La final de la Copa
Libertadores comenzará hoy en México entre dos equipos que ya se conocen como lo son River y
Tigres, al haberse enfrentado en el Grupo 6. Ambos encuentros concluyeron con empate, tanto en el Monumental como en el Estadio
Universitario de Nuevo León. Como se suele decir en el fútbol, cada escenario es diferente, y en los dos partidos
que disputaron estos dos equipos hubo diferencias.
En Argentina
El técnico Ricardo Ferretti propuso un 5-3-2 con Guido Pizarro como líbero, reteniendo a los dos carrileros y dejándole el dominio a
River. Y los 90 minutos tuvieron, generalmente, la misma sintonía. El Millonario no jugó del todo bien, pero tampoco lo hizo mal; a pesar de que
Tigres, que buscaba en largo al ecuatoriano Joffre Guerrón y que en una jugada aislada
supo aprovechar un error y convertir, apenas logró inquietar al local. El
equipo de Marcelo Gallardo, en cambio, creó sus chances, aún sin mucha consistencia.
Carlos Sánchez, en su tercera ocasión luego de haber
fallado dos claras, pudo igualar el partido. No fueron
muchas oportunidades. Tigres dificultaba la gestación del equipo argentino
sumando siempre a un mediocampista a la presión conjunta que hacían los dos
delanteros, por ende no quedaba ninguno libre en la salida “lavolpiana”. Además,
a River le costó encontrar a sus laterales para generar juego por afuera, ya
que tenían siempre a los dos carrileros rivales marcándolos. Así, pasaron a solo ser una opción de apoyo y no la que prefiere Gallardo, con Gabriel Mercado
y Leonel Vangioni apareciendo por sorpresa.
En México
Si el claro dominador en el Monumental había sido
River, en este partido lo fue Tigres. No de la pelota, que nuevamente fue del
club millonario, pero sí de la situación. Ferretti puso el sistema idílico para
su equipo, el 4-4-2, en el que a veces se formaba un 4-3-3 con Guerrón
desprendiéndose por la derecha. Posiblemente el partido tendría que haber
terminado con una victoria del equipo mexicano y por un resultado algo abultado
porque aprovechó, en el segundo tiempo, el apuro en el que estaba River. Jugó con
espacios pero erraron. Y a falta de cinco minutos, en ese mismo caos en que se
encontraba, el equipo de Gallardo pudo empatarlo.
Lo que son
hoy
Como ya es sabido, River clasificó a octavos de
final gracias a que le ganó, en el último partido del Grupo 6, a San José de Oruro.
De ahí en más lo del club millonario fue en subida; Gallardo estableció un
esquema y se rigió mediante rendimientos. Leonardo Pisculichi
dejó de tener trascendencia en el equipo. Mejoraron los dos centrales, Jonathan Maidana
completó una semifinal frente a Guaraní descomunal y Ramiro Funes Mori dejó de cometer
errores. Matías Kranevitter cada partido demuestra que es el reemplazante inmediato de Javier Mascherano, se fue Teo Gutiérrez pero apareció Lucas Alario y también Tabaré Viudez –los dos determinantes para llegar a la final–,
confirmando que cuando un equipo va bien, todo el que entra rinde. Hace dos
días, luego de que el Millonario le ganó a Colón 3-1 por el torneo local,
Gallardo aseguró que “todos los jugadores están en una misma sintonía”, y de eso se
trata.
Por otra parte, Tigres mantuvo siempre un nivel bueno
durante esta Copa Libertadores. Es un equipo muy flexible, que puede
cambiar de sistema durante un partido sin desordenarse, y en el que el conjunto
produce de forma equilibrada. Los dos laterales, Israel Jiménez y Jorge Torres, son los
apoyos, Egidio Arévalo Ríos y Pizarro el equilibro. Encima, con la inversión que
hicieron con los fichajes de André-Pierre Gignac, Javier Aquino y Jurgen Damm –entre otros–
para disputar las fases finales del torneo, el equipo mexicano le agregó mucha
más calidad individual y desequilibrio al plantel.
Puede variar, pero River, en teoría, saldrá a
presionar y tendrá que tener cuidado porque Tigres puede buscar a Gignac por
arriba y descargar para afuera hacia Aquino y Damm, quienes buscan el mano a mano para
crear. Mientras, Gallardo va a querer que sus laterales lleguen por
sorpresa, que Sánchez se sume al área para rematar y que sus dos delanteros, Rodrigo Mora y Alario, se muevan para producir espacios.
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