Las dos máximas figuras del Athletic de
Bilbao están en el ojo de la tormenta. Las ambiciones personales se cruzan con
los objetivos del club en una institución cuya particularidad genera
que estos conflictos sean mucho más profundos. Un equipo que está pagando el
precio de haber dado un salto tan abrupto.
Parece la saga
de una novela. Rumores, dichos cruzados, sentimientos a flor de piel,
acusaciones de traición y una fortuna de por medio. Pero no, no es ninguna
historia escrita para la televisión de las dos de la tarde, sino el
guión que se fue configurando en torno a las posibles salidas de Fernando Llorente y Javi Martínez
del Athletic Club de Bilbao.
Los miles de kilómetros que separan Buenos Aires de la ciudad vasca hacen que perdamos la magnitud en este tipo de situaciones de lo que significa el Athletic dentro de esa comunidad. Si bien Internet, las redes sociales y todo eso nos han acercado, no es lo mismo verlo a través de una pantalla que respirarlo en el día a día; ya sea en Lezama, en San Mamés o en algún bar de la ciudad escuchando una discusión entre los hinchas. Pese a eso, intentaremos centrarnos en algunos aspectos de este conflicto.
Bilbao, el día de la final de la Europa League |
Por empezar, hablamos de los dos jugadores más probados, tomando un término vertido por Marcelo Bielsa en su conferencia de prensa antes del debut liguero, que tiene el plantel del Athletic. Si bien Óscar de Marcos tuvo una gran temporada 2011/2012 e Iker Muniain aparece como una de las grandes promesas del fútbol ibérico, por trascendencia, por peso específico dentro del equipo y por pergaminos Llorente y Martínez (de hecho los dos han sido campeones del Mundo) resultan figuras centrales de este presente del club. Si el equipo estuvo cerca de gritar campeón el año pasado, en buena medida fue por el aporte de estos dos futbolistas.
Ahora bien, ese punto, el del rendimiento de la temporada anterior del equipo, lejos de haber sido el punto de inicio de algo mucho más grande parece haber sido el comienzo del descalabro. ¿Por qué decimos esto? No hace falta más que remitirse a las pruebas; este verano fue de los más traumáticos que recuerden los aficionados bilbaínos.
Si pensaban que las dos finales perdidas (ante el Atlético de Madrid en la Europa League y el Barcelona en la Copa del Rey), que los dejaban en la puerta de cortar la sequía de 28 años sin títulos, iba a ser lo más duro de digerir, se equivocaban. Cierto es que al confirmar Bielsa su continuidad, todo parecía marchar en el camino lógico. Pero comenzaron a aparecer todo tipo de problemas; algunos de ellos (o muchos de ellos), evitables.
Se sabía que Martínez y Llorente se iban con el seleccionado español a disputar la Euro y que algunos otros, como Muniain, San José o Ander Herrera (más el propio Javi) irían a Londres en busca de la medalla olímpica. Por otro lado, en caso de querer redoblar la apuesta se debían buscar algunos refuerzos en el mercado estival; un sustituto para la posición del centrodelantero aparecía como una de las prioridades, al menos para el espectador.
Pero no, lo que hizo sacudir todas las estructuras del Athletic fue el ya famoso tema de las obras en Lezama, del cual se habló y mucho. La conferencia de prensa de Bielsa fue imperdible e inolvidable, más de 70 minutos del rosarino en su más pura esencia, dejando en claro que según sus parámetros el club había sido "estafado" y poniendo sobre la mesa dos aspectos. Por un lado, una supuesta connivencia entre la constructora y la dirigencia (a los fines de esta nota, poco importa esto) y por el otro, que él entendía que el equipo aún tenía margen de crecimiento, pero que entendía que para revitalizar al conjunto era imprescindible darle algo a ese grupo de jugadores al que él iría a "pedirles todo".
Bielsa estuvo a punto de irse, la directiva de los Leones se movió con muchísimas dudas, pero finalmente se llegó a un acuerdo como para seguir adelante. Con algunos resquemores e incertidumbres. Sin embargo, desde esos comienzos de julio la atmósfera en Bilbao fue enrareciéndose más y más.
