Después de la temporada histórica en que Atleti ganó La
Liga, Simeone decidió quedarse. ¿Con qué
ilusión? Esta inquietud dispara estas líneas.
Diego Simeone fue contratado por el Atlético de Madrid después de una goleada sufrida los
Colchoneros, por entonces situados en mitad de tabla. Unos meses después ganaba la UEFA Europa
League con un Falcao extraordinario. Un año más tarde lo vendieron. Pasaría lo
mismo con Diego Costa y, más recientemente, con Mario Mandzukic. Así es dirigir a un
equipo que no es potencia. Del equipo campeón de liga se fueron Thibaut Courtois, Miranda, Luis
Felipe, Arda Turán, Cebolla Rodríguez, José Sosa, Diego, Raúl García, David Villa,
Diego Costa, etc. Hubo refuerzos, claro, pero lógicamente el balance no da
cero.
Simeone –y todo el mundo- sabe que es prácticamente
imposible repetir la gesta de 2014 (que por poco no incluyo la Champions
League). ¿Qué motiva hoy al Atlético?
¿Cuánto tiempo dura el ánimo de perseguir un trofeo inalcanzable? ¿El Cholo hubiese
seguido en otro club, en un escenario similar, si no lo sintiera como su casa? ¿Estará a la espera de una propuesta
superadora?
La GRAN virtud de este equipo parece ser nunca aceptar la
famosa zona de confort. Sabe que su liga tiene 18 equipos y no 20, pero se
esfuerza por no asumirlo. Este mismo
empecinamiento le daría un salto de calidad a equipos como Arsenal, que teniendo
con qué pelear campeonatos el consuelo de cumplir objetivos “reales” no genera
ese plus de competitividad. Si Atlético terminara cuarto las próximas cinco temporadas,
nadie podría reprocharle nada. Sospecho que si el Cholo pensara así ya se hubiese
ido.
El desafío acaba siendo convivir con la impotencia de
compartir La Liga con Barcelona y Real Madrid. ¿Hasta cuándo veremos un Atleti
lleno de ganas y furia “Cholista”? ¿Cuánto tiempo se puede mantener el
entusiasmo remando constantemente contra la corriente?Por lo pronto, que el Cholo haga lo que quiera. Sabe que
hasta fines de 2018 no tiene otros compromisos.
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