No hace mucho tiempo atrás los entrenadores tenían una forma de ser y de trabajar muy distinta a la que se puede observar hoy por hoy. El mundo ha cambiado y los técnicos también. ¿Qué formula es mejor? ¿Condiciona en sus actuaciones en los equipos? Muchas preguntas y varias respuestas.
¿Se acuerdan del “Football Manager”? En la tapa del juego veíamos el recorte de un ejecutivo joven cuidadosamente desalineado, a medio camino entre serio y canchero. Nos era imposible asociar esa figura a la de un entrenador argentino. Acá los referentes eran (casi) opuestos: personalidades histriónicas, declaraciones fuertes; a veces, panzones y fumadores, con una prejuiciable escaza preparación extrafutbolística, contadores de anécdotas, seres queribles, personajes.
¿Se acuerdan del “Football Manager”? En la tapa del juego veíamos el recorte de un ejecutivo joven cuidadosamente desalineado, a medio camino entre serio y canchero. Nos era imposible asociar esa figura a la de un entrenador argentino. Acá los referentes eran (casi) opuestos: personalidades histriónicas, declaraciones fuertes; a veces, panzones y fumadores, con una prejuiciable escaza preparación extrafutbolística, contadores de anécdotas, seres queribles, personajes.
Hoy el corriente del DT argentino no tiene nada que ver con
ese modelo pintoresco sino con tipos
como Guardiola o Mourinho. Sin dudas, similares a los del juego. Nombres que me vienen a la cabeza: Diego Simeone, Marcelo Gallardo, Rodolfo Arruabarrena, Diego Cocca, Facundo Sava, Pedro Troglio, Martín Palermo, Mauricio Pochettino, Eduardo Berizzo, Diego Cagna;
también, algunos “mayores” como Ricardo Gareca, Alejandro Sabella
–de pie- o Edgardo Bauza.
Todos con muchas más cosas en común que diferencias; tanto en
su perfil estético y personal como en el fútbol que intentan jugar. Discretos,
de buen habla, flacos, vestimenta elegante sport, preocupados por los valores
que le transmiten al jugador. En general, con esquemas de moda (por caso, 4-3--3),
simétricos, competitivos y con jugadores de buen pie más allá de la idea global. Como curiosidad, el seleccionador nacional, Gerardo Martino, no
entra en la descripción.
Otro patrón reconocible y muy saludable: se van sin
escándalos, llegan con su carpetita, no declaran fuerte, tienen sus
convicciones y hablan de fútbol. Vale reconocer el aporte dentro de un circuito
donde casi todos sus eslabones están deteriorados.
¿Este biotipo de técnico moderno es mejor que aquél al que
estábamos habituados? En lo personal, diría que sí. Sin embargo, y es un factor
que se puede ver en todo el mundo, en este deporte hiperpofesionalizado falta
un poco de picardía y viveza, no como algo de color sino netamente en lo que al
juego respecta: se hacen cambios al minuto 43 en lugar de esperar al ET, poco
se suele incomodar al rival y no se explotan asuntos puntuales del momento, etc,
etc.
Sin embargo, si hubiera que elegir entre un modelo y otro,
creo que todos nos inclinaríamos por el actual. Imposible afirmarlo, creo que hay un fútbol antiguo y uno
moderno; lo que no admite discusión es que tiene modas o ciclos. Aunque no
parece que haya un cambio pronto: ¿imaginan a Javier Mascherano panzón, fumando, en
joggin y tirando bombas en los medios?
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