El escándalo, la vergüenza, la CONMEBOL. Un combo explosivo
que parte de torneos pésimamente organizados, hechos por y para la televisión,
pasa por medios que le insuflan más excesos al asunto y se corona con fuerzas
de seguridad preparadas para reprimir. En el medio un público que oscila entre
ser víctima y victimario.
Pareció de otra época. Una de esas fábulas que padres o abuelos nos contaban de las viejas Copas Libertadores sostenidas por los protagonistas de esas batallas campales con aspecto de encuentro deportivo. Pero no. Fue en el año 2012, en una pantomima de competición y con todos los ingredientes para una payasada de proporciones mayúsculas. Es el momento de decir basta.
Pareció de otra época. Una de esas fábulas que padres o abuelos nos contaban de las viejas Copas Libertadores sostenidas por los protagonistas de esas batallas campales con aspecto de encuentro deportivo. Pero no. Fue en el año 2012, en una pantomima de competición y con todos los ingredientes para una payasada de proporciones mayúsculas. Es el momento de decir basta.
Fue en Sao Paulo-Tigre, pero estuvo cerca de suceder algo similar (en cuanto al tenor de los hechos) en muchísimos otros encuentros de competiciones sudamericanas. Es por eso, que no se trata de apuntar -solamente- al club local, a los estadios brasileños o a la mala intención del plantel de Victoria. No, eso sería caer en un reduccionismo idiota. Hay que ir más arriba, a la CONMEBOL, un organismo plagado de dinosaurios con varios ciclos cumplidos.
Es que desde que tengo memoria, y llevo ya dos décadas viendo fútbol, Nicolás Leoz es el presidente de la Confederación Sudamericana (como siempre viví con Grondona al frente de la AFA y Teixeira hace poco fue desplazado de la CBF). No son ni la transparencia, ni la agilidad, ni mucho menos la coherencia, los rasgos distintivos de su gestión.
Una delantera de peso |
Partamos del principio. ¿Qué es la Copa Sudamericana? Contaba ayer por la noche el periodista Matías Canillán en su cuenta de Twitter, que esta competencia -estrenada en el año 2002- fue ni más ni menos que una idea arrojada desde la empresa poseedora de los derechos de televisación de las competencias de CONMEBOL. Extinta ya las viejas Supercopa y Conmebol, y con los experimentos de las Mercosur y Merconorte (!) que no levantaban el amperímetro ni en los estadios ni en las planillas de rating, apareció esta idea.
Como no fue ni más ni menos que un proyecto de un grupo de empresarios (que los dirigentes aceptaron gustosos, más plata, más viajes, más TV y que siga el tachín tachín, con el plus de poder resucitar la Recopa Sudamericana para más plata, más viajes, más TV...), no tenía sustento deportivo alguno. Por eso, nunca quedó claro quiénes debían jugarla. Tan bochornoso era todo en sus orígenes, que Boca y River, en el caso argentino, tenían Wild Card para participar. Algún cráneo encontró el latiguillo justo: "la otra mitad de la gloria" y a otra cosa.
La otra mitad de la gloria... |
Entonces como a partir del triunfo se justifica todo y si no ganás no existís; ganar "la otra mitad de la gloria" pasó a ser importante. No importaba a quién, ni el cómo. Y esto no es exclusividad de alguna nacionalidad, como se quiso instalar en Argentina ayer, tras el papelón ocurrido en Brasil, en el cual tanto las fuerzas de seguridad públicas como las privadas se trenzaron en una pelea insólita con el plantel de Tigre. Repasemos algunos hechos previos, seguramente quedarán muchos afuera.
Año 1997, final de la Copa Conmebol entre Lanús y el Atlético Mineiro. Tangana histórica con muchísimos suspendidos y los brasileros que cobraron para toda la década. Es imborrable la imagen de un hincha granate pateando a través del alambrado a un jugador del equipo visitante que también era castigado por un rival.
Año 2001. Semifinal de Libertadores entre Palmeiras y Boca. Bianchi es agredido en el Parque Antártica y también un juez de línea; el juego continúa y Boca accede a la final por penales, no pasó a mayores de milagro.
Año 2002. Octavos de final de la Copa Libertadores entre Cobreloa y Olimpia, en Calama. El árbitro Ángel Sánchez es agredido y suspende el juego. Al no ser ni un jugador ni el público el receptor de la violencia, el juego no continúa.
Año 2003. Batalla campal entre el Sao Paulo y River en esta hermosa competencia que es la Copa Sudamericana tras la serie de penales. Luis Fabiano (quien fue expulsado en el partido de ida ante Tigre) estivo trenzado tirando patadas voladoras para todos lados. Los periodistas argentinos también la ligaron en el Morumbí.
