El primer ciclo de Pep Guardiola como entrenador del Barcelona se cerró de la mejor manera: exhibición de fútbol ante el Athletic de Bilbao en la final de la Copa del Rey. Un 3-0 contundente que significa el epílogo del mandato del entrenador culé. Los vascos perdieron su segunda final de la temporada.
Probablemente haya sido la mejor manera de que concluyera el primer mandato (y espero que no haya sido el último) de Josep Guardiola al frente del FC Barcelona. Y no me refiero simplemente al triunfo, a la goleada o a la exhibición de los primeros 25 minutos. No. Apunto a algo mucho más estadístico, pero que al mismo tiempo puede servir de parábola de los que fue el ciclo de Pep: los goleadores. Pedro, uno de sus grandes descubrimientos, en dos oportunidades y Messi, ese futbolista que de la mano de Guardiola dejó de pelear por el centro del mejor jugador del mundo para luchar en el Olimpo de los mejor de la historia, se anotaron en el tanteador y sellaron la salida con gloria del técnico de Santpedor.
Seguramente también, esta no era la coronación que esperaba el entrenador. Como lo dijo durante la semana, su espina era no haber podido disputar la final de la Champions en Munich. Sin embargo, el equipo proceso el duelo y salió a competir de manera feroz. Le tocó sufrirlo al Athletic Club de Bilbao, uno de los animadores de la temporada europea y que no se lleva ningún título. Ya tendremos tiempo para hablar de esto.
El sucesor y la leyenda |
El partido, al igual que en Bucarest, se le pressentó cuesta arriba a los Leones. Es que si se sabe que el Barcelona es un rival de temer, es muy complicado asimilar que es de remontada el guión para una final ante los blaugranas. Más aún, cuando el antecendete inmediato de la Europa League era similar. Pedro, el que supo erigirse en estos cuatro años en una pieza importantísima para el Barça -casi siempre con goles decisivos, aunque en este curso haya tenido un papel mucho más secundario-, encontró un rebote en un córner y sentenció. Cuando aún los equipos no estaban acomodados, los catalanes se ponían adelante.
Como en una de sus mejores citas, los de Guardiola sacaron a relucir lo mejor de su repertorio. Movilidad, trinagulación, verticalidad cuando la jugada la pide y profundidad por las bandas. Nada atinaba a responder en ese comienzo el conjunto de Bielsa que se vio sumamente desbordado.
Iban 20 minutos y la final tenía aroma a dictaminada, ya que Lionel Messi tenía que hacer su aporte. Pase sensacional de esa enciclopedia del fútbol llamada Andrés Iniesta y definición de killer de Messi, que dejó su cifra goleadora más lejos todavía. Derechazo arriba al primer palo; imposible para Iraizoz que en ninguna de las dos finales le dio un plus a su equipo, nunca sacó una de esas pelotas imposibles.
¿Why always him? |
Si ese golpe lo tiró a la lona al conjunto bilbaíno, el tercero fue el knockout. Es que fue otro gol made in Barcelona, toques rápidos, profundidad, Xavi pivoteando y nuevamente Pedro, el chaval que Guardiola ascendió del B en su primer año y que no era de los que más llamaba la atención en el filial, definió con maestría, un zurdazo mágico.
Dos puertitas se le abrieron al conjunto vasco en el partido y en ningún caso pudo tomarlas. La primera fue una jugada clave; con el juego 3-0 Piqué le cometió un penal a Llorente no sancionado (en caso de ser sancionado era motivo de expulsión al evitar una opción manifiesta de gol). La segunda chance la tuvo el equipo vasco apenas iniciado el complemento. Ibai Gómez en el mano a mano con Pinto intentó una definición de lujo que se escapó cerca del palo.
El dolor del Rey León |
Allí sí, cuando no convirtió le juvenil delantero, quedó claro que la situación no tenía retorno. Podría haber descontado el equipo de Bielsa pero no estuvo acertado en los metros finales. También es verdad que el Barça tuvo las suyas, en especial un mano a mano de Messi en el primer tiempo que el rosarino extrañamente no convirtió.
En el debe para el Athletic quedarán las dos finales perdidas. En caso de que este proceso continúe (esto es si no se desmantela la base y permanece el cuerpo técnico) será una de las bazas de crecmiento de un plantel joven con todo el futuro por delante. Sí, el balance global de la temporada hubiera sido diferente con algún título, lo que no debe modificarse es el concepto del trabajo de este conjunto a lo largo de la 2011/2012. En todo caso, la materia pendiente será la prestación en partidos definitorios, otro punto que también llega con la experiencia.
Para el Barcelona y su gente, éste será un día para recordar. Seguramente el público catalán esperará que esto no se termine acá y que pueda tener una continuidad con Tito Vilanova en la próxima temporada. El balance de títulos, ya se ha dicho en CR, es magnífico, demoledor, pero lo es más todavía el nivel de distinción que logró el juego de este equipo que sin lugar a dudas revolucionó el fútbol moderno y cambió el paradigma de los últimos 30 años, como apunto Bielsa en la conferencia de prensa previa a la final.
Tan extraordinaria fue la noche del Vicente Calderón para Guardiola y los suyos, que pudieron acallar la multiplicidad de rumores infundados que aparecieron en los últimas semanas. El abrazo entre Pep y Piqué (uno de los apuntados por la prensa) es el ejemplo más cabal. El Barcelona festeja un título más, el Athletic aún debe esperar un poco más para romper esa sequía de 28 años sin gabarra.
El crack y sus laderos |
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