El paradigma futbolístico ha cambiado en el Barcelona, el
equipo de los mediocampistas se ha transformado en el equipo de los delanteros,
la cadena de pases infinita ha dejado su lugar a las transiciones en velocidad,
de la pausa pasamos al vértigo. Un análisis de los cambios.
Del 'toco y me quedo' al 'toco y me voy'. Grandes son las variaciones, grandes son las consecuencias. Algunos jugadores se han visto beneficiados a raíz de estas modificaciones de igual manera en la que otros se han visto perjudicados. Nos centraremos en las figuras de Iniesta y Rakitic para explicarlo.
Del 'toco y me quedo' al 'toco y me voy'. Grandes son las variaciones, grandes son las consecuencias. Algunos jugadores se han visto beneficiados a raíz de estas modificaciones de igual manera en la que otros se han visto perjudicados. Nos centraremos en las figuras de Iniesta y Rakitic para explicarlo.
Ambos jugadores ocupan posiciones similares en el terreno de
juego con la diferencia que uno lo hace por izquierda y el otro lo hace por
derecha. Los dos forman parte del once que Luis Enrique pondría de memoria en
los partidos importantes. Pero claramente la incidencia en el juego de uno ha ido decayendo al
mismo tiempo en el que él otro ha mostrado sus mejores virtudes. Nada de esto
sucede por casualidad.
A pesar de que su nivel no es el mismo desde la temporada anterior y que en la actualidad alterna momentos de protagonismo con lagunas de intrascendencia, Iniesta probablemente sea el jugador más perjudicado con los cambios, al ser un digno alumno del juego de posición se lo ve naufragando en el terreno de juego. Sus características como jugador lo llevan a necesitar una pelota entre sus pies, de esa manera es experto en esconderle la pelota al rival, vive de asociarse en corto con sus compañeros, necesita rodearse de ellos para generar superioridades en las diferentes líneas y triangulaciones en toda la cancha.
El nuevo paradigma va en contra de todo lo que él necesita, el mediocampo ha dejado de ser un paso obligatorio para transformarse en una zona de tránsito veloz, desde su posición Iniesta es un observador privilegiado de esto. Las pelotas pasan sobre su cabeza y cuando alcanza a darse vuelta las tres bestias que hay arriba probablemente ya están pisando el área contraria y definiendo la jugada. La incógnita pasa por saber si el cerebro podrá reinventar su juego y así abandonar el papel de reparto que tiene en este momento para adquirir el protagónico que su nombre amerita, inteligencia para lograrlo tiene de sobra.
Todo lo contrario sucede con Rakitic quién llegó al club al principio de la temporada. Su fichaje personalmente me traía muchas dudas, no quedaba claro si al croata lo traían para reemplazar a Xavi como inició y eje de las ofensivas, si su llegada obedecía a la necesidad de aportarle más físico al mediocampo blaugrana o si era una mezcla de ambas cuestiones. En sus primeros meses pasó inadvertido ayudado por la indecisión de Luis Enrique de mantener o no el modelo futbolístico anterior. Posicionalmente no lograba ubicarse en la cancha, le costaba horrores jugar de espalda y más aún asociarse en corto con sus compañeros.
A su vez el técnico le daba la expresa función de cubrir la espalda de Dani Alves cuando este tomara la posición de extremo, algo que en los primeros meses era muy común. En fin, Rakitic no estaba a gusto, ni era el sucesor de Xavi ni le daba una cuota de físico al mediocampo. Desde el momento exacto en el que Luis Enrique decidió redefinir el modelo con el cual su equipo saldría a la cancha a intentar ganar los partidos, Rakitic nos ha ofrecido su mejor versión blaugrana. La idea de intentar ser el reemplazo del 6 no iba a funcionar nunca. El ex jugador del Sevilla no se siente cómodo con la idea de tener que ser un interior de creación, su don no radica en ser un generador de espacios, si no que es un administrador de espacios ya generados. El mejor Sevilla se ha visto cuando Rakitic pisaba más el área contraria que la propia, es un jugador de recorrido vertical en lugar de horizontal. El nuevo Barcelona de los delanteros le ha quitado la potestad de crear juego a los mediocampistas y el croata lo entiende a la perfección.
A pesar de que su nivel no es el mismo desde la temporada anterior y que en la actualidad alterna momentos de protagonismo con lagunas de intrascendencia, Iniesta probablemente sea el jugador más perjudicado con los cambios, al ser un digno alumno del juego de posición se lo ve naufragando en el terreno de juego. Sus características como jugador lo llevan a necesitar una pelota entre sus pies, de esa manera es experto en esconderle la pelota al rival, vive de asociarse en corto con sus compañeros, necesita rodearse de ellos para generar superioridades en las diferentes líneas y triangulaciones en toda la cancha.
El nuevo paradigma va en contra de todo lo que él necesita, el mediocampo ha dejado de ser un paso obligatorio para transformarse en una zona de tránsito veloz, desde su posición Iniesta es un observador privilegiado de esto. Las pelotas pasan sobre su cabeza y cuando alcanza a darse vuelta las tres bestias que hay arriba probablemente ya están pisando el área contraria y definiendo la jugada. La incógnita pasa por saber si el cerebro podrá reinventar su juego y así abandonar el papel de reparto que tiene en este momento para adquirir el protagónico que su nombre amerita, inteligencia para lograrlo tiene de sobra.
Todo lo contrario sucede con Rakitic quién llegó al club al principio de la temporada. Su fichaje personalmente me traía muchas dudas, no quedaba claro si al croata lo traían para reemplazar a Xavi como inició y eje de las ofensivas, si su llegada obedecía a la necesidad de aportarle más físico al mediocampo blaugrana o si era una mezcla de ambas cuestiones. En sus primeros meses pasó inadvertido ayudado por la indecisión de Luis Enrique de mantener o no el modelo futbolístico anterior. Posicionalmente no lograba ubicarse en la cancha, le costaba horrores jugar de espalda y más aún asociarse en corto con sus compañeros.
A su vez el técnico le daba la expresa función de cubrir la espalda de Dani Alves cuando este tomara la posición de extremo, algo que en los primeros meses era muy común. En fin, Rakitic no estaba a gusto, ni era el sucesor de Xavi ni le daba una cuota de físico al mediocampo. Desde el momento exacto en el que Luis Enrique decidió redefinir el modelo con el cual su equipo saldría a la cancha a intentar ganar los partidos, Rakitic nos ha ofrecido su mejor versión blaugrana. La idea de intentar ser el reemplazo del 6 no iba a funcionar nunca. El ex jugador del Sevilla no se siente cómodo con la idea de tener que ser un interior de creación, su don no radica en ser un generador de espacios, si no que es un administrador de espacios ya generados. El mejor Sevilla se ha visto cuando Rakitic pisaba más el área contraria que la propia, es un jugador de recorrido vertical en lugar de horizontal. El nuevo Barcelona de los delanteros le ha quitado la potestad de crear juego a los mediocampistas y el croata lo entiende a la perfección.
Decisiones en lo general con incidencias en lo particular. Si se analiza individualmente la plantilla es posible que la decisión
sea la correcta, la suma de cada una de las partes da como resultado lo que hoy
vemos, transición y velocidad, el peso específico de los delanteros tiene un
valor que suma y mucho. Una decisión puede tener consecuencias favorables para
algunos y perjudiciales para otros. Son dos caras de una misma moneda.
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