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Futbolistas trotamundos: Ammiel Caruso..

Seguimos ampliando una nuestra sección y hoy es el turno de un jugador argentino que se destaca en el ascenso de Austria. Cómo llegó a ese país, cómo es la vida en ese lugar y varias anécdotas para no perderse en esta nota que sigue expandiendo las fronteras de Cultura Redonda..




Hay países que al primer golpe de vista nos cuesta encontrar en un mapa, pero quizás después de analizar bien la cuestión lleguemos a ellos o bien por suerte o porque alguno recuerda algo de geografía que le enseñaron en la escuela. Este bien podría ser el caso de Austria, aunque no es muy complicado de ubicar en un plano, pero si llevamos esta búsqueda al mundo de la redonda la cuestión probablemente cambie drásticamente, más que nada porque no son pocos los que asocian un equipo con un lugar del planeta y de esa manera hasta han ganado conocimientos. En ese lugar hay varios jugadores que buscan seguir con su sueño de vivir de la pelota y ahora sin miedo a las dudas decimos con seguridad que esa es la historia de Ammiel Caruso, un argentino que desde hace un tiempo nuestra su talento en el ascenso de esa nación.  

Igualmente vayamos por partes, porque antes de llegar a tierras austriacas hay una vida por contar y más aún cuando hasta el dato más mínimo parece interesante. "¿Cómo soy como jugador?, muy buena pregunta porque en realidad jugué en todas las posiciones habidas y por haber. Desde chico hasta los 12 años jugué de arquero, hoy me caracterizo mucho por la rapidez y buena pegada con ambas piernas", tiró en su primer respuesta y ya dejó entrever no había cassettes en sus respuestas, aunque la confirmación llegó más adelante. 

"Hice toda mi carrera juvenil en una escuelita de fútbol en Mendoza llamada EFAGO, dirigida por Ariel Rubén Gómez ex jugador de Lanús, San Martín de Tucumán, Deportivo Italiano y Huracán las Heras entre otros. Jugué ahí hasta los 16 años y después 2 años al futsal profesional en la Capital Mendoza, en la primera liga. También tuve la oportunidad de estar convocado a la selección mendocina de futsal", le contó a Cultura Redonda este mendocino, quien también jugó en Godoy Cruz antes de pegar el salto al Viejo Continente. 

España fue el primer destino de Ammiel y sin filtros. En la Madre Patria le toco conocer el fóbal de ascenso, aunque para su suerte tuvo un compatriota que lo ayudó. "Al CF Gandia llegué de parte de un argentino que en ese momento era entrenador del primer equipo, se llama José Sessa y hoy en día dirige las inferiores del Stuttgart. Fui a hacer una prueba y le gusto mucho mi juego por suerte", contó, aunque esta primera escala no fue muy larga porque muy pronto haría su segunda incursión en el fútbol de aquellos pagos. Su destino: Eslovaquia

Ammiel defendiendo los colores del SV Rennweger
"Al fútbol eslovaco llegué después de que con el CF Gandia hicimos una pretemporada en ese país y jugando amistosos me vieron, preguntaron por mí y ofrecieron un dinero que fue impensable. La propuesta convenció al presidente y a mí también, así que nos pusimos de acuerdo y armé las valijas rapidito. En Eslovaquia hice contrato por 2 años y solo jugué uno, rescindiendo el contrato", nos narró sobre su paso por el AS Trencin, que juega en la Superliga, lo que vendría a ser la Primera División de ese país. Luego de cesar su vínculo buscó nuevos horizontes y ahora sí apareció Austria, sin embargo había una razón lógica para el cambio.. 