De Karate Kid |
Año 2005. Copa Libertadores, encuentro en Sao Paulo y Quilmes. Leandro Desábato agrede con un insulto discriminatorio al delantero brasilero Grafite, por su color de piel. Es detenido y llevado a declarar. En su vuelta al país es recibido casi como un mártir y aún hoy en día se cree que fue la víctima y no el victimario.
Año 2005. Cuartos de final de Copa Libertadores entre Boca y Chivas de Guadalajara en la Bombonera. Había sido goleada mexicana en el Jalisco y en la vuelta el local era importante. Aparecieron los guapos (?) y se la agarraron con el Bofo Bautista, porque claro, Boca perdía y ya no se acepta que el rival sea superior. No sólo el escupitajo del Chino Benítez, técnico xeneize, está en la memoria colectiva, sino también el ingreso de un hincha a fajar al punta mexicano. Lejos de suspender por un buen tiempo de las competiciones internacionales al equipo argentino, le cupo una sanción al estadio, pero sólo válido para la Libetradores, no así en Sudamericana. Ay, Conmebol.
Año 2005. Semifinal de Libertadores entre River y Sao Paulo (figurita repetida en estos años). Los paulistas se clasifican finalistas al vencer en Núñez, pero su gente no puede ver el final del partido. Corridas afuera y adentro del Monumental, balas de goma, gases lacrimógenos. La revancha de lo que había pasado unos años antes
Año 2006. Octavos de final de Copa Libertadores entre Corinthians y River. Pasó de todo en el Pacaembú esa noche en que el equipo argentino eliminó al paulista. Choques de todo tipo con la Policía Militar (inolvidable la imagen de Tevez peleándose con propios hinchas del Timao).
Año 2007. Final de la Libertadores entre Boca y Gremio. Dentro del estadio fue todo normal, con victoria del equipo local por 3-0. En las adyacencias de la Bombonera, los gauchos la pasaron muy mal. Todos los micros rotos, heridos de bala y la emboscada típica en La Boca.
Año 2010. Octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente y Defensor Sporting de Uruguay. El arquero Martín Silva recibe una pedrada desde la tribuna local en el Libertadores de América. Lejos de suspender el cotejo y eliminar al equipo argentino, el juez brasilero informa que si el arquero no puede continuar, deben proceder al cambio (!). No sólo sigue el juego e Independiente da vuelta la serie, sino que a la postre no suspenden al equipo argentino y sí (pero por una fecha) a su cancha. Lindos. Finalmente el Rojo sería campeón del torneo.
Y bien amigos (?) |
Ojo, esta enumeración de hechos no quiere demostrar, ni mucho menos, que la violencia sea un patrimonio exclusivo del fútbol sudamericano. Podríamos citar hechos en casi cualquier parte del mundo; como la tragedia de Port Said (con más de 70 muertos) u otros en Europa como los cruces en la última Euro entre rusos y polacos o los más recientes aún en Roma entre la facción más violenta de los tiffosi de la Lazio ante la gente del Tottenham. Pasa en todos lados.
Lo que nos es sí más difícil de imaginar son bochornos tan grandes dentro del plano propio de las competencias UEFA. No es que allá sean mucho más transparentes (bueno, tal vez sí), pero en todo caso son más inteligentes a la hora de vender un producto televisivo. Jamás una final de Europa League o de Champions tendría los ingredientes que contuvo ayer la definición de la Sudamericana, pero en el caso de que los hubiera, menos aún se coronaría a uno de los dos equipos "porque no hay tiempo para jugar lo que queda" en otro momento, como dijera el mamarracho ese llamado Eugenio Figueredo. Primero se premia, luego se investiga.
Así como decimos que el producto de TV es más cuidado en el caso de la UEFA, también lo es en las competiciones FIFA. De allí, que es impensable que algo así ocurra hoy por hoy en el Mundial (y aclaramos al pasar que el Morumbí no será sede de la Copa del Mundo, como decían algunos paracaidistas ayer por la noche). A su vez, no está de más marcar que la duda del lado brasilero -de los incidentes en el vestuario visitante- no es gratuita: la Selección Argentina atentó contra la salud de un futbolista brasilero en una Copa del Mundo y tiempo antes de esa cita, la Selección de Chile tuvo uno de los papeles más penosos de la historia con la famosa historia del Cóndor Rojas.
El Cóndor Rojas en el Marcaaná |
La lección parece ser que si la cosa no viene bien barajada, podés tirarle un proyectil a los rivales, entrar y agredir a los visitantes o algo por el estilo. Ni hablar ya de generar un martirio en la previa del juego (en el hotel y adyacencias al estadio, o mismo impedir el reconocimiento de la cancha el día anterior). Todo es válido en los juegos de la CSF.
