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Pasión por la redonda..


Lejos de las figuras de renombre mundial hay personas que persiguen el sueño de vivir de lo que aman, en este caso el fútbol. Esta es la historia de Ángel Eduardo Garrido, un DT argentino, quien sumó experiencia en España y hoy busca una oportunidad en Argentina. Una charla bien futbolera..



No todas las historias en el mundo de la redonda son fáciles o se tratan de ídolos mundiales, aunque muchas veces son ídolos para unos pocos o simplemente para sus familias, que en definitiva es claramente más importante que el clamor popular de millones. En esa lista podría aparecer Ángel Eduardo Garrido, un hombre que ama el fútbol y se le nota cuando uno habla con él. 

Hombre simple Ángel y desde el principio lo hace nota. "¿Querés venir a casa a tomar unos mates y hacemos la entrevista?", tiró en forma de centro y del otro lado a pesar de ser pequeño de estatura encontró un gran cabeceador que la cambió al palo al arquero y, obvio, hizo el gol. Mates y charla de fútbol, un combo difícil de resistir. 


Este hombre de 53 años sabe muy bien que eso de jugar con una pelota, pero mejor que las explicaciones vengan de quién deben venir. "Soy de Chacabuco y River fue a hacer pruebas allá, solo dos chicos vinimos a Buenos Aires y habrán probado unos 100. Estuve a prueba un mes y después volvieron a hacer otra prueba a Chacabuco, pero antes Daniel Passarella me aviso que yo iba a quedar y que hacían una nueva prueba para que el otro chico no se quedara mal. Yo sabía de antemano que iba a quedar", contó y desde aquí en más ya se puede notar que algo vivió en este mundo. 

"Con 15 años, empecé a trabajar y a entrenar. Encima no era un trabajo de oficina, era un trabajo duro, pero mi ilusión era jugar en River. Arranqué jugando de wing izquierdo, en aquella época se jugaba así, aunque en mi último año, que fue espectacular, Adolfo Pedernera me cambió de posición. Siendo zurdo me puso de volante por derecha y ahí me sentí mucho mejor", prosiguió y en dos declaraciones ya tiró dos nombres míticos del fútbol argentino. Hay una historia quedó claro. 

Garrido en su paso por River. (De izquierda a derecha el segundo de la fila dos)

La banda roja es complicada, eso se sabe y Ángel lo vivió en carne propia. "Lamentablemente estaba muy tapado. Jugaba el Beto Alonso, Omar Labruna o Ramón Díaz y después me dieron el pase. Hubo mucha gente no podía creer que hicieran eso. Fueron circunstancia, ellos tampoco promocionaban mucho las inferiores. En ese momento River era un equipo más comprador", explicó y agregó: "Cuando me quedo libre me viene a ver el DT de Muñiz, me dijo para jugar allá, pero no me gustaba la idea de bajar tanto. Después me contacto con un representante que me llevo Ñubelense, pero no quedamos, aunque creo que fue por la parte económica seguramente con el representante, porque yo jugué bien. Ya me sentía desanimado, me fui a jugar a Concordia a un equipo regional, porque me afecto mucho no quedar en River", detalló. 

La vida te golpea, eso se aprende con la edad. Te pega muchas veces dónde más te duele, pero a pesar de esos inconvenientes los valientes siguen con la cabeza levantada y tirando para  adelante. Por alguna extraña razón el fútbol es muy similar y por eso Ángel la siguió remando y encaró para Ecuador más precisamente al Club Esmeralda Petrolero"El fútbol ecuatoriano fue evolucionando. Lo que teníamos nosotros es que recién habíamos ascendido y como hacíamos de local en Esmeralda, un lugar que hace mucho calor, cuando bajamos al frío el rendimiento de nuestros jugadores bajaba. En esa época no eran profesionales", narró. 


Con la camiseta de Esmeralda Petrolero de Ecuador

Luego pasó por Sarmiento de Junín y Cipolletti de Río Negro, pero se “cansó del manoseo” y decidió largar, pero “ya desde chico venía pensando en ser entrenador”. “Hice el curso y comencé a trabajar en El Porvenir", aseguró Garrido, quien luego de esta experiencia se volcó a la enseñanza de juveniles. "Siempre tuve escuelas de fútbol. Fundé la escuela Talentos de Fútbol, después me llamaron de Racing e Independiente, pero siempre había problemas de dinero y por eso me volqué a las escuelas. Más tarde salió un trabajo con jugadores libres de Argentina. El problema es que nunca tuve un representante que me lleve de la mano y que me meta, quizás me encasille más en la parte formativa que en los jugadores grandes", relató entre mate y mate. 


