Manchester City venció 3-0 como visitante al Southampton de Ronald Koeman. El partido cambió de un tiempo a otro. Los de Pellegrini aprovecharon el empate de Chelsea para acercarse.
El encuentro más importante de la jornada enfrentaba este domingo a los dos perseguidores del líder, que con distintas armas y funcionamientos buscarían aprovechar el empate del equipo de José Mourinho ante Sunderland para aproximarse en la clasificación de cara al siempre exigente período diciembre-enero que presenta el calendario del fútbol inglés. Southampton, que venía de un empate complicado en su visita a Villa Park, sin conseguir su mejor expresión colectiva recibía a un Manchester City que consiguió una victoria vital ante Bayern Munich por Champions en la semana y llegaba con el envión anímico de un éxito fundamental para su futuro continental y con la amenaza que siempre presenta uno de los mejores planteles que hoy puede ofrecer la Premier League, aún con algunas cuentas pendientes en lo que hace al rendimiento de conjunto.
El encuentro más importante de la jornada enfrentaba este domingo a los dos perseguidores del líder, que con distintas armas y funcionamientos buscarían aprovechar el empate del equipo de José Mourinho ante Sunderland para aproximarse en la clasificación de cara al siempre exigente período diciembre-enero que presenta el calendario del fútbol inglés. Southampton, que venía de un empate complicado en su visita a Villa Park, sin conseguir su mejor expresión colectiva recibía a un Manchester City que consiguió una victoria vital ante Bayern Munich por Champions en la semana y llegaba con el envión anímico de un éxito fundamental para su futuro continental y con la amenaza que siempre presenta uno de los mejores planteles que hoy puede ofrecer la Premier League, aún con algunas cuentas pendientes en lo que hace al rendimiento de conjunto.
La primera mitad fue de ida y vuelta. Si bien es cierto que
ese ritmo no se tradujo en gran cantidad de situaciones de gol, el partido fue
entretenido y la paridad no ofrecía pruebas de lo que ocurriría en el
complemento. El local, pese a la poca participación de uno de sus jugadores más
importantes, el serbio Dusan Tadic, generaba juego desde una buena actuación de
Victor Wanyama y desde un excelso Morgan Schneiderlin que no solo era garantía
ocupando espacios delante de la defensa sino que era el que generaba claridad
en la salida y peligro en el pase final. Los de Manuel Pellegrini conseguían
juntar gente en el campo rival pero Sergio Agüero no contaba con espacios para
filtrarse con peligro en la defensa rival. Jesús Navas y Samir Nasri no
alcanzaban a preocupar por los costados a un Soton que se mantenía sólido y
podía apostar a la respuesta. Sólo Yaya Touré y Stevan Jovetic parecían tener
argumentos para llamarle la atención al dueño de casa. En este panorama, con
una situación clara por bando, se fue la primera etapa sin goles pero con
promesa de emociones para la parte final.
Probablemente, aunque esto realmente sea incomprobable, la
principal razón del resultado final puede encontrarse en el entretiempo. La
salida de Schneiderlin por una contusión y el ingreso del japonés Maya Yoshida,
quien ocupó el lugar que dejó libre Toby Alderweireld para tomar la posición vacante
por la salida de quien había sido la gran figura de la mitad inicial, fue clave
en el futuro del partido. Aquella
claridad en la salida no fue la misma, menos aún el pase claro y peligroso de los últimos
metros y antes de los diez minutos del complemento las diferencias entre el
defensor belga devenido en mediocampista y el virtuoso jugador francés quedaron
a las claras cuando Touré aprovechó el espacio libre que Alderweireld, acostumbrado
a defender cerca de su arco, le entregó en la puerta del área para recibir un
inteligente pase de Agüero y rematar al gol, previo roce en el propio jugador
local.
El equipo de Ronald Koeman se quedó sin respuestas, luchó el
partido pero careció de ideas y el arco de Joe Hart, quien había pasado un
intranquilo primer tiempo, quedó bastante lejos hasta los últimos diez minutos
cuando la insistencia de Shane Long –que ingresó a los 67 minutos por Sadio
Mané- y el retroceso de un Manchester City que tenía un hombre menos por la
expulsión de Eliaquim Mangala y un gol más tras un remate rasante de Frank
Lampard que se clavó cerca del palo derecho de Fraser Forster, colocaron a
Southampton en campo rival y le entregaron la posibilidad de molestar al
arquero del seleccionado inglés en un par de ocasiones. El contraataque letal
que armaron Lampard, Martín Demichelis y el Kun Agüero a tres minutos del
final, finalizó con el gol de Gael Clichy que cerró con exageración una diferencia en el marcador que no reflejó
correctamente las diferencias colectivas
entre ambos pero dejó a las claras las diferencias individuales entre un equipo
que basa sus posibilidades en el funcionamiento general y otro que tiene además
la posibilidad de aprovechar cada detalle con la jerarquía individual de sus
integrantes.
Southampton inició con el pie izquierdo una semana clave, que
lo enfrentará nada más y nada menos que a dos de los equipos que pretenden
desbancarlo de los puestos de Champions
como Arsenal y Manchester United y suma dos encuentros sin victorias que
comienzan a dejar dudas sobre el futuro de un equipo tan sorpresivo como sólido
hasta estos tiempos de la temporada. Manchester City camina por el sendero
inverso: tras las dudas del inicio de temporada, consiguió esta semana dos
victorias fundamentales tanto a nivel continental como local y aumenta sus
posibilidades de éxito mirando el horizonte con la frente alta y la confianza
en crecimiento.
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