Los Blues han iniciado la temporada inglesa, sumido en una
crisis futbolística que le permitió sumar solo cuatro unidades de las 12 en disputa.
Dos derrotas, un empate y una sola victoria, reflejan el mal momento de un
equipo que, a priori, era candidato a repetir el título de 2014-15.
El póker de jornadas disputadas en la máxima categoría del
fútbol inglés, ha entregado una serie de resultados sorpresivos, rendimientos
diferentes a lo esperado, tanto de algunos de los candidatos a pelear arriba,
que han dejado dudas y puntos en el camino, como de los equipos de segundo
escalafón, que han conseguido equilibrar en el juego, las diferencias que
existen en los presupuestos.
Más allá del gallardo Manchester City, puntero con puntaje
ideal, de los combativos West Ham, Crystal Palace y Swansea o de los
irregulares Manchester United, Arsenal y Liverpool, la actualidad de Chelsea
está entre los puntos más llamativos de este tramo inicial de Premier League.
Los Blues, no solamente obtuvieron un solitario y sufrido triunfo por 3-2
ante West Bromwich Albion, sino que preocupan por lo chato y anodino de su
juego, años luz por detrás de aquella sólida y contundente versión 2014-15.
Trataremos de resumir en cinco puntos, las razones de la pobre actualidad del
equipo de José Mourinho:
1. Pocas modificaciones tácticas
José Mourinho, mantuvo gran parte del esquema estratégico
que tanto éxito le dio en la pasada temporada, especialmente en la primera
mitad de ella. No existen cambios significativos, y los rivales parecen haberle
encontrado puntos débiles a un sistema que va quedando obsoleto.
Hoy Chelsea se ve obligado, muchas veces, a abusar del balón
largo. Los adversarios, han detectado en la sociedad Nemanja Matic – Cesc
Fábregas, el punto de inicio del juego asociado del andamiaje de juego de
Chelsea, y consiguieron cortar la transmisión entre esa línea y la de tres
cuartos, utilizando para ello, no más de dos o tres jugadores.
De este modo, Chelsea debe superar la primera línea
defensiva con balones aéreos y se encuentra con siete u ocho contrincantes,
generando una pared defensiva delante de su área, que termina maniatando a los
de Mou y evita, eficazmente, la sorpresa de las peligrosas escaladas de
Branislav Ivanovic y César Azpilicueta por las bandas.
2. Un ataque anunciado, una defensa resentida
Los problemas de Chelsea para trasladar la posesión del
balón a situaciones de peligro, terminan desgastando las piernas de aquellos
jugadores que arriban a campo rival desde posiciones lejanas y las mentes de
aquellos que se deben ocupar de la creación y de la concreción.
La falta de sorpresa y la obligación de realizar varios
movimientos para intentar quebrar la numerosa defensa adversaria, terminan por
desequilibrar al equipo para el retorno a posiciones defensivas. Y, a partir de
allí, las espaldas de los laterales, poco cubiertas por un inactivo Fábregas y
un impotente Matic, son una invitación para galopar hacia el arco de Thibaut
Courtois.
Swansea City en el debut y Crystal Palace en la última
jornada, desnudaron los enormes problemas que posee Chelsea para superar a
aquellos equipos con capacidad de desequilibrar mediante rápidas transiciones
ofensivas. La falta de ideas para encontrar un espacio mínimo entre tantos
defensores, y la lentitud de un sistema defensivo que basaba su solidez en la
contundencia ofensiva, han quedado expuestas para todo aquel que quiera
aprovecharlas.
3. Cesc Fábregas, un timonel desganado
El ex jugador de Arsenal y Barcelona, pasa una vez más por
un declive pronunciado en su juego. Cesc ya no presiona hacia adelante como
ocurrió en la temporada pasada y deja en soledad a Matic para el trabajo
defensivo, con claras consecuencias en los costados del campo. Para colmo, ha
sido intrascendente en la conducción futbolística del equipo.
Tal vez la falta de esos espacios, a la espalda de la
defensa rival, que el español utiliza con excelencia, le juegue una mala
pasada. Pero tampoco genera movimientos ofensivos punzantes y prácticamente no
ingresa al área adversaria. Su inactividad, en todos los aspectos del juego, es
notable. Y no es la primera vez que sucede en su carrera.
Fábregas parece demostrar sus incomodidades a través de un
notable desgano. El problema es que un jugador de su categoría, que puede con
un solo pase destruir las barreras defensivas que le planteen a su equipo, deja
sentir enormemente su ausencia en el juego, cuando pasa por estos bajones. Habrá
que ver que puede hacer el entrenador para recuperar en lo anímico a un hombre
que es una pieza clave en el equilibrio del equipo.
4. Un plantel con poco recambio de calidad
La plantilla de los de Stamford Bridge, se ha ido
desbalanceando en los últimos años. Más allá, de un once titular de jerarquía y
de algunos suplentes como Asmir Begovic, Radamel Falcao, Ramires u Oscar que
otorgan apoyo importante, la nómina de Chelsea ha perdido nivel respecto a
otras temporadas.
Si bien, esto no repercutió en la consagración local de la
pasada temporada, el agotamiento por la excesiva suma de minutos de los
habituales titulares, terminó haciendo mella en el rendimiento para la segunda
mitad de la campaña.
Hoy, ante algunos bajos desempeños individuales, Mourinho
parece no tener a quien recurrir. Tampoco hay una competencia interna que
obligue a los titulares a mantener un nivel alto para defender su puesto. Con
el mercado cerrado, la situación no va a modificarse y el entrenador portugués
deberá administrar los recursos a conciencia y trabajar en la motivación de sus
jugadores.
5. Objetivo Champions y conflictos internos
La facilidad con la que Chelsea consiguió hacerse con la
Premier League en 2014-15 y la cuenta pendiente de Mou en el ámbito
continental al frente de su querido Chelsea, colocan a la Champions league como
el principal objetivo de la temporada Blue. Probablemente, hacia allí están apuntados
todos los recursos y la Premier League, se observa con cierto desdén.
En otro orden de cosas, aunque Mou es un experto en desviar
el centro de atención cuando las cosas no funcionan adentro del campo, los
conflictos internos han generado bastante ruido en la interna del equipo
londinense.
Por un lado, el altercado entre Mourinho y el cuerpo médico,
tras el partido ante Swansea, que terminó con Eva Carneiro separada de su
cargo. Por otro, la conflictiva relación entre el portugués y el mandamás de
Chelsea, Roman Abramovich, en relación a la política de fichajes del club.
Ambas cuestiones, no son determinantes directos en el juego
del equipo, pero hablan a las claras sobre un momento incómodo puertas adentro
de Stamford Bridge, que puede reflejar cierto resquemor a la hora de entrar a
la cancha.
Mourinho deberá trabajar a destajo con el plantel para corregir el rumbo. La temporada recién empieza y hay mucho por jugar en todos los niveles. Chelsea tiene material para continuar por la senda del éxito aunque deberá modificar sustancialmente su actualidad para no llegar a mitad del año próximo sin competir por títulos importantes.
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