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Todo sigue igual..

El torneo de 30 equipos que se disputa en Argentina comenzó su segunda ronda y deja mucha tela por cortar a pesar de que todavía no se haya definido nada. Equipos que pelean arriba con mucho poderío económico, clubes prácticamente descendidos, algunas sorpresas pero muy poco de lo que se dijo se respetó. 

Arriba aparecen Boca, San Lorenzo, River, Racing, Belgrano y Rosario Central. Estos seis equipos son los que componen lo que podría ser el primer corte en la tabla de posiciones porque a pesar de que faltan muchas fechas para que finalice el certamen es muy probable que sean los que luchen hasta el final por el título. Todos ellos tienen algunos puntos en común: mantienen una base, se reforzaron con buenos o rutilantes fichajes y mantienen a sus entrenadores en el banquillo desde, al  menos, el torneo anterior. El único que rompe todas estas condiciones es el Canalla, que de la mano de Eduardo Coudet encontró una identidad de juego que se sostiene en la llegada de valores como Marco Rubén, el Chelito Delgado o Cristian Villagra. A esto hay que sumarle la aparición de varias figuras jóvenes como Franco Cervi o Nery Domínguez. 

El xeneize tuvo entre sus filas a Daniel Osvaldo y ahora cuenta con Carlos Tevez, el Millonario se desprendió de Teo Gutiérrez y llegaron Lucho González, Javier Saviola, Nicolás Bertolo, Lucas Alario y Tabaré Viudez. Por su parte Racing trajo a Mariano Pavone y Ricardo Noir y mantuvo a Diego Milito y Gustavo Bou, una situación muy similar a la del Pirata que solo trajo a Luciano Becchio, quien regresa después de una  década en el fútbol europeo. Los cordobeses consolidan su proyecto de la mano de Ricardo Zielinski y continúan con una base de jugadores que ya saben a la perfección a qué deben jugar y que se apoyan constantemente en la figura emergente de Lucas Zelarayán, la joya de las inferiores. 

Desde atrás corren muchas instituciones entre las que se destacan Gimnasia La Plata, Tigre, Lanús e Independiente, este último y a base de contrataciones de renombre poco a poco se acerca a los líderes. La llegada de Mauricio Pellegrino al banco del Rojo parece haber cambiado la cabeza de más de uno de los jugadores. Con la convicción de pelear el torneo poco importó el hecho de reacomodar las finanzas. De este equipo para abajo la mayoría de los conjuntos se destaca por su irregularidad, una situación que se incrementa por la desesperación de los dirigentes que despiden a técnicos con los cuales lograron un ascenso hace algunos meses y hasta esos hombres que los hicieron debutar en la Primera División como lo fue Gabriel Schurrer en Crucero del Norte. 

Un caso emblemático es el de Miguel Ángel Russo en Vélez, equipo que se armó para disputar la Libertadores pero gracias a una "avivada" de la dirigencia de Boca se quedó sin el pan y sin la torta, porque luego de perder el partido clasificatorio comenzó a desprenderse de los futbolistas que tenían contratos altos sin importar que fueran las piezas claves del plantel. Primero fue Sebastián Sosa, luego Alejandro Cabral, más tarde el Tanque Pavone y sobre el final Hernán Pellerano. Al entrenador no le quedó otra opción que mandar a la cancha a demasiados jugadores de las categorías menores que por su poca experiencia terminan por pagar los platos rotos. Russo se convirtió en un bombero y sin lugar a dudas su condición de "ídolo" lo mantiene en el puesto y fuera de las críticas de muchos de los hinchas. De esta forma, el Fortín aprovechó las pocas posibilidades que arrastra para descender y comenzó a depurar su plantel, una opción ideal pero que no todos los hinchas comprenden. 

Unión de Santa Fe y San Martín de San Juan son los que mejor se posicionan de los últimos ascendidos, pero la brecha que divide a las diferentes partes de la tabla de posiciones es muy grande. La aspiración de los ascendidos es solo una: mantener la categoría. Las diferencias no solo pasan por la convocatoria de público sino que se terminan por asentar gracias a las grandes desigualdades que perciben por parte de la televisión. Un dato que no es menor porque muchos equipos basan su economía en ese dinero. De esta forma sobresalir para estas instituciones se vuelve una tarea mucho más complicada. 

Es muy sencillo percatarse de que a pesar de contar con más equipos, el fútbol argentino sigue sumergido en un pozo en el cual se arrojó hace varios años y del cual no puede salir. Se habló de proyectos, una palabra muy usada por estos tiempos, pero que no se respeta prácticamente nunca. Se dijo que la locura del descenso se iba a diluir, sin embargo los propios hinchas les hacen sentir a los jugadores que hay que ganar a "cualquier manera". Restan varias jornadas pero todas estas situaciones difícilmente cambien y más aún con certamen híbrido poco pensando. Las instituciones se siguen endeudando y continúan con compras desorbitantes sin resolver sus deudas. El precio de ganar como sea es muy alto y sigue siendo la tarea principal. Por lo visto presentar una economía solvente o sin baches no deja muchos premios. Todo sigue igual..

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