"Después decidí ir a España, porque acá nadie me daba una chance. Allá los chicos viven el fútbol de otra manera, la organización es muy buena. Tienen todo como si fueran un jugador profesional, pero después la enseñanza de los entrenadores es mala. La mayoría es gente joven que le gusta el fútbol, yo estuve en el club Guadalajara y ahí la Primera nunca tuvo trato con las inferiores", comentó y luego aclaró que en la Madre Patria nunca homologaron su título de entrenador y por esa razón siempre tuvo que entrenar divisiones inferiores.

Toda esta situación negativa no hizo que bajará los brazos y continuó buscando su lugar en el mundo de la redonda, aunque claramente no como él hubiera querido, pero a pesar de esto Ángel tiene claro que sus conocimientos marcaron una diferencia con los "técnicos" españoles o europeos de los "alevines" del Club Deportivo Gudalajara. "Cuando llegue me dieron una hoja con los trabajos que los chicos tenían que hacer y todo era muy light. Entonces me puse a hacer mí trabajo, el que a mí me gustaba. Me vieron trabajar a mi y ahí me ofrecieron juveniles y cadetes. En general la gente que entrenaba ahí no sabía nada, no se le puede enseñar a un chico cuando ni siquiera sabe levantar una pelota del piso. Pocos equipos trabajan bien las inferiores, todos se van del club. El Real Madrid es un ejemplo de eso", sentenció. 


                               

"Después fui al Carabanchel (nota de CR: el tercer equipo más antiguo de Madrid, detrás del Real y Atlético) y mientras estaba ahí empecé a captar jugadores libres para darles una capacitación y explicarles qué es un jugador libre, algo que ellos no entendían, porque el que queda libre queda deambulando. Armé un grupo y luego hice un proyecto que presenté en una empresa", mencionó, pero no se quedó solo con eso y aclaró: "Ellos no tienen alguien que los empuje, que les enseñe. Hay muchos jugadores que por mis entrenamientos  pasaron de no tener nada a probarse al Rayo Vallecano o en el Elche. Alguna vez probé un jugador y uno de los empresarios me dijo que no le gustaba, yo le dije que el que decía era yo y hoy por hoy es uno de los jugadores que tienen prioridad para ubicarlos". 


La empresa de la que habla Garrido se llama Spocscenter y fue ahí donde llevó a cabo un trabajo arduo a la hora de reclutar futbolistas que no tenían club, sin embargo no todos ellos se comportaban de la mejor manera y tuvo tiempo de dejarlo en claro. "El jugador que está libre por algo está libre. Seguramente no rindió o tuvo fallas, no se puede entender que un jugador con condiciones este libre. El europeo le esquiva un poco a la exigencia, porque tienen otro nivel de vida. También pasa que el que está libre y quiere jugar en el Real Madrid. Libres y con pretensiones. A veces el jugador con menos técnica, pero que entrena, llega. Hay que tener perseverancia", relató. 


"Había jugadores de muchas nacionalidades: brasileños, argentinos, paraguayos, peruanos, portugueses, rumanos y estadounidenses. Esos chicos venían directamente a probarse, muchos no vivían en España. También había africanos, quienes se asemejan mucho a nosotros, tienen el mismo problema que tiene el sudamericano. El europeo ya está hecho, no sufre necesidades. No paso hambre y por eso no tiene hambre gloria", describió este DT argentino.


A su vez, Garrido precisó cuál era la tarea principal de su trabajo, ya que "no íbamos a buscar a buscar resultados deportivos en un amistoso, queríamos que los jugadores demuestren sus condiciones". "Cada uno tenía que demostrar sus cualidades. He tenido chicos que eran 'quilomberos' y por una mala reacción tuvimos que suspender el partido y por culpa de él se arruina todo el trabajo", concluyó el técnico. 


"No continúe con el proyecto en España, porque ya tenía pensado volver a Argentina por mi familia. Mi idea es trabajar en el fútbol argentino o en Sudamérica. Mi experiencia europea me dio crecimiento en todo. Mañana me sale un equipo y yo sé lo que tengo que hacer. Hoy solo necesito una oportunidad, no me quiero ir del país. Me gustaría trabajar acá, porque amo el fútbol argentino. Cómo se vive acá, cómo se entrena y yo creo que el verdadero fútbol es este. El otro día fui a un entrenamiento, pise el paso y me dio una alegría inmensa y ahí dije esto es el fútbol. Ahí reviví y fui feliz", finalizó Ángel, quien terminó de narrar una historia que quizás no sea muy conocida, pero que por el amor a la pelota, el esfuerzo y las ganas merece ser contada..


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