Más de un hincha del Athletic temía una gran Euro de sus dos joyitas, si Llorente lograba ubicarse como el reemplazante de Villa o Martínez como el central titular en lugar de Puyol y la Roja terminaba coronándose, sus salidas parecerían más próximas. Nada de eso pasó; si bien España revalidó su título europeo, el navarro y el riojano fueron actores decorativos en la consagración.
Martínez fue reconvertido como central por Bielsa |
Sin embargo, Martínez ocupó durante días páginas y páginas en periódicos deportivos -sobre todo en los catalanes- ya que se lo apuntaba como posible jugador del Barça. El club hizo saber, de manera atinada, que solo lo dejaría ir en caso de que se pague su cláusula de rescisión, más de 45 millones de euros netos (en total, más de 60); un precio exorbitante en tiempos de vacas flacas en Europa. El Bayern Munich se asomaba como el competidor directo y había quienes lo ubicaban en Madrid, aunque como siempre, había que tomar con pinzas cualquier "información" de Marca y Sport, brazos armados del Madrid y los blaugranas.
Pese a todos estos rumores, su poca
participación en la Euro ,
y el mal rendimiento de España en Londres 2012 parecían minar sus chances de salida,
a la vez de que el contrato que liga al jugador con la entidad de Bilbao expira
el 30 de junio del 2016.
El caso del "9" era diferente. Con apenas un año de contrato por delante, las negociaciones por su renovación venían dilatándose, sin un acuerdo en el horizonte y con todo tipo de especulaciones en el entorno del futbolista; de hecho el hermano del delantero que hizo toda su carrera en el Athletic, su agente, fue apuntado por su mala gestión de la situación. Llorente fue vital en el curso anterior: goles claves, un aporte en el juego del equipo insustituible.
Ahora bien, en febrero, el centrodelantero cumplió 27 años y parece estar en su plenitud futbolística, aunque observando lo mucho que creció de la mano de Bielsa en la última temporada, uno puede poner en duda si está en el pico de sus capacidades o no. Pero lo cierto, es que acá cabe preguntarse si el futbolista tiene derecho o no a pensar un horizonte lejos de su club, quizás con objetivos más grandes a nivel deportivo. Eso mismo deslizó Bielsa en la conferencia de prensa citada antes.
Ahora bien, en febrero, el centrodelantero cumplió 27 años y parece estar en su plenitud futbolística, aunque observando lo mucho que creció de la mano de Bielsa en la última temporada, uno puede poner en duda si está en el pico de sus capacidades o no. Pero lo cierto, es que acá cabe preguntarse si el futbolista tiene derecho o no a pensar un horizonte lejos de su club, quizás con objetivos más grandes a nivel deportivo. Eso mismo deslizó Bielsa en la conferencia de prensa citada antes.
El Rey León se cansó de festejar |
Es aquí donde una vez más hay que hacer algunas salvedades. El Athletic no es un club más y si uno lo entiende desde la distancia, un jugador que se formó e hizo toda su carrera desde las divisiones menores más claro lo debe tener todavía. El nivel de identificación que el hincha de este club tiene con sus colores es potentísimo; aún este aficionado, puede soñar (aunque en el fondo sepa que no es así) que el jugador de su equipo "juega por los colores", en tiempos de híper profesionalismo y donde los futbolistas, sujetos a las leyes del mercado, se cambian de camisetas como de ropa interior.
Como nos contó Jon Laucírica hace unos meses, cuando presagiábamos que algo podía ocurrir, el Athletic no es un club vendedor. No es su política y esa línea, que trasciende a las diferentes dirigencias, caló en su gente. Ese es el punto más reprochable sobre todo para con Llorente, que ha jugado a su favor con el escaso tiempo de contrato que le queda. Luego, si ha pedido 1, 5 o 10 parece lo de menos.
