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Jugadores noventosos: Alen Boksic

Uno de los mejores jugadores balcánicos de toda la historia. Formó parte de una Lazio que ganó todo. A fuerza de goles se metió en la historia grande de fútbol. El matador croata.






El gol en el fútbol es uno de los puntos de mayor excitación que puede tener un jugador. Nada más hermoso que romper el arco contrario y salir a festejar como un loco ante miles de personas. Desde hacer un gol un sábado con tus amigos en la canchita del barrio hasta meterlo ante los ojos de todo el mundo. Todos los tantos valen y transmiten lo mismo. Pero están esos “elegidos” que juegan, festejan, la descosen, cobran por ello y son amados por todos los futboleros; y hasta se meten en esta sección de “Jugadores Noventosos”.

Y uno de esos suertudos, que llegó claramente por méritos propios y muchas condiciones, fue Alen Boksic. Este croata fue uno de esos goleadores que marcaron un antes y un después en la dorada década del noventa. Se dio el lujo de conformar la mejor selección de su país en la historia, y hasta de entrar en los libros grandes del fútbol italiano como uno de los mejores arietes del Calcio. 

Su romance con el gol comenzó, allá a lo lejos y hace tiempo, en la –por entonces- Yugoslavia de 1987. El club que lo vio nacer fue el Hajduk Split. Se calzó esa casaca hasta 1991. En ese lapso Boksic ganó dos Copas Yugoslavia, la primera en el año de su debut y la segunda en la última temporada en el equipo, donde además se dio el lujo de anotar el gol ganador; tanto que le abrió las puertas del fútbol francés, más precisamente del Olympique de Marsella.

Arribó a la segunda ciudad más grande de Francia, con una valija llena de esperanza y una cosecha de 174 partidos y 60 goles convertidos en sus primeros años como profesional. Pero eso poco importó, y su primer año en el país de la Torre Eiffel, lo tuvo que pasar en Cannes. Pero los infortunios no tardaron en llegar y solamente pudo jugar un partido en la temporada 91/92 por una lesión que lo alejó de las canchas.

Fue ídolo en la Lazio

Ya finalizado el préstamo, el croata se propuso dejar un recuerdo más que grato en el público del Stade Vélodrome. En su única temporada en el conjunto de Marsella el delantero se convirtió en un baluarte infaltable para la obtención de la Liga tras anotar 23 goles en 37 encuentros disputados; y de la Copa de Campeones donde anotó  tres tantos en 12 juegos. Esta temporada casi perfecta que llevó adelante lo posicionó segundo en la elección del balón de oro –ese que hoy tan fácilmente gana Lionel Messi- que quedó en manos de Roberto Baggio, otro gran maestro del fútbol.

Pero con su equipo descendido por escándalos de sobornos y esas cosas negras que tiene el fútbol, Boksic fue fichado por la Lazio. En su primera etapa, que abarcó el tramo de 93/96, el croata comenzó a poner su nombre en boca de todos. Sus grandes actuaciones, su tremenda habilidad y sus 17 goles en 67 partidos ayudaron a que él diera el paso soñado por muchos: la Juventus, uno de los equipos más poderosos, se fijaba en él y lo contrataba.

También comenzaba su historia en la Selección croata. Boksic se puso por primera vez la camiseta de la selección el 25 de junio de 1993 en un partido donde estos derrotaron a Ucrania por 3 a 1. Junto a Davor Suker y Zvonimir Boban formó parte de la generación dorada de éste país en materia futbolística que alcanzó su pico máximo en Francia 98, cuando se subió al tercer puesto. En ése Mundial las lesiones le impidieron a Boksic formar parte. Sí participó de las citas de Italia 1990 (actuando con el equipo yugoslavo) y Japón-Corea 2002. En su paso por el combinado de su país alcanzó 10 goles en 40 partidos.

En la Intercontinental, con la de la Vecchia Signora, frente a River

Pero volviendo a su paso por Juventus, que fue el primer equipo “grande” de su carrera, se puede decir que en lo personal no fue tan dulce. Solamente pudo marcar tres goles en 22 partidos con la Vecchia Signora. Igualmente este cambio le sirvió para llenar su palmarés. En la temporada 96/97 ganó absolutamente todo: Liga, Intercontinental ante River y la Supercopa ante el París Saint-Germain. Aunque, pese a su calidad indiscutida, la siguiente temporada tuvo que dejarle lugar al nacimiento de un tal Alessandro Del Piero y un desconocido Filippo Inzaghi, que terminaron con su estadía en Turín.

En 1997 el croata volvió a su lugar en el mundo. La Lazio volvió a contar con sus servicios para lo que fueron unos años gloriosos en la Institución. Alen Boksic, alternando titularidad y suplencias, levantó la Liga en las temporadas 97/98 y 99/00; la Supercopa Italiana del 98 y 00; en la 98/99 se quedó con la Recopa de Europa; la Supercopa de Europa en el 99 y la Copa Italia del 99/00. Boksic terminó con el mito de que las segundas partes siempre terminan con ser poco felices. En su último paso, además de ganar todos esos títulos, marcó 14 goles en 48 juegos.


Al comienzo del nuevo milenio decidió cambiar de aire y se fue a probar suerte a Inglaterra. El Middlesbrough le tendió sus brazos y lo acomodó en sus filas. Llegó a ser el jugador mejor pago de todo el país y registró 48 partidos y 20 goles. Finalmente, luego de las lesiones que volvieron a aparecer, decidió retirarse en 2003.

Luego de decirle adiós al fútbol el delantero se fue a vivir a Croacia donde, cada tanto, comenta algunos partidos para la televisión de su país. Siempre se destacó por su forma elegante y su técnica extraordinaria, pero también se lo recuerda por su facilidad a la hora de retraerse y jugar como un segundo delantero. Un artista del gol que supo dominar ambas piernas, la cabeza, la potencia y la colocación. Un ejemplo de goleador.


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