Somos sudamericanos, vivimos el fútbol de una manera muy propia, muy nuestra y eso nos encanta. Está perfecto, no tiene nada de malo. No se trata de "civilizar" al aficionado de estas latitudes, ni de replicar modelos propios de otras latitudes, sino de ordenar ciertos aspectos y extirpar otros. La cultura del aguante y la pasión no son sinónimos, por más que en apariencia sean similares.
Por otro lado también hay otro actor que interviene: las fuerzas de seguridad. Educadas durante décadas para asesinar, torturar y desaparecer a su pueblo, en muchos casos a lo largo del continente siguen con esa misma dinámica e ideología. ¿Cómo confiar en ellos? En buena parte de los casos citados, lejos de aportar soluciones fueron parte inseparable del conflicto.
Por otro lado también hay otro actor que interviene: las fuerzas de seguridad. Educadas durante décadas para asesinar, torturar y desaparecer a su pueblo, en muchos casos a lo largo del continente siguen con esa misma dinámica e ideología. ¿Cómo confiar en ellos? En buena parte de los casos citados, lejos de aportar soluciones fueron parte inseparable del conflicto.
Reglas del juego claras, competencias coherentes y creíbles (donde el juego y la competitividad sean las premisas y no los puntos de rating) deberían de ser el norte. Es claro que con estas cúpulas dirigenciales absolutamente corroídas de lo peor jamás va a ocurrir. A su vez, es necesario que el mensaje que baje desde los protagonistas pero, sobre todo, desde los comunicadores sea otro. Deslegitimar la victoria a cualquier precio, aceptar la posibilidad de una derrota y darle la espalda al mensaje chauvinista de mecha corta, son otras de las claves. Algún día, todos los dinosaurios van a desaparecer.
Coincido. Saludos desde Brasil.
ResponderEliminarMuy buena nota. Recuerdo la final Santos-Peñarol hace año y medio, en donde también hubo quilombo. ¿No crees que si empezamos a copiar el calendario y las formas de la temporada europea empezaríamos a evitar estos males? Claro, habría que empezar a cumplir las reglas de una manera más estricta.
ResponderEliminarEl problema que tiene copiar el calendario europeo es que tenés el parate largo a mitad de la temporada. De hecho, Argentina tiene calendario europeo y las grandes cargas físicas son en la segunda parte del año. Sí creo que las competencias continentales deberían ser anuales y no semestrales, más por los largos viajes que conllevan. La final única no es una mala alternativa.
ResponderEliminarLigas de 38 jornadas de agosto a junio con dos semanas más en diciembre, y dos semanas más en febrero. Descensos directos, sin promedio. Competiciones continentales anuales, con 32 equipos en la Libertadores. Final neutra (se minimizarían los casos de violencia, no se erradicaría). Sudamericana como Europa League, con equipos de menor prestigio pero entrando en enero los terceros eliminados de la Libertadores (eso aumentaría algo el nivel). Mientras, las Copas Nacionales. ¿Es mucho lío? Hay cosas que lo dificultan, pero esta manera no funciona, además de los intereses, que esos siempre estarán.
ResponderEliminarSobre los equipos argentinos y su estado físico, es obvio que deben mejorarlo. Muchos equipos de mitad de tabla para abajo en Europa tienen mejor preparación.
Es un gran plan, suena bien. Aunque tenés algunas contras (modificar el sistema de competencia en Brasil; donde en diciembre y enero el calor es altísimo, además) prácticas, la más grande es el tema de la TV. No sé si convencés a los dueños de los derechos de hacer un torneo al estilo Europa League.
ResponderEliminarA mi me gusta el formato de final de local y visitante, porque las distancias en el continente son muy grandes.
Es verdad que son grandes las distancias. Y está bueno definir la final en tu casa y allá, de visitante. Pero UN solo partido no está mal tampoco. Lo de la final es lo menor. El problema sería el calor en febrero y diciembre. También no habría casi lugar para hacer el Sudamericano. A ellos no les gusta un torneo sin los campeones. Siempre quieren que jueguen los que tienen más nombre, por eso, como bien decis, invitaban a Boca y River. Pero hoy en día no ganan siempre los equipos grandes. Si equipos como River, Palmeiras, América de Calí descendieron significa que está todo más parejo (a pesar de las malas gestiones en estos clubes que mencione). Los campeonatos no los ganan siempre los grandes. Pero sí, debo convencerlos y es difícil. Y más si es por plata.
ResponderEliminarExacto!
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