"A Austria llegué por qué no aguante más en Eslovaquia, el estar tan solo y no poder comunicarme mucho con la gente. Hablo muy poco ingles y el eslovaco es muy difícil de aprender. Yo acá tenía un tío hermano de mi mamá que hacía casi 6 años que estaba viviendo en Viena, así que ni lo pensé. Apenas llegué tuve una prueba en un club chico muy humilde de la tercera división llamado WBC IX. Les guste, me hicieron la revisión médica y al otro día me ofrecieron un contrato por 3 años, con un sueldo que nadie ganaba en una liga tan chica, así que puse la firma y pude tener el contrato más alto de la liga. En ese club me hice querer tanto porque salimos dos veces segundos en la tabla y llegamos a la final de la Copa Austria perdiendo contra Rapid Wien", tiró en lo que se podría decir que fue su primera etapa en el mundo de la redonda de esa nación. 

En la misma sintonía y para cerrar su narración sobre sus vivencias en Austria, Caruso concluyó: "El tercer año logramos salir primeros y ascender a Segunda División. Me ofrecieron quedarme y darme la capitanía pero decidí irme a un club mas grande como lo es LAC-IC de Segunda División, que peleaba por ascender, haciendo contrato por dos años. La temporada con LAC-IC salimos terceros después de ir punteros casi todo el campeonato. Después pase a SV Rennweger de Tercera División a préstamo por un año debido a inconvenientes con el presidente del club y quedando con el pase en mi poder a final de la temporada. Con SV Rennweger salimos segundos y perdimos los partidos repechajes por el ascenso. Una larga historia para llegar a hoy que estoy en SVR Wolfersberg de la tercera división austriaca. Firmé un contrato por dos años".

Una vez afirmado en este nuevo mundo, Ammiel marcó las diferencias el fóbal que se práctica en nuestros pagos y en aquellas tierras. "En argentina se trabaja muchísimo más el control del fútbol por abajo y la rapidez. En Austria se juega con menos control del fútbol. Te dicen todo el tiempo que la sueltes rápido, muchos pelotazos y muy físico", aseguró y para terminar de confirmar la su teoría mencionó: "El fútbol austriaco es un fútbol no muy vistoso, lento y de muchos pelotazos. En los entrenamientos se trabaja mucho lo físico, muy poco táctico y mucho reducido".

Para la foto..
"En los estadios no hay mucha gente, pero la gente que va es para pasar un buen tiempo y ver amigos, son muy tranquilos. Si hay mucha gente tiene que ser un clásico o partidos importantes de la Copa Austria", mencionó frente a la incógnita sobre el publico en los estadios austriacos, pero la falta de hinchas tiene un razón lógica y es porque el fútbol "es un deporte popular pero seguramente no ocupa el primer lugar, primero está el ski".

Si decimos Austria, lo primero que se le viene a la cabeza a muchos es un lugar tranquilo, lejos de las presiones de las grandes metrópolis y de esa misma forma se puede graficar la vida de Ammiel en ese sitio. "Mis días son muy tranquilos, porque soy muy disciplinado con lo que hago y me gusta. No soy de hacer desarreglo y soy puntual. Es lo que me da de comer. Paso mucho tiempo con mi novia y también casi siempre me junto con argentinos a tomar mate, a comer asados y a jugar al fútbol cuando tengo tiempo. Somos un grupito que nos juntamos siempre a chicanear un rato", describió. 

La vida de un futbolista que no pertenece a la élite o a las grandes figuras no es fácil y muchas veces tienen que buscar otras alternativas para ganarse el pan de cada día y Ammiel no queda fuera de este grupo, aunque por suerte esto solo sucede en contadas oportunidades. "En realidad si me puedo dedicar de todo al fútbol y estoy muy orgulloso por mi parte, pero cuanto tengo días libres busco de hacer alguna changuita (mirar video) como le llamamos en Argentina, para tener más dinero yo y para enviar a mi familia", comentó. 



