El uruguayo Carlos Sánchez pasó de ser moneda de cambio a una de las piezas claves de River. Ramón Díaz lo descartó pero tiempo después Marcelo Gallardo confió en sus cualidades y hoy se convirtió en figura a base de entrega y despliegue. La consagración de un volante con una gran visión de juego..
Desde su arribo a la
institución de Núñez, el charrúa pasó por diferentes estados que fácilmente se
pueden resumir en dos colores: blanco o negro. Su buen desempeño en Godoy Cruz
atrajo la mirada de más de un club, aunque él se decidió por vestir la camiseta
de la Banda. La adaptación no le costó demasiado, algo que a muchos otros les
pesaría y más que nada porque asumió el histórico descenso del 2011. Junto a
Fernando Cavenaghi y Alejandro Domíguez devolvió al rojiblanco a la Primera
División. La novela de amor con la hinchada tuvo su primer capitulo.
Matías Almeyda dejó su cargo y llegó Ramón, ese Ramón que para el pueblo millonario era un prócer. El riojano no lo tuvo en cuenta y este volante no tuvo más remedio que partir. Su destino fue el Puebla de México, una aventura que duraría un año. En su regreso a la Argentina el que lo esperaba con los brazos abiertos era Marcelo Gallardo, el reemplazante del entrenador con más títulos en la historia del club. El Muñeco cambió el estilo de juego del equipo y colocó al ex Liverpool como titular. La historia se volvía a quebrar y otro capítulo pasaba.
Poco a poco la mancha del descenso se comenzó a salir gracias a una forma de juego bien establecida y que era elogiada por todos en el fútbol argentino. Sánchez era uno de los pulmones del equipo y muchas veces cuando la pelota quemaba él era quien se hacía cargo de bajar a la tierra las revoluciones. Junto con Leonardo Pisculichi y Matías Kranevitter fue una de las revelaciones de ese conjunto, que se consagró en la Copa Sudamericana. Su desempeño hizo que lo colocaran en el 11 ideal de América y que quedara en el segundo lugar en la elección del mejor mejor futbolista en Sudamérica, una distinción que fue para Teo Gutiérrez.
Su nivel hizo que Oscar Tabárez, entrenador de la Selección de Uruguay, rompiera con el cerrojo que mantuvo muchos años y lo citara al combinado absoluto. Hizo sus primeras armas en un amistoso pero se recibió en la Copa América de Chile, donde comenzó como titular y luego fue alternando. Su camino fue distinto, aunque llegó al objetivo de calzarse la camiseta de su seleccionado. Ahora parece ser una fija para una selección que pide recambio aunque siempre tiene algo para otorgar. Sánchez se ha convertido con el paso del tiempo en una parte importante en cada team en el que jugó. La final de la Copa Libertadores quizás lo encuentra en uno de sus mejores momentos, esos en los que los libros siempre se terminan con un final feliz..
0 Comentarios..:
Publicar un comentario