Argentina, con grandes individualidades, volvió a hacerse del
Sudamericano Sub 20. Colombia y Uruguay destacaron por su juego colectivo.
Varios futbolistas sobresalieron en sus selecciones.
Doce años
han transcurrido. Hay que remontarse hasta 2003 para encontrar la última
consagración argentina en el certamen. Dentro de ese período, el seleccionado
juvenil obtuvo dos Copas del Mundo, pero no pudo repetir el título continental y
atravesó hasta la crisis de Mendoza con Trobbiani en el banco. Aquel plantel
conformado por Lux, Mascherano, Tevez, Rivas y Cavenaghi logró imponerse en el
mismo territorio donde Argentina se coronó actualmente, Uruguay.
El certamen
de inicio de año no contó con grandes figuras como en torneos previos, o
equipos que sobrepasen la línea media de rendimiento. Aunque arrojó futbolistas
que exhibieron un nivel alto para el crecimiento del conjunto, y otros que lograron
sellar su marca pese a que sus equipos quedaron en el camino. Algunos
combinados sientan precedente y establecen el comienzo de un nuevo proceso, que
puede generar buenos dividendos a futuro.
Finalmente,
Argentina vuelve a los Juegos Olímpicos, tras estar ausente en Londres 2012. Se
aseguró su pasaje a Río de Janeiro al finalizar en el primer puesto del
hexagonal final. Brasil, por ser el anfitrión, ya estaba clasificado previamente,
mientras que Colombia deberá jugar un repechaje ante una selección de Concacaf.
Estos tres equipos, sumados a Uruguay, jugarán el Mundial de la categoría, a
mediados del presente año en Nueva Zelanda.
La suma de las partes
La escuadra
dirigida por Humberto Grondona tan solo perdió un partido entre el grupo y la
fase final, aunque estuvo lejos de ser un equipo ordenado. Creció ante las adversidades y sustentó resultados bajo
el nivel de sus individualidades. Correa estuvo en un nivel pletórico,
retornando a su mejor versión luego de la operación cardíaca. Además, la seguridad
de Batalla estuvo a tono con el rendimiento de Mammana, junto a los goles
marcados por Simeone (máximo artillero, alcanzó la marca de Galetti con nueve
tantos).
Gio Simeone anotó nueve goles y fue el goleador del Sudamericano |
El
principal déficit de Argentina, que comenzó su participación en el
grupo más accesible, estuvo en las transiciones defensivas. En muchas ocasiones,
quedó partido al perder el balón en campo rival. A pesar de existir un problema
en el retroceso, los planteos del entrenador propiciaron las fallas en repliegue.
Un solo mediocentro de recuperación, con dos carrileros que debían recorrer la
banda de principio a fin al jugar con tres zagueros. El DT sumó jugadores
ofensivos y, en varios encuentros, fue hasta imposible ordenarlos en el terreno
en un esquema táctico.
Grondona apostó
de arranque por Compagnucci como volante central, aunque éste destacó más por
su personalidad desmedida que por mostrar un gran rendimiento. Más tarde, su
reemplazante, Bareiro, se lesionó de gravedad, y hubo que colocar en el puesto
a jugadores de otra función tras la sanción disciplinaria al de Vélez. Así, fue
Tripichio quien ocupó la demarcación, sacrificándose por el conjunto, pero dejando
en evidencia el desorden que existía sin pelota.
Por otro
lado, la virtud más notoria fue el cambio de ritmo de mitad de cancha hacia
adelante, tras la acumulación de hombres de características ofensivas. Correa
aceleraba y combinaba en velocidad con Espinoza o Leo Rolón. Simeone –dejó buenos
desmarques al espacio- cargaba el área y llegaba Martínez por detrás. Por si fuera
poco, en el último juego, el equipo salió al campo en 5-1-4, con las pocas
ayudas que representa el esquema hacia el único centrocampista.
Algo
similar ocurrió en el segundo partido, cuando la Albiceleste cayó por única vez, ante Paraguay. Un gol en los
albores del encuentro hizo que se provocase un desorden que generó esfuerzos
redoblados en la recuperación y jugadores que aparecían por cualquier sector
del campo. Ese día, Humberto terminó el partido con seis delanteros y Argentina
creó muy pocas situaciones de gol.