Los cambios de sociedad, de vida y de forma de vivir, muchas veces hacen que las anécdotas aparezcan espontáneamente con el pasar de los días y nuestro entrevistado no es la excepción a esta regla. Una anécdota de las que me toco vivir y no me voy a olvidar nunca, me paso en Eslovaquia. Nos hacían entrenar en invierno, muy temprano y con casi menos 30 grados bajo cero. Un día de esos estábamos haciendo fútbol, un partidito, y me dieron un pelotazo en la oreja que hasta el día de hoy me duele. En el momento salí corriendo y me tiré lo primero que encontré, que fue un termo que tenía té, así me tranquilice un poco. Otra anécdota fue en Austria, donde me encontré Giordano (Roberto) en el medio del centro de Viena. Además, actualmente me dicen Pipo en el club, debido a que mi entrenador jugo acá en Austria con el Néstor GorositoEn España también tengo otra: se me acerca un hombre, el cual no había reconocido, y me dice 'nene jugas muy bien en esa posición pero nunca cómo yo' y se empieza a reír. Cuando me acerqué era el Kily González, un grande", recordó.

La lejanía con la tierra que lo vio nacer y donde se crío hacen que el mendocino recuerde a sus seres queridos. "Lo que más extraño de Argentina, es mi gente. En realidad el poder estar ahí y pasarla bien", añoró, pero como muchos otros argentinos que viven en Europa Caruso tiene algo bien argento de lo que disfruta: "Me encanta Callejeros y lo escucho siempre para motivarme. Se lo pegué a varios que están acá y a muchos de los compañeros debido a que lo escucho siempre antes de jugar en el camarín. Soy el encargado de la batuta ja"


Ammiel y su pasión por Callejeros..
A pesar de la distancia, este mediocampista no se olvida del fútbol que lo vio nacer y se informa sobre lo que sucede en el ámbito local y por este motivo afirmó: "Sigo mucho el fútbol argentino, lo leo todo el tiempo. Yo fui, soy y seré siempre de Godoy Cruz, contra a mi familia querida que es de Huracán Las Heras". Ese amor por el fóbal argento se transmite en sus ganas de pasar alguna vez por las canchas de estos pagos, aunque Ammiel tiene claro que "me gustaría jugar alguna vez en Argentina, pero sé que me costaría muchísimo debido a que cada vez me acostumbro más al fútbol europeo". 

"Mis expectativas a futuro son poder seguir jugando al fútbol, siempre y cuando pueda vivir de esto, que siempre fue mi sueño, y a la par estudiar alguna profesión. En estos meses empezaré otro curso de alemán para mejorarlo y poder empezar a estudiar algo que dé frutos y me deje bien parado en la vida a futuro", tiró acerca de sus metas en el tiempo próximo, pero enseguida el tema volvió a ser la redonda y cuáles son sus ídolos: "Tengo dos. Son Pablo Aimar y Lucho González por sus personalidades dentro y fuera de la cancha. Tuve la suerte de estar con ellos y verlos jugar también. También admiro y siempre les voy a desear lo mejor a Franco Di Santo (Wigan Athletic), Nahuel Donadell (Unión Española), Federico García (Argentinos Juniors) y Franco Fragapane (Boca Juniors) que salieron de la misma escuela de fútbol infantil". 

Hay un astro mundial al que la mayoría de los mortales halagan, hablamos de Lionel Messi y Caruso también se hizo un tiempo para dejarnos unas palabras sobre el crack del Barcelona: "¿Qué yo podría opinar de él?, es un grande como persona. No sé cómo hace para mantenerse con tanta tranquilidad con esa fama que lo rodea. Cuando juega es impresionante esa velocidad que tiene para llevar el balón y para driblear. Lo vi jugar en vivo contra Alemania en Münich y ahora en Frankfurt. Es único y siempre hay que tirarle buena onda para que se le dé lo mejor con el Barcelona y la Selección"..

La esperanza de vivir de una profesión que te hace feliz lleva a que muchos personas encuentren su lugar en el mundo en sitios que para muchos no son los habituales, pero lo malo sería no soñar y vivir sin intentar. Por suerte y para confirmar la teoría, existen personajes como Ammiel Caruso, quien sigue tirando gambetas en Austria y ratifica que los sueños se pueden cumplir..

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