De todas formas, en un marco de crisis económica, en el que por ejemplo, muchos de los aficionados bilbaínos debieron hacer malabarismos para acompañar al equipo a Bucarest (y que aún lo deben estar pagando), los números que se manejan en el fútbol, impactan. De allí, algún que otro vivo se aprovecha con frases para la tribuna, como por ejemplo Iñaki Azcuna, alcalde de Bilbao. Más que el contrato de Llorente o de Martínez, los políticos deberían de fijarse en las deudas que los clubes mantienen con el Estado Español.
Se sabe, en tiempos de crisis este tipo de frases impactan y mucho. De hecho, recorriendo algunos foros en el momento de la pelea de Bielsa por las obras, lo que se repetía era algo así como "este tío está loco, viene a pedir que se trabaje bien en España", esos parámetros no suelen ser buenos consejeros para analizar estos conflictos.
La bandera de la discordia en Lezama |
La Liga comenzó el pasado domingo y con estos dos focos sin resolución, Bielsa decidió apartar a los dos futbolistas del choque ante el Betis. Tanto Martínez como Llorente habían sido hostigados en los entrenamientos en Lezama y la decisión pareció prudente. La dura derrota 3-5, que alguna sensación positiva dejó en el complemento, profundizó el rencor de buena parte del público para con los futbolistas que fueron tildados de "mercenarios". Esta palabra no es antojadiza, repetimos, en uno de los pocos clubes del mundo en los cuales el hincha aún puede fantasear con el futbolista-hincha es en el Athletic de Bilbao.
Pero además de la cuestión club-representación, hay un tema de fondo para la institución y que puede sentar un precedente. Si establece, sobre todo en el caso Llorente, que no lo vende, priorizando su política deportiva, puede llegar a perder una millonada. Pero si cede ante las presiones del jugador y del bolsillo, no sólo sería una desilusión para la gente y minaría las opciones deportivas del equipo, sino que sería un antecedente para que a futuro los Muniain, Ander Herrera, Ruíz de Galarreta o Ramalho, por citar algunos casos, puedan actuar de la misma manera.
Muniain, otra joya del club |
En definitiva, parece que se ha
barajado de muy mala manera toda la situación tanto desde el entorno de
Llorente en particular (en este caso lo de Martínez se intuye como algo
diferente), como desde la directiva del club que no logró prever esta situación
de antemano y llegar a este extremo. Parece difícil o imposible que ninguna de
las partes salga dañada y la posición de Bielsa –la más sensata- resulta un
paliativo tardío.
De cualquier manera, el Athletic podrá
seguir sin Llorente, Martínez, Urrutia o Bielsa, es una institución centenaria,
con demasiada historia tras de sí. Pero resulta paradójico –o doloroso, para
sus aficionados- que aquellos que resultaron claves para que el club vuelva a
tener un lugar protagónico y deje de vivir sólo de la nostalgia de antaño (hay
que sumar a Caparrós en esta lista) sean también responsables en mayor o menor
medida de la ruptura de este proceso, que apenas estaba dando sus primeros
pasos. A veces, dar grandes pasos repentinamente puede tener estos resultados.
Como socio del Athletic te doy la enhorabuena por el articulo... parece mentira que alguien desde tan lejos tenga los conceptos del Athletic tan claros y haya sabido entender el dolor de los aficionados, cierto los del Athletic seguimos teniendo esa pequeña locura-ilusión de pesar que los que se ponen la camiseta lo hacen por algo mas que por la pasta quizas tambien esa pequeña gran locura le gusto al gran BIELSA, Ezkerrik asko loko!!!!!!!!!!
ResponderEliminarUn buen resumen de la situación. Saludos de un bilbaino.
ResponderEliminarHay que sumar que, aparte de ser uno de esos pocos clubes donde se siente la camiseta, sólo se contratan jugadores de orígen vasco. Entonces, por más que se obtenga una millonada por Llorente y Martínez, no hay muchos jugadores vascos para reemplazarlos o al menos que se acerquen al nivel que traían. Eso explica todavía más la bronca del público, creo yo.
ResponderEliminarIgualmente, son entendibles las posturas de todos...
En fin, muy buena nota.
Saludos.