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Los múltiples caminos a la victoria

Chelsea, Manchester United y Southampton consiguieron sendos triunfos en el desarrollo de la fecha 22 de la Premier League inglesa dejando imágenes diferentes y hasta contrapuestas con miras a un futuro que comienza a presentar elementos decisivos en los puestos de vanguardia.


La vigésimo segunda jornada del principal certamen del fútbol inglés entregó importantes victorias de tres de los cuatro integrantes del 'Top Four' actual, con Manchester City como único derrotado del fin de semana dentro del grupo que comanda la tabla de posiciones del campeonato. Sin embargo, pese a la igual suma de puntos en calidad de visitante, Chelsea, Manchester United y Southampton, han entregado sensaciones disimiles y observan el inmediato porvenir con necesidades y urgencias distintas, más allá de la exigencia de resultados positivos que presenta la parte final de la contienda.

Tranquilidad en Londres

En su visita a Swansea, Chelsea recuperó la sonrisa que había perdido en el inicio del año cuando Manchester City le dio alcance en lo más alto de la tabla de posiciones. Una victoria contundente, sembrada en el primer minuto cuando Oscar capturó un balón que escapó de un mal pase de Gylfi Sigurdsson y un mal control –generado claramente por el incorrecto servicio- de Tom Carroll y marcó la diferencia inicial con un derechazo, aprovechando el excesivo retroceso de la defensa ante su avance.

El resto del primer tiempo, tras cinco minutos de inmediata reacción de Swansea que tuvieron como punto culmine un remate de Sigurdsson que se estrelló en el angulo derecho de la portería defendida por Petr Cech, fue un monologo de los dirigidos por José Mourinho con una exhibición de fútbol entre los 15 minutos y el final de la mitad inicial. Un hermoso gol de Diego Costa tras una veloz combinación entre Cesc Fábragas, Oscar y Willian, que terminó con un pase del español al goleador y la cómoda definición del máximo artillero de la Premier League fue el inicio de una ráfaga que continuó el propio delantero tras un regalo de Federico Fernández y finalizó Oscar cuando aún se estaba festejando el tercer tanto.

El segundo tiempo fue un recorrido obligatorio por los 45 minutos reglamentarios, decorado por un toque delante del arco de Andre Schurrle, sólo tres minutos después de su ingreso en reemplazo de Willan. La derrota del City ante Arsenal no hizo más que echar leña a las llamas de la tranquilidad de un equipo que vuelve a rendir de manera superlativa y recupera una diferencia de cinco unidades que a esta altura es, al menos, importante.

Tres puntos y más dudas

En la parte roja de Manchester, la preocupación de un equipo que ganó después de tres partidos sin hacerlo y se recuperó a  nivel resultado de la derrota  dolorosa ante Southampton que le extirpó el tercer puesto a manos del equipo de Ronald Koeman, pasa por el rendimiento colectivo preocupante que viene demostrando fecha a fecha y que le permitió ganar con lo justo a Queen´s Park Rangers, el penúltimo de la tabla de posiciones.

Manchester United regresó a la confusión colectiva que presentaba en la primera parte del torneo y la presencia de David De Gea, con dos atajadas clave ante un par de intentos de Charlie Austin volvió a  constituírse en una de las columnas de un triunfo conseguido desde el banco de suplentes con los goles de Marouane Fellaini, quien había reemplazado a juan Mata en el entretiempo y de Luke Wilson, el cual había ingresado por Jonny Evans cuando el empate sin goles transcurría sin solución probable y Louis Van Gaal decidió quemar las naves en busca del triunfo.

La andanada de cambios, ingresos al once titular, salidas inesperadas y regresos apurados que producen cambios de formación permanentes y modificaciones sustanciales de la función individual de cada jugador de un partido al otro, hacen pensar en un Van Gaal confundido o en una permanente prueba de cara a la búsqueda de resultados a como de lugar y de una estructura de equipo en un horizonte más lejano.

Phil Jones como ejecutor de tiros de esquina, Ángel Di María jugando de espalda al arco rival y Wayne Rooney transitando a cincuenta metros de la portería adversaria, se adivinan como modificaciones con poca probabilidad de éxito con solo revisar las virtudes futbolísticas de cada uno de ellos, pero también desnudan las falencias que tiene un plantel plagado de estrellas en una sola zona del campo que pide a gritos jerarquía cuanto más se acerca a De Gea.

El 2-0 angustioso que terminó concretándose en tiempo de descuento con la definición de Wilson en un contraataque cuando el equipo de Harry Redknapp buscaba insistentemente un empate que parecía posible deja tres puntos importantes, más aún con las victorias consumadas de Arsenal y West Ham United, pero envía un contenedor de dudas para resolver en Old Trafford.

El éxito de lo colectivo

Southampton volvió a ganar como visitante y mantiene el tercer puesto ubicándose ahora a sólo cinco unidades de Manchester City y manteniendo la solidez y el semblante pese a observar por el retrovisor a dos rivales de enorme peso como Manchester United y Arsenal concurriendo a su caza en la tabla de posiciones.

Tras la resonante victoria ante Manchester United en Old Trafford que le dejó a Soton el tercer puesto en las manos, esta vez la víctima fue el nuevo Newcastle United de John Carver, quien careció de la profundidad que puede entregarle Papiss Cisse –en la Copa de África con el seleccionado senegalés- y chocó permanentemente con el firme equipo de Koeman que lo venció por 2-1 con justicia en el mismísimo St. James Park.

Si bien es cierto que el árbitro Robert Madley debió sancionar como penal una mano de José Fonte  tras un remate de Emmanuel Riviere en tiempo adicionado al reglamentario, también hay que destacar que Newcastle prácticamente no pudo preocupar pese a su insistencia a Fraser Forster e incluso llegó al gol tras una jugada desafortunada en la que un rechazo del rumano Florin Gardos que rebotó en Yoan Gouffran para convertirse en el transitorio empate del local.

La solidez de un equipo que se acostumbró a cambiar de nombres sin resentir el nivel y que ha hecho del juego colectivo una biblia por sobre los egoísmos individuales coloca a Southampton en la pelea seria por un lugar en Europa y aquellas dudas sobre un plantel que parecía no tener el suficiente recambio para sostener el nivel a lo largo del torneo se van disipando entregando, a quien quiera desbancarlo, la certeza de que enfrentaran duras dificultades para conseguirlo.

Allí donde Toby Alderweireld se ausentó por lesión Gardos se ensambló a la perfección a la última linea, el talentoso Morgan Schneiderlin fue perfectamente reemplazado por el joven James Ward-Prowse en la generación de juego, Harrison Reed –nombre y apellido con aroma a rock si lo hay- no dejó extrañar al combativo Víctor Wanyama y el holandés Eljero Elia se convirtió en la última movida magistral de Koeman convirtiendo el doblete de la victoria para que nadie recuerde que Sadio Mané vestirá como senegalés durante las próximas semanas.

Southampton es un equipo hecho y derecho que hace culto del juego de conjunto más allá de los apellidos y de las ausencias y esto lo confirma, de cara al exigente futuro de la Premier League, como un candidato inesperado a disputar Champions League en 2015-16. Allí no hay preocupación y el corazón del simpatizante Santo se convierte en un barrilete de ilusiones alzando vuelo hacia el cielo.

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