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Jugadores noventosos: Jay Jay Okocha..


Cultura vuelve a hacer memoria y les trae a otro jugador que muchos vieron en su adolescencia y hoy cada vez que se lo nombran, lo recuerdan con agrado. Un volante nigeriano con aires sudamericanos y una gambeta digna de admirar. Pasen y hagan memoria..



Hace un tiempo este redactor hizo catarsis vía una nota sobre Andy Cole-Dwight Yorke y como con la psicóloga hablamos de otras cosas, no de fútbol, me descargo con ustedes files lectores de CR, quienes comprenderán que cuando era chiquito adoraba a un par (no tengo idea cuantos serán) de jugadores y Jay Jay Okocha aparece en este listado. Pelota al piso, cabeza levantada, cintura imposible de anticipar y una cara de buen tipo tremenda eran las particularidades del que a mi humilde entender es el mejor jugador que dio el continente africano. 


Augustine Azuka Okocha nació en 1973 en Enugu, Nigeria. Obviamente, aunque no sea lo mejor, su historia es la de la mayoría de los players nacidos en África, es decir se crió y vivió en un barrio humilde, donde según cuenta la leyenda se ganó su apodo, que hoy en día muchos creen que es su nombre: Jay Jay. Por esos años, mi nuestro héroe jugaba al fóbal con cualquier cosa redonda en las calles de tierra de su ciudad, hasta que en 1989 dio el primer gran salto y comenzó a gastar los timbos con la casaca del Enugu Rangers, el club del barrio.

Casi sin quererlo, Okocha terminó haciendo una prueba para el Borussia Neunkirchen, en ese entonces en la tercera división de Alemania, en un viaje en que fue a visitar a un amigo. En ese equipo no estuvo mucho tiempo y esto era de esperar; le sobraba talento. Dos años le bastaron en terrenos del ascenso teutón para pegar el salgo a una institución más importante. El destino fue el Eintracht Frankfurt, está bien no es un gran paso, pero tengamos en cuenta que venía de jugar en categorías mucho menores y ahora iba a demostrar su fútbol en la Primera División. 


Dibuje maestro..
Con este salto de división, llegaron las primeras convocatorias a su seleccionado nacional y dos años le alcanzaron para ganarse un lugar en el Mundial de Estados Unidos 1994, ese en el que le íbamos a pegar una pepa terrible a todos, nos fuimos silbando bajito y al Diegote le cortaron las piernas, algo que casualmente sucedió contra el conjunto nigeriano. No vamos a contar esa historieta, porque es largamente conocida por el pueblo argentino, pero lo que si vamos a decir es que Okocha no tuvo mucha acción en esa competición, quizás por sus jóvenes 21 años, y recién fue titular en los octavos de final ante Italia.


La albiceleste y la de nuestro friend (?) se volverían cruzar en 1996, aunque esta vez la cuestión tendría un tinte diferente. Fue en la final de los Juegos Olímpicos de Atlanta, donde después de tirar el offside como la mierda de la peor manera (faltaban dos minutos para el final), las Águilas se quedaron con el Oro. Los nombres de ese team, con una mano en el corazón, metían miedo, ya que con el tiempo algunos se convertirían en leyendas de su combinado. Celestine Babayaro, Taribo West, Tijani Babangida, Sunday Oliseh, Nwankwo Kanu, Emmanuel Aminuke, Daniel Amokachi, Emmanuel Babayaro, son los más conocidos. 


Al regreso de su paso por tierras norteamericanas, Augustine tuvo una pelea con el gerente el club alemán, Frankfurt, Jupp Heynckes, y consumado el descenso del team ya todo estaba dicho. En el primer avión que encontró, el volante se fue para Turquía, más precisamente al Fenerbahçe y ahí explotó, la rompió toda y llegó a marcar 30 goles en 63 partidos, un número muy considerable para no ser un delantero. Otra vez sus buenas performances (made in Marcelito Tinelli) hicieron que el PSG pelara la billetera y pagará 24 millones de euros por su pase, precio récord, en ese momento, por un africano. 


Aquí la volvió a descoser y sus jugadas espectaculares se hicieron habituales, pero la constante danza de entrenadores hacía que los parisinos nunca aspiraran a grandes cosas, por lo cual su nivel no era totalmente valorado. En su último año en Francia llegó a compartir equipo con Ronaldiho. Una dupla prolifera, sin dudas, pero a la que le faltó tiempo, aunque claramente contar con ambos cracks en el mismo 11 era para temer.


Una dupla letal: Okocha-Ronaldinho
Así se nos fueron los años noventa, pero este moreno todavía tenía magia para desparramar en la cancha y por eso emprende un nuevo desafío: jugar en la Premier League. El Bolton lo adoptó como propio y él le retribuyó con todo lo que tenía. Primero, junto con Youri Djorkaeff, otro animal de la redonda, lo salvó del descenso y luego de que Gudni Bergsson se retirara y le entregara la capitanía, gracias a muchas de sus actuaciones, lo llevó a la final de la Carling Cup, la cual perdió a manos del Middlesbrough.


Llegamos al 2006 y obviamente su nivel comenzó a decaer, quizás por esto no acepto prorrogar su contrato el conjunto inglés y viendo que la llama se apagaba, cargó sus últimas  balas y disparó hacía Qatar, en resumen hizo la gran Bati. Los petrodólares lo hicieron arribar al Qatar SC, pero por lo visto correr por las dunas de arena mucho no le gusto y  al año firmó para el Hull City de Inglaterra.




"La vejez no viene sola", me dijeron una vez y nuestro querido Okocha no es la excepción a la regla, porque en su flamante destino ni alcanzó a ponerse la camiseta. Después de 18 partidos, muchas lesiones y ningún gol, el nigeriano dijo "basta" y tomó la decisión de retirarse. Sin embargo, hace algunos meses peló su última carta y tiró un par de gambetas en la extraña Liga India, un experimento que nunca quedó claro en qué quedó. 


Al entender de este redactor, Jay Jay nunca tuvo una verdadera oportunidad en una institución de nivel, algo que probablemente lo hubiera elevado en la consideración social de los futboleros del mundo. Talento le sobraba. Trasladaba la pelota siempre con la cabeza levantada y era casi imposible que errara un pase. Además, rompió con el prototipo de jugador africano, ese que toma la pelota acelera y se choca con la línea de fondo. A Okocha le corría sangre sudamericana por las venas y no es el único de su especie, porque gracias al Dios Fútbol, el talento no se negocia..


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