Mammana
destacó por sus correcciones en los cruces a los costados, y la línea defensiva
aumentó en importancia al afirmarse en los marcajes individuales. Arriba, la
capacidad de desequilibrio era mayor y los partidos se decidían. Pero la poca
sincronización entre líneas es alarmante. El poder de gol chocó con la
suficiencia colectiva para robar el balón cerca de las zonas de pérdida.
Una continuidad marcada
La idea
establecida por José Pekerman en Colombia da sus frutos con el paso de los
torneos. Así como el seleccionado mayor pudo subir peldaños en la consideración
mundial tras lo hecho en Brasil, en las divisiones formativas establecieron una
evolución que acabó otorgándoles el segundo puesto del Sudamericano.
Desplegaron un fútbol de alto vuelo por momentos, con jugadores de mucho desnivel
que se complementaron de gran forma.
Junior Barrera destacó en Colombia, que finalizó en segundo lugar |
El nivel
técnico colombiano ha aumentado. Merecieron imponerse ante Argentina más allá
del empate en la última acción y golearon a la Canarinha en el Hexagonal. Durante el campeonato, sobresalieron
varios nombres como Tello, un centrocampista con mucha capacidad de salida, o
Lucumí, carrilero izquierdo que realizaba diagonales hacia dentro y desequilibraba.
Consiguieron
dominar partidos de principio a fin y los caracterizó una organización general
de equipo. Sin dudas, el presente constituye el principio del progreso. En el
plantel conducido por Carlos Restrepo también se elevaron por encima del resto
las figuras de dos delanteros, Rafael Santos Borré y Joao Rodríguez (propiedad
del Chelsea), y la del mediapunta Junior Barrera.
El sello característico
La
competitividad es una virtud intrínseca de los seleccionados uruguayos. Se
conformaron como un bloque sólido, sin fisuras. Mantuvieron el orden en casi la
totalidad del certamen y pudieron sacar diferencias. Siendo locales, llegaron
al último partido con chances de consagración, aunque la derrota los dejó sin
poder siquiera acceder a la repesca de los JJ.OO.
El arquero
Guruceaga y los zagueros Cabaco y Lemos rindieron. El doble pivote conformado
por Nández y Arambarri tuvo un despliegue que significó la base colectiva, por
una capacidad excelsa de recuperación y ayudas a las bandas. Quitaban e
inmediatamente enviaban el balón a los extremos. Castro, por un lado, y Amaral
por el otro, asistían a Acosta, el centro delantero que fue adquirido
recientemente por el Villarreal.
De todas
maneras, el diferencial del conjunto charrúa fue Gastón Pereiro, talentoso y
espigado enlace que ya había mostrado sus condiciones con Nacional jugando en
la Copa Libertadores. Zancadas largas, clase y elegancia para trasladar el
balón. Le costó dar continuidad a sus cualidades, pero fue uno de los jugadores
de más relieve del torneo.
El uruguayo Gastón Pereiro fue una de las figuras |
Retomar el rumbo
A
posteriori del Mundial de mayores, en el que Brasil cayó eliminado tras la
goleada de Alemania, los principales medios locales hablaban sobre la formación
de futbolistas, haciendo referencia a la capacidad física de los jugadores que
comenzaron a subir a los primeros equipos del Brasileirao. En tierras
uruguayas, más allá de la técnica que siempre distinguió a los hombres del Scratch, los mediapuntas mostraron su
potencia para conducir y rematar. Es decir, un prototipo de jugador más
acercado a las particularidades de Hulk.
Thalles no tuvo mucha injerencia en el juego, aunque anotó tres goles |
Ya clasificados
a Río 2016, finalizaron en el cuarto lugar, la última plaza para acceder al Mundial.
Su primer partido dejó la imagen de un elenco capaz de ordenarse a lo ancho sin
balón, aunque luego se mostró frágil defensivamente. Los resultados ante los
equipos principales no lo acompañaron: victoria y derrota ante Colombia, empate
y caída ante Uruguay, junto al 0-2 agónico frente a Argentina, en la gran tarde
de Correa.
Atrás
quedaron los delanteros peruanos Succar y González Vigil, o los paraguayos Zanabria
y Sergio Díaz. También el ecuatoriano Cevallos o el trasandino Cuevas. El
proyecto de Hugo Tocalli en Chile no ha brindado los efectos esperados y fue
una de las decepciones. Asimismo, Venezuela, que parece estancarse en su marcha,
y Bolivia, no sumaron puntos. Sin grandes estrellas y en un campeonato donde
destacaron individualidades y colectivos en ascenso, Argentina obtuvo su quinto
título.
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