ese tiempo donde ya no volvería a ponerse la
camiseta del Atlético y se decidió por volver a la barriada y terminó su
exitosa carrera en el Extremadura. En el 2002 el tobillo izquierdo se le ponía
como una bota tras cada partido y lo obligó a dejar el fútbol.
En el Extremadura culminó su carrera |
Kiko Narváez, llamado el David Copperfield
del balón, fue ese jugador inteligente que manejaba los espacios en la cancha
como nadie. Sus goles y sus asistencias hicieron levantar a toda la afición de
las gradas. Fue un jugador explosivo que transitó la galería de los grandes sin
desentonar. Kiko, el dueño de la magia española.
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