En un partido sin goles, pero con varias llegadas de peligro, España se quedó con el pase a la final de la Euro desde los doce pasos ante Portugal, gracias a que Bruno Alves estrelló su remate en el travesaño. De esta manera consiguió su segunda final consecutiva en este certamen y ahora va por más..
Todo el mundo hablaba de un choque de estilos, de formas de vivir y jugar al fútbol bien distintas. España era la armonía, el equipo que todo lo piensa y que no tiene prisa en llegar al área rival, del otro lado aparecía Portugal, un conjunto que era puro vértigo y que llegó a las semifinales gracias a sus grandes lanzamientos en velocidad y por la diferencia física en algunas ocasiones. Para resumir, un partido para mirar analizar y disfrutar.
Y así fue nomás que los españoles comenzaron a plasmar lo que todos preveían. Toque, toque y toque, así llegaron hasta aquí y claramente no iban a cambiar su estilo a pesar de que muchos los criticaron porque “aburrían”, algo muy tomado de los pelos, ya que muchas veces para generar emoción hacen falta sensaciones de peligro, aproximaciones a los arcos para que quede claro, y esto en ocasiones no viene de la mano con controlar un encuentro.
Este dominio de España duró muy poco y se rompió, porque del otro lado encontró a un conjunto portugués que daba pelea. Sus delanteros, sus volantes y sus laterales se movían constantemente y no daban por perdida ninguna pelota. Todo era presión a la hora de la salida desde el fondo para los de Vicente Del Bosque, a quienes les costó salir más de una vez, una situación extraña, claramente.
CR7 se quedó con las ganas.. |
Cristiano Ronaldo, ese que fue nombrado hasta en la sopa en la previa del cotejo, era uno de los más enchufados en los lusos. Como en los partidos anteriores, el delantero del Real Madrid fue el arma de ataque más importante de su combinado y de él salieron los embates de mayor importancia. Obviamente no jugó solo, porque también aparecieron Nani, Joao Moutinho, Raúl Meireles y Fabio Coentrao, pero así y todo le faltaba peso en el área, situación que se daba porque Hugo Almeida apenas tocó el balón y entre los centrales españoles (Piqué y Sergio Ramos) se lo deglutieron.
Para este partido, el Bigotón había decidido colocar a Álvaro Negredo desde el arranque, aunque el punta del Sevilla tuvo poco peso tanto en los primeros 45 minutos, como en el escaso tiempo que jugó en el segundo. Esta idea, por lo visto, no le salió correctamente al entrenador y por ese motivo movió las fichas y regresó a la alineación que le dio mejores ganancias en esta competición, es decir Fábregas ingresó por el atacante y se poso como centrodelantero.
Igualmente y a pesar del cambio de fichas, los conducidos por Paulo Bento continuaron con su superioridad, pero no podían plasmarla en el marcador, porque solo CR7 se mostraba con algunas balas en el cartucho, aunque el ángulo de tiro siempre era cerrado o nulo y ni hablar de pasarle la posta a Almeida, quien para los 20 de la segunda parte era una sombra y no asomaba ni en un día de sol pleno.
Fábregas, alegría.. |
Tras estos movimientos de jugadores y sumado a los que vinieron después, el encuentro entró en una meseta algo violenta y se vieron varias patadas a destiempo y piernas elevadas. Con todo esto comenzaron a surgir las amarillas del turco Cuneyt Cakir, quien controló de buena manera el andar del choque y no tuvo incidencia en el resultado.
Así pasaron los 90 minutos y llegó el alargue. En este período todo fue lucha y no era para menos, porque como siempre el cansancio se hizo sentir. Las piernas pesadas estaban a la orden del día y esto se confirmó cuando Iniesta no se mostró preciso con el balón. El físico les pasó una mala jugada a ambos y eso se notó en el espectáculo.
A pesar de esto, casi llega otro Iniestazo, pero Rui Patricio ahogó el grito de gol y poco a poco nos fuimos a los penales, esa tombola que en la que nunca se sabe quién va a ganar y que en muchas ocasiones suele ser injusta. La definición desde los doce pasos dio un ganador y ese fue España, que tuvo de su lado a la suerte, porque Bruno Alves, una de las figuras del partido, pegó su remate en el travesaño y luego de esto toda la responsabilidad cayó sobre Fábregas. El del Barcelona definió como los que saben y puso a su team en una nueva final y a la espera de Alemania o Italia..
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