El conjunto de Stamford Bridge arranca una nueva campaña con un equipo muy diferente al que se consagró campeón de Europa. Tras la partida de Didier Drogba, apostó por jóvenes talentos de muy buena técnica. Para aquellos que piensan que no se debe modificar nada luego de un éxito.
Quien escribe estas líneas fue muy crítico del Chelsea en el cierre de la temporada pasada. Simplemente remitiéndome a los comentarios de los encuentros en semifinales y final, queda claro que lo que el equipo Blue hizo en esas series, me pareció cuando menos pobre. Como siempre, de este lado del Atlántico, los mediocres de turno se embanderaron tras la causa de Stamford Bridge y comenzaron a teorizar de forma ridícula.
Palabras más, palabras menos, lo que se afirmaba era que como la fórmula que exhibió el equipo inglés para salir campeón había dado resultado, por ende no había que hacer cuestionamientos. Todo debía seguir igual, pues habían encontrado la respuesta válida. Un valor tan importante en este juego como el azar o los imprevistos son dejados de lado en ese tipo de teorías.
Por suerte, los encargados del fútbol profesional en la institución del este de Londres no comen vidrio. Por eso mismo, y pese a haber llegado al escalón más alto en la historia del club (obteniendo el máximo anhelo de Roman Abramovich), el Chelsea desató en este mercado de pases una transformación a fondo, la misma que no terminó de hacer el año último cuando llegó André Vilas-Boas.
El portugués duró poco en el Chelsea |
De la mano de Roberto Di Matteo, los Blues apuntaron a un estilo de jugador muy marcado: jóvenes, con muy buen técnica individual pero que aún no están en el primerísimo nivel (discutible en el caso de Hazard). Es decir, con un margen importante de mejora. A diferencia de otras épocas en las que en Stamford Bridge se apuntaba a grandes estrellas, en este caso, se buscaron opciones a mediano y largo plazo.
La idea es clara, completar la renovación del equipo y que cuando se termine de ir la vieja guardia, el Chelsea ya tenga un elenco estable, con algunas temporadas de rodaje. Ahora bien, más allá de esa planificación lógica y aplaudible, lo importante es resaltar el cambio tras el éxito y no tras el fracaso (algo mucho más fácil de hacer).
Esa misma lógica fue la que alimentó de triunfos al Barça de Guardiola (además del buen juego, un soberbio entendimiento de todas las facetas del juego y mucho ectéteras). Porque Pep se animó a ir modificando estructuras del equipo para que nada cambie. En este caso, se trata de un cambio mucho más profundo: el Chelsea parece ir detrás de otra ideología.
Ese equipo con mucha contracción a la marca, poco apego a la posesión del balón y con delanteros más preocupados por ocupar un espacio en defensa que liberarse en ataque podría darle paso a un fútbol diferente. Aquí se abre otra duda: ¿Es Di Matteo el hombre indicado para esto?
Di Matteo y un gran desafío |
Esta respuesta sólo la tendrá el tiempo, pero en favor del italiano nacido en Suiza, diremos que era él quien estaba en un puesto ejecutivo al momento de traer a Vilas-Boas y dar los primeros pasos en esta dirección, aunque luego quedara trunco el proyecto. En ese momento, además de la llegada del portugués, se comenzaron a buscar nombres jóvenes como los de Oriol Romeu (jugador surgido en La Masía), Gary Cahill (llamado a ser el central que lidere el recambio de Terry), Juan Mata, Romelu Lukaku y unos meses antes David Luiz. Además, se potenció a un valor propio como Daniel Sturridge.
En este mercado se dio un doble movimiento: se dejó ir a una figura/emblema como Didier Drogba (luego de un cierre de temporada fantástico) y junto a él se alejaron de la institución otros futbolistas como José Bosingwa o Salomon Kalou. Las compras, todas interesantes: el que más ruido hizo fue Eden Hazard. El volante del Lille era una de las joyas del mercado, llegó a Stamford Bridge por 40 millones de euros.
Junto a él llegó su hermano menor Thorgan Hazard, por apenas 1 millón y como una apuesta a futuro. Esa suma es insignificante para la billetera de Abramovich. A su vez, el belga Kevin De Bruyne -compatriota de los Hazard- también fue adquirido por los Blues, aunque se especula que él y Lukaku podrían irse cedidos al Werder Bremen. Quien llegó desde ese equipo alemán fue Marko Marin (por casi 10 millones), joven que disputó el Mundial de Alemania pero que en estos últimos dos años bajó su rendimiento.
La última compra resonante fue la de Oscar. El brasilero arribó desde el Internacional de Porto Alegre por un vuelto: 32 millones de euros. En su presentación oficial ante el público británico ayer se despachó con un golazo en Old Trafford para la victoria de Brasil ante Belarús por 3-1.
La línea de tres cuartos del Chelsea tendrá muchos más socios para un Mata que en los últimos partidos del año pasado parecía perdido, pues no tenía intérpretes que sintieran el fútbol de la misma manera. Se comenta que los londinenses están en la búsqueda de César Azpilicueta para el lateral derecho, Victor Moses como opción de recambio en la banda izquierda y de Edinson Cavani como reemplazante de Drogba, aunque cabe decir que Fernando Torres parece haberse revitalizado.
En definitiva, vemos cómo los Blues en este receso patearon el tablero y decidieron barajar y dar de nuevo (siendo el segundo equipo que más gastó en Europa detrás del PSG). Con el plafón de los títulos, la transición será menos traumática. Además, con la cantidad de competiciones que va a tener el equipo este año (Premier League, Community Shield, FA Cup, Carling Cup, Champions League, Supercopa Europea y Mundial de Clubes), prácticamente todos los jugadores van a tener opciones de mostrarse. El tiempo y los resultados dirán si las decisiones tomadas fueron las correctas. A priori, no parece haber demasiadas dudas que sí.
0 Comentarios..:
Publicar un comentario