El conjunto brasileño se hizo por primera vez con la Copa Libertadores. Venció por 2-0 a Boca en el encuentro de vuelta disputado en el Pacaembú y se consagró a nivel continental, hecho inédito. Pálida imagen del equipo de Falcioni.
Años y años de frustraciones hoy llegaron a su fin. El Corinthians, uno de los dos clubes más populares de Brasil se alzó por primera vez en la historia con la Copa Libertadores luego de derrotar a Boca, que intentaba igualar a Independiente como el más campeón del certamen. En una serie que fue
Hay que decirlo, el nivel futbolístico de la final fue pobre. Pocos pases acertados, escasez de ideas y predominio de los temores sobre la audacia. Dos equipos que se hicieron fuertes aprovechando las ventajas de sus rivales se medían y el libreto de protagonizar no le sentaba cómodo a ninguno, aunque Boca mostró en Buenos Aires una cara un poco más audaz.
Se ve que a Sao Paulo viajo con una máscara (?). Penosísimo lo de los Xeneizes en la vuelta. Poco juego, algo de bravuconería y cero peligro en el arco del muy seguro Cassio, una de las figuras de esta copa. Claro, al arquero del Timao, le llegaron poco en general y es que delante de él tuvo a una pareja de centrales (Chicao y Leandro Castán) excelsa; casi no cometieron errores en los 180 minutos.
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| Cassio apareció cuando lo llamaron |
El primer tiempo fue la nada misma, nihilismo puro. Y eso que parecía otra cosa cuando a los pocos minutos Schiavi cabeceó solo en área rival, aunque la pelota se estrelló en un defensor local. Del otro lado, el Corinthians intentaba avanzar, pero sin un criterio claro. Emerson (o Sheik, como más les guste) estaba controlado, aunque en la primera que tuvo para desbordar dejó desairado a Caruzzo con un caño que Ervitti evitó que finalizara en una jugada clara de gol.
El primer síntoma malo para Boca fue la imprecisión de Riquleme. Desconectado de los delanteros que jugaban lejísimos del "10", Román terminó muchas acciones con bochazos sin la justeza que lo caracteriza. Así, la salida rápida en la contra se truncó. También es bueno aclarar, que el enganche argentino no tuvo las facilidades de las que dispuso, por ejemplo, ante la Universidad de Chile.
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| Orión y su decepción |
El segundo síntoma anómalo para los de Falcioni fue la salida de Orión por lesión en una de sus rodillas. Y no es que Sosa, su reemplazante, haya atajado mal (más bien todo lo contrario), pero con esa variante se privó el DT de poder meter alguna variante más. El primer tiempo languideció, por suerte para todos, y de los locales quedaron para destacar un par de envíos cruzados que rechazó al límite la zaga de Boca.
El libreto de la segunda parte fue el mismo. La especulación, la búsqueda de algún rebote, de creación propia ni hablar. Pudo haber sido para los argentinos en un centro al área de Riquelme (seguramente lo mejor que hizo en el partido) que forzó la mala salida de Cassio, pero la defensa paulista despejó. Del otro lado, la situación fue inversa.
De un envío al área ordinario, una serie de rebotes dio paso a la genialidad. Danilo, con una repentización asombrosa, habilitó de taco a Emerson y este comenzó a gestar su leyenda cuando fusiló al uruguayo Sosa. Ventaja a los ocho minutos del complemento para un Timao que apenas había recibido un gol en toda la Libertadores como local (Neymar, en las semifinales).
¿Reacción de Boca? ¿Salida alocada por el empate? ¿Presión sobre el equipo virgen de triunfos continentales? Nada de eso. No hubo respuesta ni futbolística ni anímica. En el juego, los de Falcioni tuvieron muchísimos problemas. Franco Sosa mostró todas sus limitaciones para pasar al ataque. Ledesma dejó en claro que no es del comienzo del semestre. Silva no pesó en ataque, y Mouche jamás dispuso de una bocha clara para desbordar, además de lo dicho de Riquelme y su imprecisión. A todo esto, la variante ensayada por el entrenador fue el ingreso de Cvitanich por Ledesma...el problema parecía estar más ligado a la creación.
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| El imparable Emerson |
Lo llamativo, fue la escasez de rebeldía de un equipo con supuesta chapa. Nada. Riquelme quiso tomar las riendas pero no fue la noche del enganche y en un equipo tan chiquito para armar juego perder a un estratega de esa altura, es demasiado handicap.
Los minutos pasaban y cuando la gente en el Pacaembú comenzaba a estar cada vez más ansiosa ante la cercanía del esperado título. Boca no tuvo la chance de jugar con eso. Es que Schiavi, en una acción insólita, le dejó la pelota en los pies a Emerson. Este, una bala realmente, encaró a Sosa y definió suave, con clase. Iban 27 y el partido tenía todo el olor a definido.
Y así fue. Del bando argentino sólo un cabezazo de Caruzzo retenido con solvencia por Cassio y nada más. Muy poco para un aspirante a campeón de América. El ingreso tardío de Viatri nada podía cambiar, el destino del encuentro ya había sido sentenciado.
Se consagró el Corinthians que a priori menos ilusión generaba entre sus hinchas. Sin embargo, comandados por Tite -que volvió a amargar a un equipo argentino- a partir de la solidez defensiva generaron una convicción en que el título era posible que le dio un plus a un conjunto poco más que correcto. De todas formas, lograr un campeonato de América de manera invicta impone su respeto.
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| El verdugo argento |
Del lado de Boca, pareció que la copa la perdió en la Bombonera, en el gol postrero de Romarinho y en la chance desperdiciada por Cvitanoch. Otra hubiera sido la historia con un resultado favorable para sostener en Sao Paulo. Falcioni vuelve a quedarse a las puertas de una Libertadores (perdió tres finales siendo arquero del América de Cali en la década del '80).
Por lo pronto, hoy hay fiesta en muchas partes de Brasil. El popular Timao logró el título que más lo desvelaba. La faena que marcó Emerson esta noche en el Pacaembú no la olvidará ningún corinthiano.
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