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Un par de rounds de amor..

Con un estilo mantenido y un nivel por encima de la media del certamen nacional, Rosario Central continúa siendo la sensación. Coudet dio lugar a los jóvenes y destaca por sus buenas decisiones.




Eduardo Coudet armó una revolución en el fútbol argentino y la armó en base a sus locuras. Esas que en vez de tildarlo de un demente lo catapultan como una de las grandes sorpresas a nivel local. Apuesta por los jóvenes, manda siempre al frente al equipo, se deshace en aplausos cada vez que uno de los jugadores intenta jugar cuando las papas queman y desequilibra con su dinamismo constante. Estos son solo algunos de los sinónimos que podemos encontrar sobre Rosario Central, uno de esos conjuntos que merece ser recordado con una sonrisa. 

Todos los futboleros argentinos recuerdan los inicios del Chacho. Un loco lindo podría ser la mejor definición para esos primeros años. Chistes, anécdotas, jodas y una carcajada habitual se hicieron naturales fecha a fecha. Lo disfrutó Platense, Central, San Lorenzo y River de este lado del río de La Plata, pero prácticamente nadie podía asegurar que se iba a convertir en un entrenador con ideas no muy convencionales o mejor dicho distintas. El nivel es chato y vale más un "puntito inteligente" que mandar al ataque a tus dirigidos, pero no por eso hay que despreciar a este hombre nacido hace 41 años. 

El regreso de Marco Ruben, el Chelito Delgado, Javier Pinola, Germán Herrera o Cristian Villagra le dieron un salto de calidad al equipo. Ojo, no volvieron todos juntos y tampoco retornaron en el mejor nivel. Hubo que darle tiempo, algo que en la actualidad no abunda,  y ritmo para que mostraran su mejor cara. A estos se sumaron Gustavo Colman, quien más de uno googleó para saber dónde estaba jugando cuando se enteró que fichó por el Canalla. Su paso por Chacarita entre 2003 y 2006 era solo un recuerdo y casi nadie podía asegurar que le fue bien en el Germinal Beerschot de Bélgica o en el Trabzonspor de Turquía. A pesar de eso, Coudet dio en el blanco y volante se convirtió en otra buena figura del renacido conjunto. 

Si de renacer hablamos no podemos dejar afuera a Marcelo Larrondo, ese ex jovencito que armó las maletas y se marchó al Viejo Continente en busca de un sueño. Siena, Fiorentina y Torino fueron las camisetas que vistió en Italia antes de recalar en Tigre, un lugar donde no tuvo un gran andar aunque otra vez Coudet no dudó y decidió contratarlo. ¿El resultado? Una especie de Zlatan Ibrahimovic dando vueltas por el Gigante de Arroyito, que hasta es pretendido por la Selección de Chile. Otro acierto y vamos  a sumar algunos más. 

A estos nombres había que adornarlos con algo de frescura y la cantera canalla fue quien nutrió al primer equipo. Franco Cervi, de gambeta endiablada y pases precisos, apareció el torneo anterior, junto con Víctor Zalazar, un gran lateral por derecha o volante por el mismo sector, quien asumió la titularidad sin ningún problema. Otros que han marcado el ritmo del conjunto rosarino son Walter Montoya, Pablo Becker y Jonás Aguirre. Tres grandes volantes con diferentes características pero con un nivel muy parejo, que le permiten al DT mover piezas y no dudar a la hora de hacerlo. Sin embargo, el diamante en bruto es Giovani Lo Celso, un exquisito mediocampista de creación que con 19 años pide todas las pelotas sin miedo a hacer el ridículo.     

La sumatoria podría seguir con un gran momento de Damián Musto, algunos destellos de José Luis Fernández y la regularidad de Pablo Álvarez, Alejandro Donatti y los arqueros Manuel García y Sebastián Sosa. Un combo que da un resultado que le marca el camino a más de uno desanimado en el fútbol argentino. Sus variaciones tácticas también han desnivelado y lo transformaron en una de las gratas apariciones a este nivel, otro punto que tampoco es muy exuberante en un ámbito que suele buscar el resultado fácil o donde se impone el arte de defender. 

Uno de los más notables movimientos que practicó el Chacho fue colocar a Pinola como defensor central. El ex Núremberg le aportó salida prolija y sin problemas a un equipo que buscar tener la pelota pero que a la vez muchas veces queda desnivelado, un punto que con la velocidad del lateral se suele solucionar. Álvarez es otro de los que suele cumplir está función, aunque en menor medida. Las salidas rápidas desde abajo son una constante aunque no siempre son con lentitud. Varias veces las transiciones son a una velocidad sorprendente y que rompe con las defensas rivales sin mucho problema. 

Cervi y Lo Celso se transformaron en los conductores de un equipo que busca ser punzante con sus pases en profundidad. A esto hay que agregarle las buenas diagonales de Ruben y Larrondo, la dupla más constante en este último tiempo, quienes se complementan a la perfección ya que a ninguno de los dos le cuesta salir del área para buscar los espacios. Rosario Central peleó palmo a palmo el torneo argentino anterior y la Copa Argentina, sin embargo no pudo obtener ningún título. Esto no lo aparta como el mejor equipo del fútbol argentino, sino todo lo contrario, pero sería mucho más que sano que se consiga algún trofeo para que no sea recordado solo por los que piensan que ganar no es todo..

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