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Una realidad ambigua

El Dortmund sufre para abrir rivales que le entregan el balón y no dejan espacios para correr. En puestos de descenso, debe realzar su figura para mantener el proceso iniciado hace siete años.




El modo de conducción del Borussia Dortmund entiende tanto de oportunidades de éxito como de situaciones efímeras. A la dirigencia le sorprendió el llamado del entrenador, contratado en horas previas, una noche para conocer el Westfalenstadion. Sabían del perfil que sumaban al primer equipo, la base que colocaban con el fin de una reestructuración. Es que el club había estado sumido en el caos pocos años antes y, desde 2008 hasta el presente, ganó muchos títulos con Jurgen Klopp al mando.

Varios nombres llegaron a la Cuenca del Ruhr con pocos pergaminos, y lograron destacar para ser transferidos por millones o formar parte clave de la plantilla actual. Sin embargo, el desarrollo ha cambiado el rumbo. De consagrarse en competiciones alemanas hasta alcanzar la final de Champions, que perdió en el ocaso del juego dos temporadas atrás. Pocos eran capaces de intuir la realidad, más allá de observar un equipo con menos recursos que la pasada campaña. Aunque adaptar nuevos valores al colectivo es una virtud del ex técnico del Mainz, aún no ha podido hacerlo con algunos jugadores que llegaron en el último mercado.

Los principales diarios germanos cuestionan a Klopp sobre su futuro, pero parece tener claro que saldrá de los puestos de descenso. "Jugamos muy mal la primera parte de la temporada, la peor de nuestras vidas, pero todavía no está acabada la Bundesliga y no abandonaremos, intentaremos hacer lo mejor. Hoy es una catástrofe pero tenemos que continuar", expresó previamente al comienzo de la segunda rueda, que arrojó un empate ante Leverkusen y la primera derrota en la historia ante el Augsburg.

En el medio, las lesiones y salidas minaron su camino. La baja forma física ha caracterizado al Dortmund en los tiempos recientes. Los dos laterales que marcaron la mejor etapa del equipo, Pizczek y Schmelzer, estuvieron de baja un período prolongado. Aún hoy intentan volver a su mejor forma. El central Subotic debió parar cerca de un semestre, y hasta Reus –factor diferencial del conjunto- sufrió continuas lesiones.

De todas maneras, la más sensible ha sido la de Ilkay Gundogan, el centrocampista que había tomado las riendas del equipo. Más de doce meses sin actividad por molestias constantes en su espalda. Retorna a la titularidad en estos días, debiendo recuperar el ritmo alto de la liga alemana. Por si fuera poco, la salida de Gotze le quitó juego entre líneas (ambas bajas ocurrieron al unísono), y la de Lewandowski, un receptor de juego directo.

Así, los borussers perdieron capacidad de juego. En la presente edición de liga, les cuesta una enormidad desatascar un esquema defensivo del rival. Ante un repliegue bajo, sufren para asociarse con pocos espacios. Si le quitan la posibilidad de correr en campo adversario, se nubla en mayoría de ocasiones. Desde la llegada de Klopp, el equipo no encontró en el dominio del balón su forma de dañar, sino en los espacios. No obstante, resulta extraña su dificultad para abrir a un rival y no sufrir a la contra.

Durante el juego ante el Augsburg, el equipo presionó a las bandas y logró recuperar alto, pero falló al finalizar. Basculó hacia los costados para tener superioridad numérica, hacerse de la pelota y cambiar rápido de sentido para atacar la zona débil. Sin embargo, si no lograba robar, dejaba numerosos huecos que eran explotados por los de Weinzierl con balones largos a la espalda de los marcadores de punta. Luego, la línea defensiva no subió metros en la presión colectiva y permitió la conducción de Altintop que finalizó en gol de Bobadilla. En la última media hora y tras la expulsión de un rival, intentó de mil maneras, pero no pudo quebrar el entramado defensivo.

A pesar de que frecuentemente le plantean el mismo estilo de encuentros, conscientes de sus problemas para generar vacíos, el Dortmund ya no tiene ese arte que lo distinguía en las transiciones ofensivas. Immobile cae a banda, los mediapuntas rotan con insistencia y Aubameyang ataca el área con su velocidad, pero han marcado pocos goles en lo que llevan de temporada.

El desafío está sujeto a escapar de la parte baja de Bundesliga y alcanzar zonas europeas, un objetivo vital para mantener las bases del proceso. Tal vez, la DFB Pokal sea una salida, con el fin de acceder a Europa League. Mientras tanto, en Champions logró atravesar la fase de grupos sin sobresaltos, y deberá enfrentar a la Juventus en octavos de final. La ambigüedad de resultados en cada competición marca el curso.

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